Salgado prepara el terreno para subir impuestos y tapar el agujero del déficit
"Todas, absolutamente todas las figuras tributarias están en revisión", asegura la vicepresidenta económica
La resaca de la crisis dejará en España impuestos más altos. La vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, dio ayer un paso más en la estrategia del Gobierno de preparar el terreno para una inminente subida tributaria, que llegará por dos vías: en el marco de los Presupuestos y a través de la Ley de Economía Sostenible, que apostará por el desarrollo de la fiscalidad verde. El agujero del déficit público impone así un giro radical en la política económica tras más de una década en la que Gobiernos del PP y del PSOE dieron numerosos pasos en el sentido contrario, con continuas rebajas fiscales en las principales figuras tributarias.
El Ejecutivo tiene ante sí un dilema de difícil solución. Necesita estimular la economía para salir de la recesión, pero a la vez se ve obligado a embridar un déficit que galopa hacia niveles nunca vistos, del 10% del PIB. Y subir impuestos no ayuda precisamente a estimular la actividad económica. "Hay que seguir haciendo un esfuerzo fiscal generoso" para reactivar la economía, aseguró Salgado, que a renglón seguido avanzó el debate central del próximo curso político: "Hay que poner en consideración todas las figuras impositivas, sin apriorismos, teniendo en cuenta que la prioridad es recuperar el crecimiento".
"La prioridad es recuperar el crecimiento", sostiene la ministra La Ley de Economía
Sostenible impulsará la fiscalidad 'verde'
A la salida de la Comisión de Economía del Congreso, Salgado optó por marcar territorio y desautorizó al número dos del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, que la semana pasada planteó una subida de impuestos para las rentas altas. Blanco "dijo que era una reflexión personal y creo que no es oportuno manifestarme sobre una reflexión personal", subrayó la ministra, antes de aclarar que en España "las rentas altas ya pagan más impuestos".
Hacienda se resiste a adelantar qué figuras pueden verse afectadas y ayer se limitó a remitirse a las palabras de Salgado: "Todo, absolutamente todo está en revisión", aunque "ni tan siquiera hemos hablado aún de subidas", declaró.
Pero el Ejecutivo ya ha echado a andar ese camino, con la subida de impuestos al tabaco y las gasolinas y el anuncio de la eliminación parcial de la deducción por vivienda. Sobre la mesa están también la posible supresión parcial de la deducción de 400 euros, el cheque-bebé y la posibilidad de cambios en el IRPF y sociedades. Junto con los cambios en el sistema fiscal, Salgado explicó que prepara un Presupuesto "muy centrado en recuperar el empleo y el crecimiento" y con medidas de austeridad, como la contención de la oferta de empleo público. El Ejecutivo negocia además con los sindicatos una mínima subida salarial para funcionarios.
Economía ya ha descubierto incluso parte del argumentario con el que justifica la subida fiscal. Por un lado están las exigencias de Europa: "A medio plazo las cuentas públicas deben volver a los límites impuestos por Bruselas". Por otro, el hecho de que la crisis haya provocado el desplome de la presión fiscal. Salgado explicó que ese indicador -que mide el peso de los ingresos públicos en la riqueza de la economía- bajó el año pasado al 32,8% del PIB, cinco puntos menos que en 2007, con lo que se sitúa "entre los más bajos de Europa". "Los ingresos públicos han caído mucho respecto a los niveles anteriores a la crisis", justificó.
Los cambios en el modelo tributario serán una de las claves en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado y pondrán a prueba los apoyos del Gobierno. La polémica ya está en marcha: el coordinador económico del PP, Cristóbal Montoro, acusó al Ejecutivo de "preparar una subida de impuestos a las rentas medias". El diputado de CiU Josep Sánchez Llibre calificó los posibles incrementos como un "culebrón de verano" y una "broma pesada o de muy mal gusto", y recordó que el Gobierno tiene un compromiso con la federación nacionalista catalana para no subir los impuestos directos a lo largo de este periodo de sesiones. Y Joan Ridao, de ERC, criticó al Ejecutivo por "especular con subidas impositivas o reformas fiscales, con el riesgo de que eso provoque la desconfianza de la ciudadanía".
Prácticamente sólo Joan Herrera (ICV) aplaudió esa iniciativa, antes de recordar que es lo contrario de lo que ha hecho el Gobierno socialista en los últimos años "con la política de cheques universales, la supresión del impuesto sobre el patrimonio y las rebajas de impuestos para las rentas altas". "Bajar los impuestos no es de izquierdas: lo es una política fiscal redistributiva que tenga más margen para las políticas sociales", dijo, antes que recordarle a Salgado que los niveles de presión fiscal de España "son similares a los que tienen los países bálticos". "Las economías que están saliendo más rápido de la crisis -Alemania y Francia- son las que tienen más musculatura fiscal; no es casual que Irlanda y España sean los que tienen más dificultades", atacó.
Lejos de la política, el debate también empieza a calar. La Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) mostró ayer su "preocupación y malestar" por la posible subida impositiva apuntada por Salgado. El secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, en cambio, se mostró a favor de aumentar el IRPF "a los tramos más altos", en línea con lo sugerido estos días por José Blanco, y abogó por "replantear la estructura fiscal" en el marco de los Presupuestos, para introducir una mayor progresividad.
España no es una excepción: los países más afectados por la crisis y con mayores déficit, como Estados Unidos, Reino Unido o Irlanda, han aprobado ya subidas de impuestos, principalmente para las rentas altas. Sin embargo, las rebajas impositivas son uno de los aspectos centrales de la campaña electoral en Alemania, y se plantean también en otros países como Dinamarca.
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