Al menos seis miembros de las FARC mueren en un bombardeo
El presidente destaca la importancia de la operación
La ofensiva del Ejército colombiano contra los comandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no cesa. El jueves, en un bombardeo a un campamento en la zona donde supuestamente se esconde Alfonso Cano, el nuevo jefe de esta vieja guerrilla, murieron al menos seis insurgentes y el Ejército se incautó de dos ordenadores con valiosa información.
Ayer se trataba de aclarar si una de las víctimas es Jerónimo, pieza clave de la organización. Su hombre de confianza, El Paisa, fue capturado. Extraoficialmente, se habla de cerca de 40 guerrilleros muertos en la operación. El operativo, en el que participaron la Fuerza Aérea y el Ejército, se realizó en la zona del Cañón de las Hermosas, departamento de Tolima, al sur del país, un sitio agreste y boscoso en lo alto de la cordillera.
El cañón es un lugar histórico para las FARC: allí nacieron los primeros focos guerrilleros de orientación comunista a mediados del siglo pasado y allí nació el liderazgo de Manuel Marulanda, Tirofijo, muerto en marzo del año pasado. El presidente colombiano, Álvaro Uribe, afirmó ayer que la operación es "sumamente importante". Aseguró también que confía en que llegue la tranquilidad a la zona. En el campamento atacado, se cree, estaban varios de los miembros del estado mayor de esta guerrilla, la más antigua del continente.
Alfredo Rangel, experto en seguridad, recuerda que la ofensiva militar se ha intensificado en los últimos tiempos contra los siete miembros del secretariado de las FARC, la cúpula de la organización. El Gobierno asegura que al menos dos de ellos se esconden en Venezuela.
La ofensiva se ha centrado, básicamente en dos de ellos: Cano y el Mono Jojoy, sus dos cabezas más importantes. Muchas veces se ha hablando de la inminencia de su captura, pues la tropa ha logrado golpear sus círculos de seguridad. "La ofensiva hoy es mantenida, se busca la captura o la baja [muerte] de estos dos comandantes", dice Rangel.
Las FARC han sido duramente castigadas en los últimos años. Según Rangel, llegaron a tener más de 18.000 hombres y hoy apenas tienen 6.000 o 7.000 combatientes. El seguimiento del Ejército les ha obligado a replegarse a lugares apartados en la selva o en lo alto de las montañas.
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