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Análisis:El deterioro del mercado laboral
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿El último dato malo de paro?

La publicación de la EPA coincide con el plan contra el empleo sumergido del Gobierno.- La historia reciente demuestra que el impacto de estas medidas en el desempleo es mínimo y que podría causar nuevos repuntes en un futuro

El paro sigue aumentando, acercándose a la cifra psicológica de los cinco millones. Los datos de afiliación a la Seguridad Social y de paro registrado de los últimos meses ya nos lo habían adelantado. Los de la Encuesta de Población Activa publicada hoy sólo vienen a confirmar que el paro aumenta por pura destrucción de empleo. No crece aún más porque cae la actividad laboral, en una cifra similar a la de la población en edad de trabajar. Son datos preocupantes, prueba de que esta fase de la crisis aún no había tocado fondo.

Es cierto que el mercado de trabajo sigue mostrando dinamismo: sólo en el primer trimestre de este año se celebraron unos 3,3 millones de contratos. No ha dejado de funcionar, aunque a expensas de un nivel de rotación excesivo, con tasas de creación y destrucción de empleo muy elevadas. Pero, las tasas de salida del empleo interanuales siguen estando entre dos y tres puntos por encima de lo que eran antes de iniciarse la crisis, y las tasas de entrada al empleo, casi cuatro puntos por debajo. Hasta que no se revierta esta situación, difícilmente caerá la tasa de paro.

Al margen de este dinamismo, malsano por basarse casi en exclusiva en la rotación involuntaria de los trabajadores, con esta crisis, el mercado de trabajo se está segmentando aún más. El paro de larga duración sigue creciendo, lo cual indica que no todos los desempleados tienen las mismas oportunidades de empleo. Casi una tercera parte de la población de 16 a 64 años tiene un empleo con contrato indefinido, una cifra similar al período pre-crisis. Lo que ha cambiado realmente es la proporción de personas que se situaban en lo que podríamos denominar el "circuito de empleos secundarios". En la actualidad, representan un 9% de esta población, cerca de seis puntos menos que al principio de la crisis. Han ido a engrosar el colectivo de "excluidos" por el mercado laboral: parados de larga duración con experiencia laboral (6%, 5 veces más que antes de la crisis), parados sin experiencia laboral (el doble que a principios de la crisis, pero aún sólo algo más del 1% de la población) o aquellos que llevan buscando empleo desde hace menos de un año, pero que no han trabajado en el último curso (también algo más de 1%). Esta dualidad, a la larga, será motivo de una mayor persistencia de nuestra tasa de paro, por la depreciación que experimentan los parados cuanto mayor es la duración del desempleo.

La publicación de los datos de la EPA coincide con la aprobación en Consejo de Ministros del Plan contra el Empleo Sumergido. Veremos como evolucionan el paro y el empleo en los próximos trimestres. La evidencia procedente de la última regularización de inmigrantes nos indica que este tipo de políticas tienen efectos positivos transitorios en los datos de afiliación a la Seguridad Social, y muy pequeños, incluso imperceptibles, sobre los datos empleo en la EPA. Por el contrario, una vez pasado el "período de gracia" y con el aumento de las sanciones, es probable que vuelvan a repuntar las cifras de paro. La razón no es otra que, en realidad, paro y empleo sumergido no dejan de ser dos caras de la misma moneda. Políticas exclusivamente basadas en la represión del empleo irregular, no serán suficiente para aflorar este tipo de empleo. Por el contrario, si se ven acompañadas de una vez por todas con reformas laborales que permitan luchar acertadamente contra la trampa del paro y la precariedad laboral, mejorando la productividad de los parados, en especial, los de larga duración, la reactivación económica será menos penosa. En caso contrario, la siguiente fase de la crisis se hará aún más larga.

Juan José Dolado es profesor en la Universidad Carlos III y Florentino Felgueroso de la Universidad de Oviedo y asociado de Fedea.

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