Otra vez los bancos
La crisis financiera sigue atemorizando a las Bolsas. Cualquier información negativa, o atisbo de ella, que llegue por ese camino precipita a la renta variable a un nuevo desplome. Al fin y al cabo, estos hechos reiteran la virulencia de una crisis que comenzó en agosto de 2007, persiste y todavía cuesta aventurar un final.
Ayer, el protagonismo recayó en la entidad británica HSBC. Hasta ahora, el gigante bancario era de los que mejor resistía la crisis. Pero ayer anunció que necesitaba 14.000 millones de capital, que cerraba su filial estadounidense y 6.100 despidos. Compartió focos y escena con la aseguradora AIG, que tuvo que recurrir a la ayuda del Gobierno estadounidense por cuarta vez. Algo que tuvo su repercusión negativa en las cotizaciones de los índices al otro lado del Atlántico.
Con este cóctel, las Bolsas de todo el mundo se despeñaron por una pronunciada pendiente. El Ibex 35, por ejemplo, vivió su peor sesión de 2009. Cayó un 4,65% y quedó en 7.270 puntos. Como no podía ser de otra forma, pesaron sobre él las entidades financieras. Sobre todo los dos grandes bancos, que vivieron una nueva jornada negra.
Los títulos del BBVA perdieron un 9,33%; los de Santander, un 8,16%. Con ellos cayeron también Telecinco e Iberdrola, la gran eléctrica española perdió un 7,69%. Entre los valores que escaparon a los números rojos, sólo uno, Acciona, que apenas avanzó un 0,38%.
Los números rojos del índice selectivo estuvieron escoltados por los del resto de índices españoles. Aunque los que agrupan a las firmas de menor tamaño volvieron a sufrir un menor castigo, repitiéndose así una tónica que se repite desde comienzos de año y se ve en los saldos anuales. Mientras el Ibex 35 acumula unas pérdidas de casi un 21%, en el que ponderan las compañías pequeñas, se deja apenas un 9,3%.
En el resto del continente, las pérdidas fueron similares a las españolas. Incluso superiores. El FTSE 100 londinense se dejó más del 5%. Algo lógico en cierto modo, pues fue en el Reino Unido donde ayer, con permiso de Estados Unidos, se situó el epicentro del terremoto financiero. Un poco mejor lo hizo el Dax alemán, que cayó un 3,48%.
El petróleo, por su parte, retrocedió posiciones. El barril de brent, la referencia europea, se pagaba a 42 dólares.
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