Herida abierta en la "huerta de Europa"
El sector español de las hortalizas es muy dependiente del mercado exterior
La producción de frutas y hortalizas ha sido considerada tradicionalmente uno de los pilares del sector agrario español y uno de los motores del empleo. En extensión de cultivos supone únicamente el 9% de la superficie agraria útil: unos 2,7 millones de hectáreas, de las que más de 50.000 son de invernaderos.
Sin embargo, con una facturación en origen de unos 17.000 millones de euros, el sector significa el 62% del valor de las producciones agrícolas y el 37% de la producción final agraria (PFA). Es muy dependiente de los mercados exteriores. De una producción total de 16 millones de toneladas, aproximadamente el 60%, 9,5 millones, se destina a la exportación por valor de 8.600 millones de euros.
Los países de la UE suponen el 93% de las ventas en euros y en volumen
El sector supone el 9% de la superficie de cultivo y el 37% de la producción
Aunque los cultivos se desarrollan en todo el territorio nacional, Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia son las principales zonas de producción, seguidas de Cataluña, Extremadura, Aragón, Canarias y Castilla-La Mancha
En el sector español de frutas y hortalizas, los invernaderos ocupan un lugar preferente.
En la actualidad funcionan en España unas 51.000 hectáreas de invernaderos, de las que más de 40.000 se hallan en Andalucía: 26.000 en Almería, 7.000 en Huelva y más de 5.000 en Granada. Otras 6.000 hectáreas corresponden a Murcia, 3.000 a la Comunidad Valenciana y 2.000 a Canarias. La producción de los invernaderos se eleva a más de 3,5 millones de toneladas, de las que 2,5 millones se destinan a la exportación.
Al igual que otros cultivos importantes por volumen de superficie y número de agricultores, como el aceite o el vino, el sector hortofrutícola tiene una gran dependencia de los mercados exteriores para mantener sus niveles de producción, así como los precios en el mercado interior. España sigue siendo la "huerta de Europa" por volumen, calidad y oferta, especialmente fuera de temporada, aunque cada día es mayor la competencia, tanto de terceros países, especialmente desde el norte de África y América del Sur, como de los países del norte de la Unión Europea, donde han florecido multitud de macroinvernaderos.
Se podría decir que el sector español de las frutas y hortalizas produce para abastecer a Europa. Sobre un volumen de producción de unos 16 millones de toneladas, 9,5 millones corresponde a las ventas en el exterior. De ese volumen, los 27 países miembros de la Unión Europea suponen el 93% de las ventas. El grueso de lo exportado corresponde a Alemania, con el 24%, seguida de Francia (19%) y Reino Unido (12%).
En el primer trimestre de este año, los niveles de ventas en la Unión Europea se habían reactivado por el aumento de la demanda y la recuperación económica, con incrementos cercanos al 20% en Alemania o Francia. Esas previsiones se han truncado momentáneamente tras la comunicación, la pasada semana, por parte de las autoridades alemanas del hallazgo de la bacteria E. coli en varios pepinos españoles causantes de varias muertes en ese país. La noticia no provocó el cierre de fronteras, pero sí el rechazo de los operadores y distribuidores a comercializar no solo los pepinos, sino también otros productos hortofrutícolas españoles
La posterior rectificación de las autoridades de ese país, que precisaron que la bacteria encontrada en los pepinos españoles no era la causante de las muertes, ha rebajado la tensión, pero está por ver la evolución de la demanda en esos mercados para calibrar todos los daños provocados en el sector, cuyas exportaciones suponen semanalmente unas ventas medias de 175 millones de euros.
Un dato positivo para el sector español es que en estas fechas suelen descender las ventas de productos hortícolas. Más grave hubiera sido que este incidente se hubiera producido en los meses de otoño e invierno, cuando se concentra el grueso de las ventas. El riesgo grave es que esa psicosis contra un producto español se extienda a las frutas de verano -melocotones, ciruelas o nectarinas- que ahora inician su campaña.
El problema provocado por la crisis del pepino reabre en el sector el debate sobre la necesidad de abrir más fronteras a los productos hortofrutícolas españoles para reducir la actual gran dependencia de solo tres mercados comunitarios. La ampliación de la Unión Europea a 27 países miembros ha supuesto un paso en esa dirección. En los últimos años se han incorporado nuevos compradores, como la República Checa, Hungría, Polonia, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia o Rumanía. En todo caso, las ventas del sector hortofrutícola español en la UE suponen el 93%, tanto en volumen como en facturación.
Una vieja demanda del sector ante las autoridades comunitarias para diversificar mercados es la necesidad de suscribir acuerdos con terceros países con buen nivel adquisitivo para colocar un mayor volumen de frutas y hortalizas, como serían los casos de Japón, EE UU o Canadá. Las actuaciones en esa dirección desarrolladas en los últimos años por la Comisión Europea solo han servido para firmar acuerdos de papel. Algunos países aceptaron la apertura de fronteras a los productos españoles, pero sin ninguna eficacia real al articular en paralelo una serie de exigencias y controles fitosanitarios que hacen inviables las exportaciones, como son los casos de los cítricos a Japón o EE UU.
Aunque se trata de un sector potente y competitivo, la huerta española también tiene sus puntos débiles. Uno de ellos es el aumento de las importaciones desde el norte de África hasta la Unión Europea, con descontroles en fronteras y bajos precios. El otro son los macroinvernaderos de los países del norte de la UE, que tienen grandes producciones hortícolas y están pegados a los actuales principales mercados. -
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