Aires de venganza en Girona

La peregrinación de familiares y amigos al piso de los padres de José Agustín González, de 25 años, no paraba ayer al mediodía. Las caras de abatimiento daban cuenta del drama sucedido la noche anterior en el barrio gerundense de Taialà. Un grupo de jóvenes se plantó en el bar Casa Pepe, donde José Agustín celebraba el cumpleaños de su hermano junto con varios amigos, y le mataron de un tiro de escopeta en la cabeza.

Llegaron sobre las 22.30 en dos coches, se bajaron y rompieron con palos los vidrios y el retrovisor de otros dos vehículos, -uno de ellos el de José Agustín-, según contaron varios testigos a los Mossos d'Esquadra. Luego dispararon desde cierta distancia. Al menos una de las balas le abatió.

Los Mossos detuvieron ayer a última hora, en el municipio vecino de Sarrià de Ter (Gironès), a tres hombres acusados del homicidio del joven. Ellos y la víctima se conocían y pertenecían, presuntamente, a grupos de amigos enemistados, según fuentes cercanas al caso. La investigación policial sigue abierta para determinar el móvil. Tampoco se descartan más detenciones. La familia atribuye el crimen a una venganza enquistada en el tiempo.

Mientras unos iban entrando ayer en el apartamento de los padres de la víctima, otros permanecían de pie o sentados en la acera de enfrente. El silencio reinante solo se interrumpía cuando alguien llegaba para dar el pésame. El mutismo de los allegados de la víctima imperaba también en el resto del barrio, donde todo el mundo conocía a José Agustín. "Esto ha pasado por algo que ocurrió hace años con su hermano", contó escueta una familiar del joven, en la puerta de su casa.

Hace ocho años otro enfrentamiento afectó a la misma familia. El padre del joven asesinado se encaró con unos chavales que habían tenido algún tipo de incidente con uno de sus hijos. El hombre disparó contra un joven de 17 años -que no sufrió heridas graves- después de que este participase en varias peleas contra su vástago, según fuentes municipales. En los incidentes participaron una decena de personas, algunas de ellas menores, según explicaron en su día medios locales. Esas mismas fuentes desvinculan, sin embargo, los dos episodios e incluso consideran la posibilidad de que los acusados no tuviesen la intención de matar al joven.

Las primeras investigaciones apuntan a que hace unos días los dos grupos de jóvenes ya se enzarzaron en una discusión que acabó en pelea, según fuentes cercanas al caso. Los amigos de la víctima guardaban un silencio sepulcral el lunes en el lugar del crimen.

Ayer al mediodía, varios corrillos de chavales se congregaban en las calles de Taialà. Nadie hablaba de otra cosa que no fuera la muerte de uno de los suyos. Los rostros reflejaban la tensión en la que se ha sumido el vecindario. "El barrio está muy caliente", explicó una de las chicas.

La familia que regenta el bar Casa Pepe, donde se produjo el tiroteo, no quiso dar detalles sobre el suceso. En la terraza todavía podían verse los pedazos rotos de algún cenicero y una botella de cerveza. Sobre la fachada cuelga el cartel de "se vende".