El petróleo estrena geoestrategia
El centro de gravedad de la industria se desplaza hacia China, Rusia y Brasil
La brújula del petróleo ha encontrado un nuevo norte. Ahora señala, sobre todo, a Brasil, China y Rusia. En estos países emergentes se ha instalado la nueva geoestrategia del oro negro, y lo ha hecho a medida que sus empresas petroleras ganaban tamaño. Gigantes como las firmas rusas Gazprom (con unos ingresos de 74.800 millones de euros en 2009), Lukoil o Rosneft, junto a la brasileña Petrobras, o las chinas CNPC, Sinopec o CNOOC, están dando la réplica nada menos que a los cinco grandes de esta competitiva industria: ExxonMobil, Shell, British Petroleum (BP), Total y Chevron. Por hacerse una idea del tamaño de la partida, la capitalización bursátil de este repóker de jugadores es de unos 818.400 millones de euros. Tampoco son ajenas a los cambios las empresas de Oriente Próximo: National Iranian Oil Company, Saudi Arabian Oil Company y Qatar General Petroleum Corporation, fundamentalmente estatales y hasta ahora inabordables, sienten moverse el centro de gravedad del sector.
Oriente Próximo se resiste a perder el liderazgo histórico del sector
Detrás de estas nuevas piezas que se disponen en el tablero hay una partida que empieza a ser distinta. "Potencias petroleras como EE UU y Canadá están agotando sus reservas porque su ritmo de consumo interno es muy superior a su actual capacidad de producción y a sus yacimientos", reflexiona Francisco Álvarez-Ossorio, socio responsable de energía y recursos naturales de KPMG. De hecho, según datos de BP, las reservas probadas estadounidenses han pasado de 30.700 millones de barriles en 2002 a 28.400 millones en 2009. Por el contrario, Brasil ha visto cómo su despensa crecía de 9.800 millones de barriles a 12.900 en el mismo periodo. Idéntica intensidad ha demostrado la producción en el país sudamericano, que ha escalado de 1.899.000 barriles diarios en 2008 a 2.029.000 durante 2009, algo más de un 7% de crecimiento. Ya lo dijo en su día el ahora ex presidente Lula da Silva: "En unos años seremos el tercer productor mundial de petróleo".
Camino de este nuevo escenario, Oriente Próximo se resiste a perder su liderazgo. En 2009 acaparaba el 30,3% de la producción mundial, pero la extracción en la zona caía un 7,3%. ¿Un síntoma del cambio que se avecina? Es pronto para saberlo. "Es cierto que a corto plazo hay más voces importantes que afectan a la oferta de crudo, pero pensando en el largo plazo, le sigo dando peso a la OPEP", indica José Luis Martínez, estratega de Citi.
Sea como fuere, lo reseñable es que este nuevo paisaje es asumido por las propias petroleras, que ven cambiar las tornas. "China, Rusia y Brasil tienen grandes recursos tanto naturales como financieros. Y el petróleo fácil ya ha sido explotado. Así que los países con mucho crudo o mucha demanda pueden elegir con qué petrolera internacional aliarse", explica un portavoz de BP.
Detengámonos un momento en el concepto de petróleo fácil. ¿Qué significa? Hablamos del que resulta sencillo y rentable de extraer. Y en estos tres nuevos destinos hay de los dos: del menos costoso y del más caro. Hay que tener en mente que la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) estima que el coste de extracción de un barril de petróleo en aguas profundas o ultraprofundas (caso de Angola, Nigeria o Brasil) oscila entre los 30 y los 65 dólares, mientras que si lo extrajéramos del Ártico ruso podría alcanzar los 100 dólares. Por eso no es extraño que existan voces en la industria, como la de Ali Aissaoui, jefe de investigación de Arab Petroleum Investments Corporation, que advierten de que "un periodo prologando de los precios del barril por debajo de los 60 u 80 dólares podría afectar a la capacidad de las petroleras privadas y estatales para autofinanciar sus inversiones".
De momento, con un petróleo a 100 dólares el barril, sus temores parecen lejanos. Sin embargo, el poderío de China, Rusia y Brasil y sus compañías ha acentuado el enfrentamiento entre las petroleras internacionales (IOC, según su denominación en inglés) y las estatales (NOC). "Y el balance entre ellas está cambiando. Esta es la gran noticia que está viviendo este sector", ahonda Mariano Marzo, catedrático de recursos energéticos de la Universidad de Barcelona. Y apostilla: "Hay que tener presente que las compañías estatales tienen el 85% de las reservas del planeta de gas y petróleo. El problema que se plantea entonces a las grandes petroleras internacionales es cómo acceder a los yacimientos de los países propietarios del oro negro. Un desafío que se complica aún más si estos territorios usan para explotar el crudo sus propias petroleras estatales". En la práctica, las economías emergentes tienden en los últimos años a controlar férreamente, como sucede en Rusia y China, sus recursos, en lo que se denomina petronacionalismo. Un dato: entre los 20 primeros países con mayores reservas de petróleo del mundo, solo cuatro -Brasil, Noruega, Canadá y EE UU- permiten a las empresas extranjeras acceder sin restricciones a sus reservas.
La ecuación que describe, pues, a estos tres pujantes actores es: grandes yacimientos, unas economías que generan mayores ingresos -algo que facilita la búsqueda a mayor escala de crudo- y un petróleo cada vez más caro, lo cual permite extraer, caso, por ejemplo, de Rusia, hidrocarburos de forma viable en zonas árticas o a grandes profundidades (Brasil). Estos mayores ingresos están propiciando la internacionalización de las compañías estatales, como las chinas Sinopec, CNOOC o CNPC, que se han lanzado a comprar activos en el exterior.
Y es que la realidad, una vez más, se impone. "Habrá un cambio en el orden mundial del que saldrán más favorecidos los países con materias primas. Brasil, e incluso Irak, serán más competitivos, y China está adoptando medidas para no quedarse descolgada. Además, Rusia, el mayor productor de petróleo del mundo, prosperará al igual que los saudíes", desgrana Charles Whall, analista de energía de Newton, perteneciente al grupo BNY Mellon AM. Y agrega: "La economía global tiene vientos en contra que no pueden ser ignorados".
Estamos, sin duda, ante el inicio de un tiempo nuevo para el petróleo, que trae consideraciones económicas bajo el brazo, pero también políticas y sociales. "Si el precio del crudo sube mucho, como empezamos a ver, China, Rusia y Brasil tendrán más dinero, que pueden destinar, a través de fondos soberanos, a compras en los países ricos. Y que las naciones emergentes compren en las ricas genera, y a veces con razón, suspicacias", advierte Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano. "Ante el aumento de la demanda, veremos una mayor competencia por los recursos energéticos, que cada vez serán más escasos, y puede haber un enfrentamiento por ellos".
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