El Valladolid deja escapar un punto
El equipo de Mendilibar se encuentra a un Mallorca peleón y cierran un empate (1-1) justo en el estadio Zorrilla
Valladolid y Mallorca firmaron tablas en Zorrilla (1-1) tras disputar un partido abierto, con notable actuación de los porteros y que pudo deparar cualquier otro resultado, ya que los locales apretaron al final a un rival que acabó con diez, por expulsión del portugués Nunes, y Guiza tuvo en sus botas el triunfo visitante en los últimos minutos. El Real Valladolid se encontró a un Mallorca atrevido, con "un traje" típico en los equipos de Gregorio Manzano, 4-4-2, y un solo pivote en medio campo, el argentino Guillermo Ariel Pereyra. Y es que, dispuesto a terminar con su racha de tres meses sin ganar fuera de la isla, el equipo bermellón propuso inicialmente un partido de ida y vuelta, sin más cautela que la imprescindible.
Los de Mendilibar intentaron atemperar la salida de los baleares y tomaron precauciones atrás, algo lógico después del 7-0 ante el Real Madrid, que fue una "mancha" en el expediente de todos, aunque no hubo reprimenda alguna desde la grada, al contrario. Con 41 tantos en contra, los vallisoletanos empezaban la jornada como el equipo más goleado de la categoría, así que la mejoría pasaba por recuperar la solidez defensiva y "la medicina" no era otra que retrasar unos metros la línea de zagueros y presionar, algo que Borja Fernández, novedad hoy, hizo con criterio e inteligencia.
Alberto Marcos tuvo la primera ocasión para el Valladolid, pero su disparo con la derecha, sin confianza, se fue al limbo (min. 11). No obstante, esta jugada inició una fase de partido dominada por los vallisoletanos, apoyados en un Sisi muy activo, rápido y vertical. Con el partido trabado, una jugada extraña y embarullada terminó con un remate al fondo de la red de Joseba Llorente, quien pasaba por allí y convirtió en gol un remate previo de García Calvo al poste y un intento en vano del canario Jonathan Sesma en la misma acción (minuto 37).
La defensa del equipo mallorquín fue vulnerable por los laterales. Sus bandas eran "una invitación" constante para los jugadores del Valladolid, que abusaron de los centros frontales hasta que vieron "el agujero" y se dedicaron a percutir una y otra vez por los extremos. De ese plan preconcebido, nació el gol. La entrada de Borja Valero mejoró notablemente al Mallorca, que comenzó a amenazar, y muy en serio, en las jugadas a balón parado. Su poderío en el juego aéreo dejaba medio aturdido al Valladolid en cada acción de estrategia. Sin embargo, el empate estuvo cerca en una jugada larga y elaborada que culminó Valero con un disparo cruzado que atajó Sergio Asenjo.
Mediado el segundo tiempo, el partido se llenó de imprecisiones, de peleas individuales y de carreras a ningún sitio. No era lo que convenía a los vallisoletanos, que se vieron obligados a jugar a una especie de "ruleta rusa", con el partido muy abierto y con muchas más cosas que perder. Una jugada de Dani Guiza, con tres disparos consecutivos a bocajarro que rechazaron Rafa, Pedro López y, finalmente, Asenjo, fue lo más parecido a un gol que fabricó el Mallorca, que para entonces ya merecía marcar ante un rival muy nervioso, al que se le aparecieron de golpe todos "los fantasmas" de los tres últimos partidos, en los que encajó hasta doce goles.
Un claro penalti de Alvaro Rubio, convertido por Ariel Ibagaza, dio un justo empate al Mallorca, que se llevó un punto de Zorrilla pese al "arreón" final del Real Valladolid y la brillantez del argentino Aguirre, que debutó en la liga española.
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