Como en los viejos tiempos

De vuelta a la normalidad después de su pulso con los gigantes de la Liga, el Getafe confirmó ante un Mallorca insulso que las sensaciones que transmitió contra el Barcelona, Madrid y Villarreal no eran producto de la testosterona. Le ayudó la blandura del grupo de Gregorio Manzano, que atufa a Segunda. La entidad balear, que en el mercado de fichajes veraniego se desprendió de siete de los titulares de la temporada pasada, fue un aperitivo en el Coliséum.

El Mallorca apenas dio media hora de guerra. Se arrugó al primer contratiempo. El piscinazo del punta nigeriano Uche en una salida de Lux, origen del primer gol, abrió las puertas del infierno a la escuadra isleña, en la que sólo respondió Aduriz. Con el club bermellón en barrena, al Getafe le bastó con apretar las líneas para desarbolar a un rival que sólo ha rascado dos puntos en sus últimas siete citas.

Las bajas de Casquero y Celestini liberaron al Getafe de sus ligaduras de una vez por todas. Víctor Muñoz sin otros recambios, no tuvo otra elección que colocar a Granero al volante del equipo, lo que no hacía desde sus tiempos en el Castilla. A su vez, el interior derecho lo cubrió Contra. Los resultados no se hicieron esperar: el grupo madrileño agujereó la portería de Lux en cuatro ocasiones. En el segundo gol, el mejor, Polanski se inventó un pase al hueco que Uche culminó con una vaselina deliciosa. Poco a poco, tras las críticas recibidas por el juego aburrido del equipo, Muñoz se sacude de encima la leyenda de sus predecesores en el banquillo. La nota negativa la pusieron Guerrón y Soldado. El ecuatoriano chutó al palo con el delantero reclamándole, solo dentro del área, el balón. Ninguno celebró el acierto de Gavilán, que enganchó el rechace y cerró el marcador más abultado del Getafe desde mayo.