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La debilidad de Japón impulsa a China como segunda economía

El PIB nipón apenas crece un 0,1% en el segundo trimestre

Hace cuatro décadas, Japón arrebató a Alemania el puesto de segunda mayor economía del mundo, después de EE UU. Ahora, le llega su turno de ceder ese lugar. Y lo hace a favor de un país vecino y rival durante muchos años: China. El producto interior bruto (PIB) nominal japonés -antes de ajustar precios y variaciones estacionales- alcanzó 1,288 billones de dólares en el segundo trimestre del año, frente a los 1,337 billones del PIB chino, según anunció ayer el Gobierno de Tokio. Ese sorpasso tiene dos causas: el largo estancamiento japonés, que roza la deflación desde hace 15 años, y el veloz crecimiento de China, que galopa a una velocidad de crucero inalcanzable para las economías avanzadas.

La renta china por habitante está aún muy lejos de la japonesa

En el acumulado de los seis primeros meses, la economía japonesa continúa siendo mayor que la china (2,587 billones de dólares, frente a 2,532 billones), pero las cifras trimestrales hacen prever que China, casi con toda seguridad, se consolidará en el conjunto de 2010 como la segunda potencia económica. La tasa de crecimiento anualizada del PIB japonés fue del 0,4% (0,1% intertrimestral y 2% interanual), frente al 4,4% en el primer trimestre.

No es la primera vez que Pekín supera a Tokio en cifras parciales. Ya ocurrió en el último trimestre de 2009, aunque, en el siguiente, Japón volvió a adelantar a su vecino. A partir de ahora es poco probable que Pekín ceda ese liderazgo, debido a la enorme diferencia entre las tasas de crecimiento de ambos países. China está subiendo a un ritmo del 10%, mientras Japón lo hará a tasas que oscilan entre el 2% y el 3% este año, según las previsiones.

El cambio de posiciones puede parecer solamente simbólico, ya que la renta per cápita anual china (3.600 dólares) está aún muy lejos de la japonesa (37.800 dólares) o la estadounidense (42.240 dólares), pero es un símbolo cargado de importancia.

Por un lado, refleja el imparable ascenso del país más poblado del planeta, tanto en la escena económica como en la política, y pone de manifiesto de qué forma se está redibujando el mapa geopolítico mundial. En Japón, ese cambio estadístico provoca reacciones ambiguas. Según una encuesta llevada a cabo este año por el periódico Asahi, la mitad de los japoneses asegura que el descenso de su país al número tres supone un problema, mientras que la otra mitad dice que no lo es.

Por otro lado, los movimientos del tablero suponen una nueva llamada de atención a los líderes japoneses sobre la importancia de impulsar una economía que mire más hacia el exterior. El gasto de los consumidores de la potencia desbancada, que representa alrededor del 60% del PIB nacional, se mantuvo prácticamente inalterable respecto al primer trimestre, mientras que la inversión pública cayó un 3,4%.

Japón ha conservado el lugar como segunda economía desde 1968, cuando superó a Alemania. Tras renacer de las cenizas de la II Guerra Mundial, se convirtió en una potencia manufacturera y financiera global. Pero el milagro japonés sufrió un fuerte revés con la burbuja inmobiliaria de la década de 1980. La implosión de la economía en 1991 fue seguida de una década de estancamiento y malestar económico, del cual nunca se ha recuperado totalmente.

En cambio, China superó el año pasado a EE UU como primer mercado automovilístico del mundo y a Alemania como mayor exportador. Es el primer comprador de mineral del hierro y cobre, y el segundo importador de petróleo. Su economía es hoy 90 veces mayor que cuando el líder Deng Xiaoping lanzó el proceso de apertura y reforma a finales de 1978. El banco de inversiones Goldman Sachs calcula que China superará a Estados Unidos como mayor economía del mundo en 2027. El llamado milagro económico chino ha permitido sacar a cientos de millones de personas de la pobreza, pero a cambio ha creado uno de los países con mayor desigualdad social del mundo y ha originado graves problemas medioambientales y de corrupción.

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