De la Vega asegura que "no hubo reproches" entre Zapatero y el representante del Vaticano
El presidente del Gobierno transmitió anoche al nuncio su descontento por las declaraciones que hicieron los obispos en una marcha por la familia
"No hubo reproches". Así lo ha dicho la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, al ser preguntada por la reunión entre el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y el nuncio apostólico en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro.
En rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, De la Vega ha asegurado que en el encuentro de anoche el Gobierno no se planteó modificar la política con la Santa Sede y ha manifestado que transcurrió en "un tono cordial, de diálogo y de entendimiento".
La vicepresidenta ha insistido en que "no hubo ningún reproche, ni recomendaciones" y sí "un diálogo constructivo". Tras ser repreguntada por el mismo tema, la vicepresidenta ha concluido que la conversación entre Zapatero y Monteiro se enmarca en el ámbito del diálogo y la cordialidad porque las relaciones son "buenas y correctas".
Reunión Zapatero y el nuncio
Zapatero acudió anoche puntual a la cita con Monteiro para intentar rebajar la tensión generada entre la Iglesia católica y el Gobierno a raíz de los desencuentros surgidos en el último mes y medio. El jefe del Ejecutivo reclamó a Monteiro de Castro el respeto de la jerarquía eclesiástica al Estado.
Con su visita a la sede de la Nunciatura, Zapatero persigue reforzar la relación con el Vaticano, con el restablecimiento del respeto mutuo que se deben dos Estados. En ese contexto, Zapatero ha aprovechado el encuentro para lamentar las "injerencias" de la Conferencia Episcopal Española en la soberanía de la política del Gobierno de España.
El jefe del Ejecutivo mostró su indignación, especialmente por dos expresiones de los obispos que, a su juicio, desbordan sus competencias. Por un lado, el ataque de los cardenales Agustín García-Gasco y Antonio Rouco Varela al Gobierno al afirmar que algunas de sus leyes disolvían la democracia. Ocurrió en la concentración por la familia cristiana celebrada en la plaza de Colón el 30 de diciembre.
La otra expresión de su malestar procedió de la nota de la Conferencia Episcopal dirigida a los votantes católicos con motivo de las elecciones del 9 de marzo, en la que, a juicio de Zapatero, se injería en competencias del Estado al criticar, de modo inédito, la "negociación política" con ETA, así como la inclusión de la Educación para la Ciudadanía como asignatura en la enseñanza. Ambas críticas de la jerarquía eclesiástica coincidían con aspectos clave de la política de oposición del PP, lo que llevó a concluir al PSOE que los obispos apoyaban al primer partido de la oposición.
Zapatero trasladó a Monteiro que el Estado y el Vaticano deben atenerse a lo que señala la Constitución, con respeto a la libertad religiosa y a la separación entre las funciones políticas y las de las confesiones religiosas. En este contexto, reiteró su aceptación de los compromisos adquiridos con la Iglesia católica y apeló al diálogo para superar las diferencias.
Algo más que "un caldito"
El nuncio y el presidente han cenado solos en una habitación alrededor de una mesa pequeña. Manuel Monteiro ha saludado al presidente al pie de la escalinata de la Nunciatura. Ambos han posado sonrientes para los informadores gráficos durante unos breves instantes, antes de entrar en el edificio.
El esperado 'caldito' ha sido finalmente una copiosa cena. Han comenzado degustando una "delicia de calabacín y alcachofas sobre salsa de albahaca", han continuado con un "lomo de merluza estofado a la vainilla" y han terminado con una "tabla de quesos y una mousse de lima con gelatina de té de jazmín", todo ello regado con vinos Ribera de Duero y Albariño y champagne, han informados fuentes gubernamentales.
Repercusión en la prensa internacional
La cita para el "caldito" ha traspaso las fronteras y ha llegado a la prensa internacional. El Herald Tribune y The Times llevan este asunto a sus portadas. Precisamente en The Times su titular alude a la intromisión de las altas esferas eclesiástica en la política: "El Vaticano dijo a los obispos que dejaran de 'entrometerse' en las elecciones españolas".
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