El debate sobre el proteccionismo marca el encuentro de Lula y Fernández
Los líderes defienden sus posturas económicas contrarias en un clima cordial
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó la noche del miércoles a Buenos Aires con un mensaje de comprensión a las barreras proteccionistas que aplicó Argentina ante la crisis mundial, pero también con una crítica a las recetas contrarias a la libertad de comercio. Ayer, después de reunirse con su par argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en la Casa Rosada, reiteró el mismo mensaje. Su anfitriona le replicó, siempre en un tono cordial, que el proteccionismo no consiste sólo en aplicar medidas aduaneras sino también en devaluar la moneda o dar incentivos fiscales a la producción, en clara alusión a Brasil.
"No hay que ponerse nerviosos. Hay que tener en cuenta el momento excepcional que vivimos", respondió Lula a la prensa de su país al llegar a Buenos Aires, cuando se le preguntó por las licencias no automáticas que el Gobierno de Fernández viene aplicando a cientos de importaciones desde que octubre, cuando la crisis financiera global aterrizó en Latinoamérica. La industria brasileña presiona desde entonces contra esas barreras arancelarias que la Organización Mundial de Comercio (OMC) permite, pero que deben expedirse en un máximo de 60 días.
En marzo, ambos Gobiernos acordaron que los empresarios de un lado y el otro se reunirían para negociar cupos o precios mínimos a los productos brasileños considerados dañinos para Argentina. Brasil aprovechó para reclamar límites a los bienes argentinos. A principios de abril, sin embargo, se reunieron sin éxito los empresarios para que Brasil regulara los envíos de muebles de madera, componentes de coches y tractores, y para que Argentina controlara sus exportaciones de harina de trigo y leche en polvo.
Pese a la comprensión de Lula con Argentina, el presidente brasileño añadió antes de su encuentro con Fernández: "La tesis de Brasil es que cuanto más proteccionismo, menos posibilidades tenemos de resolver la crisis mundial. Cuanto más libertad, más posibilidades hay de resolverla. Tenemos la necesidad de realizar un proceso de convencimiento de las personas para que entiendan que con la libertad en el comercio tendremos más posibilidades de salir de la crisis". Así se anticipaba la tercera cumbre bilateral de ambos presidentes, que han decidido juntarse cada seis meses como muestra del fortalecimiento de la relación.
Ayer, en una conferencia de prensa conjunta con Fernández, Lula dijo que "Argentina y Brasil siempre serán amigos" y calificó de "normal" que se adopten medidas proteccionistas. Sin embargo, aclaró: "Queremos crear condiciones para que el comercio tenga más movilidad y más facilidad. Cada uno defiende sus intereses en función de la situación coyuntural que no provoca el mismo país, sino el contexto internacional".
La presidenta argentina respondió: "La situación de crisis internacional obliga a los países a tomar medidas. No las veo como proteccionismo sino como respuesta a los trabajadores". Además, atacó implícitamente a Brasil, que devaluó más del 30% el real desde octubre - más que el peso argentino - y además cuenta con una fuerte política de incentivos a la producción y la exportación: "En general se visualiza el proteccionismo en las aduanas, pero también puede ser proteccionista una devaluación dispar. Sería proteccionismo monetario. O una promoción fiscal para dar recursos a las empresas del propio país puede constituir proteccionismo fiscal".
La discusión entre empresarios continuará la semana próxima en Buenos Aires. Ayer, los presidentes acordaron avanzar en una veintena de proyectos de integración: líneas de financiamiento del brasileño Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) para productos con componentes de ambos orígenes; ampliación de las posibilidades de préstamos entre los bancos centrales; cooperación de las industrias navales y aeroespaciales; la fabricación en Argentina de piezas para aviones de la compañía brasileña Embraer; la construcción de la presa binacional Garabí y los análisis para destrabar la exportación de vacunas argentinas contra la aftosa.
La presidenta argentina dijo que no hablaron sobre el impacto ambiental que tendrá en su país una central hidroeléctrica que Brasil construirá cerca de las compartidas cataratas de Iguazú.
Lula y Fernández destacaron además la mejoría en la relación de Estados Unidos con Latinoamérica después de la participación del presidente norteamericano, Barack Obama, en la Cumbre de las Américas, la semana pasada en Trinidad y Tobago. Ambos líderes negaron que el líder brasileño hubiera intermediado entre EE UU y Argentina para acercar posiciones después de los conflictos desatados en la era de George W. Bush. Lula dijo que no quiere repetir lo sucedido en la década pasada, cuando los países latinoamericanos "disputaban a ver quién era más amigo de Bill Clinton".
Preguntados por la prensa, ambos presidentes se refirieron al escándalo de su homólogo paraguayo, Fernando Lugo, y sus presuntos hijos no reconocidos. "No veo ningún problema político grave ni institucional. Lugo asumió su primer hijo y dará explicaciones por los otros. No veo razones para que se cree un ambiente político negativo en Paraguay ni para que se alteren las relaciones con Brasil. El problema religioso ya lo explicará. De hecho, el lunes me voy a reunir con él", dijo Lula. En cambio, la presidenta argentina se limitó a decir que el caso del ex obispo "no tiene porqué influir en la relación entre los países".
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