Gazprom estudia compensar a sus clientes y exigir indemnización a Ucrania
Medvédev ha manifestado que las perdidas rusas tras la guerra del gas "superan los 2.000 millones de dólares"
Gazprom, el gigante gasista ruso, está tratando de minimizar las consecuencias que ha tenido la guerra del gas entre Moscú y Kiev, al tiempo que estudia cómo compensar a sus clientes por las pérdidas sufridas y sopesa la posibilidad de exigir una multimillonaria indemnización a Ucrania, a quien culpa del conflicto.
Alexandr Medvédev, vicepresidente de Gazprom responsable de exportaciones, declaró hoy que están evaluando la conveniencia de pedir a Ucrania una indemnización por más de 1.500 millones de euros, el dinero que Rusia perdió a raíz de la guerra del gas. "Tenemos derecho a exigir a Ucrania plenas compensaciones por haber perdido en las primeras semanas de enero ganancias que superan los 2.000 millones de dólares", dijo Medvédev a la televisión Russia Today.
Estas declaraciones las hizo Medvédev después de que el viernes Bulgaria pidiera compensación a Gazprom por las pérdidas sufridas debido al cese de los suministros de gas ruso. Petr Dimitrov, ministro búlgaro de Economía y Energía, le entregó a Medvédev una carta oficial en la que se dice que su país perdió más de 250 millones de euros a consecuencia de la guerra del gas.
Aunque Gazprom ya advirtió que no habrá indemnización en metálico, Medvédev aseguró que la compañía estudiará otras formas de compensación. Éstas podrían consistir en el suministro de los volúmenes no recibidos durante las dos semanas de corte a precios rebajados o el acceso a la red de tuberías de Gazprom para llevar a Bulgaria combustible desde terceros países pagando tarifas de tránsito preferenciales.
El gasoducto de Nabucco
La principal lección para Europa del conflicto entre Moscú y Kiev, que durante dos semanas tuvo al continente sin gas ruso, es la necesidad de diversificar tanto las rutas como las fuentes de ese combustible. Y en esta línea se enmarca la reunión de altos funcionarios europeos, transcaucásicos y centroasiáticos que se celebra mañana en Budapest para tratar de impulsar el gasoducto Nabucco. Se trata de un proyecto de 10.000 millones de euros que debe correr desde Turquía a Austria y cuyo fin es llevar el gas del Caspio sin pasar por Rusia.
El problema con Nabucco es que los especialistas sostienen que no hay suficiente gas para llenar sus tuberías una vez construido - el gasoducto tendrá una capacidad de 30.000 millones de metros cúbicos al año-, por lo que Europa quisiera que todos los países de Asia Central y Azerbaiyán se unieran a él, además de Irán si los problemas políticos con este país se resuelven positivamente.
Pero ni Kazajstán ni Uzbekistán se han adherido al proyecto; más aún, el jueves pasado en Tashkent, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, se puso de acuerdo con su colega uzbeko Islam Karímov en que le compraría todo el gas, lo que, indudablemente, es un golpe indirecto a Nabucco. Turkmenistán, el tercer país centroasiático rico en gas, ha sido el único en aceptar, de momento, unirse al proyecto. Por cierto, después del conflicto ruso-ucranio que la dejó sin gas, Bulgaria ha confirmado estar muy interesada en Nabucco.
Alexandr Medvédev, el alto ejecutivo de Gazprom, estaba hoy en Budapest, adelantándose a la reunión sobre Nabucco, con el fin de obtener apoyo para las nuevas rutas rusas. Moscú ya ha comenzado la construcción de Nord Stream, gasoducto que debe pasar por el fondo del Báltico y llevar el combustible ruso directamente a Alemania; y los trabajos de South Stream, que pasará bajo el mar Negro, deben comenzar este año.
Hungría ha dicho que apoya el gasoducto South Stream, pero al mismo tiempo ha subrayado, en palabras de su ministro de Finanzas, Janos Veres, su deseo de "diversificar tanto las fuentes como las rutas de los suministros".
Rusia sostiene oficialmente que no está en contra de la realización del proyecto Nabucco, aunque éste no pase por su territorio, y dice ser partidaria de la diversificación que desean los europeos.
El acuerdo ruso-ucranio, en peligro
Mientras tanto, el acuerdo firmado hace una semana y que puso fin a la guerra del gas podría ser anulado. Así, al menos, lo afirma el representante del presidente ucranio para seguridad energética, Bogdán Sokolovski. "El contrato entre Naftogaz de Ucrania y Gazprom puede ser declarado inválido, si fue firmado bajo presión", señaló Sokolovski, quien agregó que Oleg Dubina, jefe de Naftogaz, difícilmente podría haber aceptado, sin ser presionado, un acuerdo que no se correspondía con las instrucciones del jefe de Estado, Víctor Yúshenko. Éste criticó el acuerdo prácticamente de inmediato, cosa que los observadores sostienen que se debe a su rivalidad política con la primera ministra Yulia Timoshenko. Fue precisamente Timoshenko quien se puso de acuerdo con su colega Vladímir Putin el sábado antepasado en Moscú para terminar el conflicto del gas. Mientras tanto, el mismo Dubina fue ingresado el jueves pasado en el hospital Feofania de Kiev en "estado de preinfarto" y los médicos aseguran que deberá permanecer internado dos semanas, como mínimo.
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