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Reportaje:Sueño cumplido

"El año de Federer"

El suizo da la vuelta a un curso que empezó con lágrimas en Australia y en el que ya tiene al alcance el 'número uno'

Mirka Vavrinek, la esposa de Roger Federer, se protege de la lluvia con una toalla blanca. La tarde está absolutamente nublada y es simplemente eléctrica. Grita el público y el campeón tiembla. Vuelve a haber lágrimas. De nuevo hay pucheros. No hay, sin embargo, una confesión pública de dolor y tristeza como en aquella noche de febrero en la que el suizo perdió su último grande, en Australia: "Dios, esto me está matando".

Federer ha ganado Roland Garros, su grande número 14. No es una victoria cualquiera. El triunfo impulsa al número dos del mundo a una nueva dimensión, la que acoge a las leyendas, y somete su figura a un nuevo debate: el de si es o no el mejor tenista de siempre. La pregunta en sí misma es un signo de lo rápido que avanza el tiempo. Hace cinco meses, Federer era el hombre abatido que lloraba ante Rafael Nadal. Desde ayer, dice Thomas Muster, ex número uno, hay que dejar de consultar el calendario gregoriano. El 1 de enero fue ayer. Ha comenzado el año de Federer, que espera Wimbledon con optimismo y que desde ayer es el sexto tenista capaz de haber completado el Grand Slam en su carrera.

"El mejor tenista de siempre es Rod Laver", opina Mats Wilander
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Ya es el más grande

"Este título", reflexiona Muster, "iguala a Federer con Andre Agassi [el último en completar el Grand Slam, en 1999]. Plantearse si es el mejor de todos los tiempos... Federer sigue teniendo la meta de romper el récord de grandes ganados por Sampras [los dos tienen 14],pero puede que éste sea un partido clave para él en otros términos. Si ganase Wimbledon [arrancará el día 22], recuperaría el número uno y sería un gran año para él, el año de Federer. Hacer todo eso, casarse, tener un hijo..., lo veo como un punto de inflexión. Puede pasar de vivir un año verdaderamente decepcionante a absolutamente... El año de Roger Federer".

El campeón suizo ha conseguido inscribir su nombre en el historial de Roland Garros en su cuarta final. Su rival no tuvo pedigrí ni juego. Robin Soderling entró al torneo como número 25 y lo deja situado alrededor del 12. El sueco tuvo el mérito de ganar a tres tenistas peligrosos -David Ferrer, Nikolay Davydenko y Fernando González- y la audacia de derribar a Rafael Nadal, el tetracampeón invicto. Parte del público, sin embargo, se quedó con las ganas de ver al suizo ganando el título al español.

"La duda está ahí", dice Muster; "Federer venció, pero sin ganar a Nadal, su gran rival. No es su culpa. Esto le va a quitar presión. Quizás vuelva y gane de nuevo. A veces ése es el problema: ganar la primera vez y luego... Va a ser importante para el resto de la temporada. Nadal no va a tener menos presión en Wimbledon. Quizás hemos visto un impulso a la pelea por el número uno. De nuevo, están muy cerca el uno del otro".

Federer está por encima de Nadal en términos históricos. El suizo ya discute al nivel del australiano Rod Laver, el último capaz de ganar todos los grandes en un mismo año (1962 y 1969). "Por eso Roger necesita ganar un grande más", argumenta Mats Wilander, que logró siete; "¿es el mejor de todos los tiempos? No se puede decir eso. Habrá ganado un torneo grande más que ningún otro tenista si logra el decimoquinto. Y ya está. Ha ganado los cuatro, y eso es muy grande..., pero si tenemos que decidir quién es el mejor hay que pensar en Laver. ¿Cómo se puede decir que Laver no es el mejor? Ganó el Grand Slam dos veces con siete años de diferencia entre las dos, cuando no le dejaron jugar porque era profesional. Si hubiera jugado todos esos años, ni siquiera estaríamos hablando de esto".

"El mejor tenista de esta década es Federer", coincide Yevgeny Kafelnikov, campeón de Roland Garros y del Abierto de Australia, mientras se pasea de la mano de su hija; "pero el hombre que va a romper todos los récords es Nadal. Tiene 23 años y ya ha ganado seis grandes. No hay duda de que va a tumbar todos los récords".

Robin Soderling, en un descanso.
Robin Soderling, en un descanso.REUTERS
Roger Federer besa el trofeo de campeón de Roland Garros.
Roger Federer besa el trofeo de campeón de Roland Garros.EFE

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