Equipos en peligro de extinción
La crisis económica asola la Segunda División B española y amenaza con disolver varios equipos en menos de una semana
Hay un programa de televisión en Cuatro en el que el concursante encadena una serie de palabras pistas para que su compañero consiga llegar hasta la palabra clave. Por poner un ejemplo, si uno dice crisis y después fútbol, el participante dirá (o diría) Real Madrid al instante, por las turbulencias que sufrió el equipo de Schuster (ahora de Juande) al término de 2008, a 12 puntos de su máximo rival. Pero si se mira desde una óptica diferente, la respuesta podría ser Vecindario, Eivissa, Lanzarote, Linares, Granada, San Fernando, Portuense o tantos otros equipos de Segunda División B. También el Marbella, cuyos jugadores llevan cuatro meses sin cobrar ni un duro y han amenazado con abandonar el equipo en masa.
La crisis económica se ha convertido en una suerte de carcoma que devora el sistema financiero de muchos sectores. En el fútbol se ha instalado en el eslabón más débil, en la categoría de bronce, y los jugadores están sufriendo sus consecuencias. Llevan varios meses sin recibir su sueldo y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) no da abasto para acaparar todas las denuncias que está recibiendo por impagos. Los jugadores del Marbella han optado por no recurrir todavía al sindicato a la espera de que se solucione su situación, pero tras cuatro meses sin cobrar ya han puesto fecha de caducidad a su compromiso con el club: si el próximo 9 de enero no ven soluciones, abandonarán el equipo en masa.
Su capitán, el guardameta Alejandro Ávila, no ha parado de moverse para conseguir ayudas para evitar la extinción inminente de su equipo, afincado en la séptima plaza del grupo IV de Segunda División B, a sólo dos puntos de los puestos que dan derecho a jugar la eliminatoria de ascenso. "Confiamos en que esto pueda solucionarse", dice, "quiero ser optimista pero la situación está muy complicada". La desesperación de la plantilla les llevó incluso a hacer una sentada en las puertas del Ayuntamiento marbellí para forzar una reunión con la alcaldesa de la localidad, Ángeles Muñoz (PP). A pesar de que la máxima edil no apareció, recientemente el equipo ha recibido 12.000 euros por parte del Consistorio, una cantidad "ínfima para un Ayuntamiento", según el guardameta del Marbella.
El conjunto malagueño no es sociedad anónima todavía (está en proceso) pero pertenece en su mayor parte a dos inversores, Ian Radford y Alfredo Guerisoli, que se hicieron con las riendas del club en septiembre de 2007. Al término de 2008, la deuda acumulada con los jugadores asciende a 280.000 euros. Ávila y sus compañeros amenazaron a finales de diciembre con el abandono general, pero desde la Junta Directiva les pidieron paciencia. "Nos prometieron que nos darían soluciones", dice Ávila, "nosotros les dimos un voto de confianza pero todavía no nos han pagado y ya son cuatro meses. Si el día 9 la cosa sigue igual, abandonamos el equipo".
Desde la costa malagueña viajamos a Gran Canaria, donde la Unión Deportiva Vecindario vive una situación similar. Para salvar la vida del club isleño han tenido que amputar a parte de la plantilla. Hasta ocho jugadores han abandonado la entidad canaria ante la imposibilidad material de mantener a todos. El resto, los que se quedan en el barco, han aceptado una rebaja del 30% sobre su sueldo anterior. Raúl Borrero, que es a la vez secretario técnico y segundo entrenador, ha vuelto a enfundarse la elástica blanquinegra del Vecindario (sin cobrar por ello) ante la escasez de futbolistas.
'Apadrina a un futbolista'
Y es que en tiempos de crisis todo ayuda es poca. A falta de inversores que aporten el dinero suficiente para reanimar la economía del club, es el propio aficionado el que se compromete con la causa. En el caso del Marbella ya se ha organizado dos veces el día del club en lo que va de temporada, un día de partido en el que incluso los abonados pagan el precio de la entrada para reunir fondos. En el Vecindario tuvieron una idea: "Apadrina a un futbolista". Una "medida desesperada", como dice Raúl Borrero, para que los seguidores aportasen dinero para pagar las mensualidades de los jugadores.
"La campaña no ha dado el resultado que esperábamos", declara Borrero. "Estamos a la espera de la única salvación del club, que es un acuerdo verbal que tenemos con un funcionario de Hacienda para que no acaparen todo el dinero que nos entra por subvenciones y podamos pagar a la plantilla". En el caso de formalizarse dicho acuerdo, una parte de los ingresos por subvenciones que recibe el club pasaría directamente a Hacienda, pero otra parte quedaría libre para pagar las nóminas de los jugadores. "Dependemos de que ese acuerdo verbal salga adelante", sentencia Borrero.
En Linares (Jaén), las cosas no van mucho mejor. Tras haber perdido ya a tres jugadores de la primera plantilla (Idone, Gavilán y Aridani), la solución del club pasa por conseguir 250.000 euros para levantar la Ley concursal y convertirse en sociedad anónima deportiva. En un ejemplo de hermanamiento entre deportistas, el atleta paralímpico Carlos Hugo García (tricampeón de España en peso, jabalina y disco), ha organizado una exhibición solidaria para recaudar fondos para los jugadores del Linares.
Casos similares se suceden por la Segunda División B. El fútbol español se resiente por el batacazo de la crisis económica. La esperanza de vida de varios equipos de bronce no va más allá de un mes y las posibles soluciones se antojan difíciles de conseguir. Aunque, como en todo, siempre hay a quien le va mejor. Como al Denia, que no padece la crisis pero la siente en sus aficionados. Para solidarizarse con ellos, el club permite la entrada gratuita a los partidos a todos aquellos que acrediten estar en el Paro.
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