"Me presento porque no hay disposición de cambio"
Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952) empezó de aprendiz en el astillero Bazán (hoy Navantia), pero pronto acabó en tareas sindicales hasta llegar a ser uno de los pesos pesados de CC OO. Ofrece un discurso bien armado y fluido.
Pregunta. ¿Cuándo empieza a madurar la idea de presentarse?
Respuesta. Hace un año, más o menos, empiezo a ver que no hay disposición de cambio, que cada vez que nos aproximábamos a un tema se generaba un conflicto, que hay una concepción de la función de los órganos de dirección que obvian la realidad de los cambios que se han operado en el mundo del trabajo. Como veo que no hay voluntad de dirigir el sindicato a una reflexión, detecto que hay una corriente muy amplia de opinión que quiere impulsar una reforma de cierta importancia y que me preguntan por mi disposición; después de un proceso de maduración individual, llego a la conclusión de que era conveniente ponerme a disposición.
"Aspiro a que haya una sola candidatura"
P. ¿Se siente el elegido?
R. Me imagino que algo de confianza habré generado en estos años y con la actitud que mostré en el relevo de Antonio Gutiérrez en 2000 cuando, teniendo la mayoría, renunciamos a presentar pelea porque creíamos que después de la crisis de 1995 no podía saldar el relevo con el surgimiento de una nueva.
P. ¿Se arrepiente de haberse retirado?
R. No, pero no estoy contento de cómo evolucionó, porque queríamos impedir una crisis y la tuvimos en 2002 con la salida de Rodolfo Benito.
P. ¿A qué aspira?
R. A que en el Congreso haya una sola candidatura. Tenemos que superar las viejas divisiones que han cuarteado y debilitado la dirección confederal y aprovechar el conjunto de potencialidades que la organización, la más importante numéricamente del país, tiene. Ahora se inicia un trabajo de aglutinar y abrir el debate para intentar que el conjunto se sienta reflejado en la ejecutiva.
P. ¿Y convencerá a Fidalgo?
R. No renuncio a convencerle, pero confío más en convencer al Congreso.
P. Y que el Congreso presione a Fidalgo.
R. No está planteado así. No sería justo achacarlo exclusivamente a la voluntad de Fidalgo. Confío que el debate permita situar condiciones para que las tesis se abran camino.
P. Pero si llegan a un acuerdo, ¿quién la encabezaría?
R. Creo que estoy en mejores condiciones que otros.
P. Es decir, que Fidalgo se retiraría.
R. No me parece en estos momentos que yo emplazase a Fidalgo a que se retirase.
P. Ha dicho una candidatura.
R. Puede haber una a la ejecutiva y más a la secretaría general, aunque no sería lo más deseable. Pensando en el equipo de gobierno que salga, la aspiración tiene que ser plural con una condición: lealtad con lo que se apruebe.
P. ¿Usted cree que la corriente mayoritaria aceptaría?
R. Hay tiempo para hablar, reflexionar y sustanciar compromisos. No creo que la estrategia desplegada en la última década tenga que ponerse patas arriba, entre otras cosas porque los que pensamos que esto tiene que cambiar éramos mayoría en la comisión del programa de acción que aprobó el congreso. Por tanto, no va a haber revolución, estamos comprometidos con el gobierno de las cosas que afectan a la sociedad y a los trabajadores desde el espacio del diálogo social, es un valor que el sindicato no puede perder de referencia.
P. Le apoyan Benito y Moreno, que lideraron corrientes que cuartearon el sindicato.
R. Eso se despeja fácil. Las trincheras ya están bastantes llenas. Hay una parte mayoritaria que tiene que ver lo que se ha venido configurando como la mayoría confederal, que ya me ha mostrado su convicción de pactar. Convendría no estigmatizar a nadie. Creo que lo fundamental es propiciar un amplio proceso de renovación. Acabar con las viejas referencias es fundamental.
P. ¿Cree que Fidalgo ha cambiado mucho?
R. Fidalgo y yo compartimos desde hace años que esta organización tiene que ser independiente, hemos compartido muchas cosas en relación con la política reivindicativa del sindicato y aspiro a que lo sigamos compartiendo.
P. ¿Qué reformas plantea?
R. Hay dos claves: superar la dinámica de divisiones internas que deriva en una suerte de balcanización y hacer un gobierno compartido entre las organizaciones del sindicato y la dirección elegida en el Congreso. El secretariado debería desaparecer y ser sustituido por una ejecutiva. Además, crear un comité confederal donde estén las organizaciones a través de sus secretarías generales.
P. Se eliminarían federaciones.
R. El tejido productivo español, nuestra presencia afiliativa y la dispersión geográfica, no dan para 12 federaciones como ahora. Con seis o siete podríamos estar presentes en el último centro.
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