"Es importante tener medios de calidad"
Nicolas Berggruen (París, 1961) es uno de los responsables de Liberty Acquisition Holdings, sociedad que ha llegado a un acuerdo para invertir en PRISA (grupo editor de EL PAÍS) hasta unos 900 millones de dólares. La entrevista se produce con unos minutos de retraso, los que pasa hablando por el teléfono móvil con expresión de tratar asuntos urgentes. Llega a Madrid procedente de Zúrich y su siguiente destino es Londres. Para poco en cada ciudad y se ha hecho conocido por ser, casi con seguridad, el único multimillonario en el mundo sin casa en propiedad. Tampoco tiene, por tanto, paredes donde colgar su colección de arte, repartida entre el museo familiar en Berlín y Los Ángeles.
"Europa no puede seguir como está, debe decidir hacia dónde quiere ir"
"Las ideas cambian el mundo mucho más de lo que lo hace el dinero"
"Hace años invertí en La Casera. Me decían que estaba loco y tuve éxito"
"La crisis demuestra que uno no puede vivir por encima de sus posibilidades"
Pregunta. Parece que usted quiere destacar más otras facetas de su vida que la de inversor.
Respuesta. Como todas las personas, tengo intereses variados. Tengo una vida empresarial, de negocios; otra parte interesada en política, otra en cuestiones intelectuales y luego lo que yo llamaría la vida, la cultura. El éxito en los negocios en realidad sirve para mantener todo lo demás.
P. ¿Qué inversiones busca?
R. Me interesan los proyectos que aúnan distintos intereses. Por ejemplo, tenemos un proyecto de inversión en energías renovables en Turquía, en eólica y en hidráulica. Empresarialmente es rentable y a Turquía le ayuda a cubrir sus crecientes necesidades energéticas de forma limpia, a reducir su dependencia del petróleo importado y también contribuye a mejorar el medio ambiente. También tengo inversiones en educación. Mi empresa se dedica a la enseñanza profesional y en EE UU tenemos una tasa de colocación del 75%, lo que significa que tres de cada cuatro estudiantes logran un empleo inmediato.
P. ¿Y el sector de medios de comunicación?
R. Ése es otro sector que también une valores muy diferentes. Es un negocio pero al mismo tiempo es un bien de interés social vital en una sociedad moderna, que proporciona información y entretenimiento y esa es una función muy importante. La clave está en la calidad. Es realmente importante tener medios de comunicación de calidad y ahí PRISA cuenta con un proyecto extraordinario, con medios líderes en sus áreas, a los que ha llevado a su nivel más alto y que no sólo pueden hacerlo muy bien desde un punto de vista financiero sino que además aportan un nivel de calidad que debe preservarse. Por el bien del país, del español como lengua, también por el bien de Portugal y de su lengua y por el interés de Sudamérica, donde PRISA tiene una importante presencia.
P. ¿Por qué eligió PRISA?
R. Precisamente por la calidad de sus medios, de sus plantas... Conforman una colección única de medios de comunicación casi indispensables.
P. Usted declaró a The Wall Street Journal que su modelo de gestión consistía en "ir a la esencia del negocio, reforzar sus bases de forma que no solo pueda sobrevivir sino crecer".
R. Creo que PRISA se ajusta perfectamente a este modelo. Tiene medios muy fuertes, que forman un conglomerado muy importante. En los últimos años PRISA ha estado lastrada por una mala situación financiera. Ahora está en proceso de reestructurar sus finanzas para ser más fuerte y poder centrarse en sus negocios, tanto en la gestión financiera como en la intelectual.
Eso resulta clave para que Juan Luis [Cebrián] y otros directivos puedan dedicar su tiempo y sus esfuerzos a la esencia del negocio. Es un reto indudable pero también una oportunidad. Para alguien fuerte como PRISA, que cuenta con medios muy fuertes y una posición de mercado muy sólida, puede servir para reforzar el valor de sus activos. Eso en los medios de comunicación está relacionado con los contenidos y la distribución y se traduce en nuevas formas de transmisión, nuevas tecnologías, nuevas demandas de contenidos...
P. ¿Es su primera inversión en España?
R. Tuve inversiones en distintos proyectos. Uno de ellos en el sector de las bebidas, en La Casera, hace muchos años. Cuando la compré la gente pensaba que estaba loco, que era una marca anticuada, camino de la desaparición. Y logramos tener éxito.
P. ¿Ha cambiado la crisis su forma de dirigir los negocios?
R. Aunque la crisis es, en primer lugar, algo negativo, también ofrece oportunidades. A veces permite que activos muy caros en épocas de bonanza se puedan comprar a un precio razonable. Otra cuestión evidente es que como no puedes recurrir a mucho endeudamiento para financiarte, la estructura de capital de la empresa debe robustecerse y eso es algo bueno para el futuro. Esa ha sido una de las causas de la crisis y una de sus lecciones. Uno no puede vivir por encima de sus posibilidades, tiene que ser consciente de sus limitaciones.
P. ¿Y ahora todos deben apretarse el cinturón? Europa ya ha empezado...
R. Desde el Instituto Nicolas Berggruen destacamos la importancia del buen gobierno. Eso tiene que ver no solo con la filosofía de la gobernanza sino con una visión clara de hacia dónde se quiere ir. Europa tenía una concepción idealista de sí misma, que empezó como una asociación, que luego dio paso a una unión monetaria y a un área de libre comercio, ambos muy positivos, pero que ha demostrado sus límites en esta crisis. La moneda única ha funcionado bien mientras las cosas iban bien. Pero en ausencia de un verdadero gobierno europeo eso ha derivado en una falta de coordinación entre el banco central y las políticas fiscales de los distintos países, que ha provocado una crisis de confianza. Europa tiene que tomar una decisión: si se convierte en una unidad política, con un Gobierno central y una estructura federal al estilo de la de Estados Unidos o Brasil, o vuelve a lo que había antes, un área de libre comercio pero con monedas y políticas fiscales nacionales. Lo que hoy tenemos, el punto medio, es una situación muy difícil que crea graves desequilibrios y que dificultará el crecimiento de Europa.
P. ¿Romper el euro?
R. Estamos en tierra de nadie y tenemos que elegir un camino u otro.
P. Acaba de comprar Kardstadt, unos grandes almacenes alemanes. Habrá sido una operación con un alto componente emocional.
R. Mi afinidad con Alemania es evidente. Mis padres nacieron en Berlín y yo crecí hablando alemán en casa. Kardstadt es una marca muy reconocida, sus propiedades son muy importantes para Alemania. La compra sin duda fue importante para mí desde el punto de vista emocional pero también me pareció un negocio interesante. Kardstadt es difícil por el sector -las ventas minoristas-, por ser unos grandes almacenes, por ser Alemania... todo son dificultades. Pero estoy convencido de que es una marca importante, que tiene un negocio real, que cuenta con unos 4.000 millones de ingresos y debería seguir existiendo.
P. ¿Aspira a tener un perfil como el de Bill Gates o Warren Buffet?
R. Para empezar, ellos han tenido mucho más éxito que yo y no me puedo comparar. Los dos son muy inteligentes y grandes ejemplos de responsabilidad. Bill Gates tuvo la inteligencia y el valor de dejar todo, mientras todavía tenía energía, para hacer algo más con su vida
[que dirigir Microsoft]. Yo soy un firme defensor de eso, mi intención es hacer algo parecido, quizás de forma más modesta, si tengo la energía y con suerte algo de éxito en los negocios. Porque al final lo de los negocios es algo muy repetitivo y todo lo relacionado con la filantropía es un reto mucho mayor. Se trata de provocar cambios reales y duraderos y eso es más difícil que dirigir un negocio. No son dos mundos opuestos, pueden ser complementarios.
P. Ya lo dijo al principio: el dinero permite financiar lo demás.
R. No necesitas tener dinero, pero ayuda. Porque las ideas cambian el mundo más profundamente que el dinero y eso es muy importante, en eso consiste el ser humano, en las ideas. Lo digo porque lo creo de verdad. Yo no soy lo suficientemente inteligente o bueno para ser un científico o un buen escritor. Pero preferiría serlo, no ganar dinero y contribuir al desarrollo del mundo, en lugar de hacer lo que hago, que es ganar dinero y también contribuir de otra manera. Pero ser un gran pintor, un gran científico o un buen escritor es un nivel superior.
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