Una fiera para los Lakers
El campeón de la NBA arriesga con el fichaje del controvertido Artest y responde así al golpe de efecto de los Cavaliers con O'Neal
La escena estremeció al público del Staples Center, a quien la viera por televisión y a quien la haya observado en fotografía. Ron Artest, un tipo que ha dado sobrados motivos para ser temido por sus rivales y hasta por los espectadores, se fue hacia Kobe Bryant, le puso literalmente la cara en la mejilla y vaya a saberse qué barbaridad vociferó a medio centímetro de su oreja izquierda. La refriega se produjo el pasado 7 de mayo. Artest fue una vez más descalificado. El episodio retrata el tenso pulso que sostuvieron en las semifinales de Conferencia la bella y la bestia de la NBA, Kobe y Ron-Ron.
Dos meses después, al 24 de los Lakers no se le cayeron los anillos -acaba de sumar el cuarto en su intento de superar los seis de Michael Jordan-, y, ni corto ni perezoso, le envió un mensaje a Artest animándole a unirse a la causa del equipo de Los Ángeles. La presión hizo efecto. Artest, tras recibir una llamada de Magic Johnson y almorzar con el dueño de los Lakers, Jerry Buss, aceptó la oferta, en principio por tres años y 12,8 millones de euros, aunque con una opción para renovar por dos años más. Fue un bombazo, y no muy bien recibido en Los Ángeles.
Vendió cocaína, le dio un codazo a Jordan y fue detenido por maltratar a su esposa
Phil Jackson acepta a un jugador polémico como ya hizo con Rodman en los Bulls
Algunos críticos se apresuraron a censurar la jugada del general manager, Mitch Kupchak. Renunció al chico de casa, a Trevor Ariza, nacido en Miami pero formado en Westchester (Los Ángeles), que fichó por los Rockets a cambio de 23,5 millones por cinco años, tras unas finales en las que su concurso fue muy importante y en las que fue uno de los que más sintonizó con la afición de Los Lakers. Pero la estrategia de Kupchak parecía muy bien meditada. A pesar de la fama de bad boy que persigue a Artest, su fichaje refuerza la defensa de los Lakers y puede ayudar a contrarrestar la mejora de un contendiente potencial como los Cavaliers de LeBron James, que acaban de dar un salto cualitativo en su juego interior con la contratación de Shaquille O'Neal para dar batalla al trío formado por Pau Gasol, Bynum y Odom. En la contratación de Artest se valoró la estupenda temporada que ha llevado a cabo en los Rockets, con los que llegó a los play offs y con los que vendió muy cara la derrota, por 4-3, ante los Lakers, a pesar de la ausencia de McGrady y las lesiones de Yao Ming y Mutombo. Artest, de 29 años, promedió 17,1 puntos, 5,2 rebotes y 3,2 asistencias en 69 partidos, mientras que Ariza, de 24 años, promedió en los Lakers 8,9 puntos, 4,3 rebotes y 1,8 asistencias. La calidad de Ron-Ron como jugador queda fuera de dudas. En 2004 fue elegido el mejor defensor de la NBA, una faceta en la que siempre se ha distinguido. Además, es capaz de ser tan agresivo y, a veces, tan eficaz en ataque.
Lo que preocupa son sus antecedentes. Criado en una humilde familia de Queens y capaz de pegarse hasta con su propio compañero de equipo, Elton Brand, en un campeonato de aficionados, no es fácil olvidar el episodio más famoso de su carrera, la monumental trifulca en el Auburn Hills Palace, de Detroit, entre jugadores de los Pistons y los Pacers. Aquello fue en noviembre de 2004. Artest, tras ser sancionado con 73 partidos, declaró que no sentía ningún remordimiento. Ya antes había dado que hablar en la NBA. En su primer entrenamiento con los Bulls, con los que jugó desde 1999 hasta 2001, le propinó un codazo a Jordan. Llegó en albornoz a otro ensayo con los Pacers, le dio una patada a una cámara en 2003, confesó haber vendido cocaína tras la muerte de sus padres cuando tenía 13 años y fue detenido en 2007 por maltratar a su esposa.
Tal vez su fichaje haya sido uno de los acicates para que siga Phil Jackson, el mismo que acaba de convertirse en el entrenador más laureado en la historia de la NBA con su décimo título. PJ ha decidido cumplir el contrato que le liga a Los Lakers una temporada más. Existían dudas, sobre todo debido a sus problemas de cadera. Incluso se ha especulado con la posibilidad de que sólo dirigiera al equipo en los partidos de casa y, fuera, delegara esa labor en uno de sus ayudantes, Kurt Rambis. El maestro Zen ha sucumbido al desafío de repetir el título y tutelar los pasos de Artest, una fiera como la que ya lidió cuando, siendo técnico de los Bulls, se incorporó al equipo Dennis Rodman.
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