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La crisis del euro

Papandreu: "Vamos a reestructurar el país, no la deuda"

El Gobierno griego presenta un nuevo plan de ajuste para aplacar el acoso de los mercados que eleva los recortes de gasto a 23.000 millones.- Berlín desmiente que el país tenga que renegociar pagos

El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha salido al paso de las dudas sobre un eventual impago asegurando que el país va a resolver sus "profundos" problemas "no reestructurando la deuda, sino reestructurando el país" durante la presentación de una "hoja de ruta para salir de la crisis". El Gobierno griego ha revelado hoy un paquete adicional de ajuste por valor de 26.000 millones de euros entre 2012 y 2015, así como que prevé vender activos públicos y privatizaciones por otros 50.000 millones en el mismo periodo con el objetivo de sanear sus cuentas públicas, una cifra que el mercado no se acaba de creer. El endeudamiento público de Grecia asciende a 340.000 millones, lo que supone más del 140% del PIB, y cerrará el año sobre el 153%, con diferencia el más alto de la UE.

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El anuncio del nuevo plan ha tenido lugar después de que arreciasen ayer las dudas, alentadas por el Gobierno alemán, sobre si la República mediterránea se verá obligada a renegociar los pagos de sus bonos ante el persistente acoso de los mercados y los altos intereses que debe pagar para financiarse, sobre el 13% a 10 años y en el 18% a dos. Sin embargo, el ministro de Economía de Alemania, Wolfgang Schaeuble, uno de los que han encendido la mecha de este nuevo fuego de la crisis del euro, ha defendido hoy que sus palabras a un diario alemán sobre que la situación de Grecia era insostenible han sido "mal interpretadas". En cualquier caso, hay quien da por buenas sus advertencias con desmentido incluido incluso desde quienes formaron parte del propio gabinete de Angela Merkel. Su exministro de Exteriores y actual secretario de Estado en este departamento, Werner Hoyer, ha añadido más gasolina al afirmar que una reestructuración no sería un desastre. Se da la paradoja de que el mayor acreedor del país son los bancos alemanes.

De manera general, Papandreu ha abogado a su vez por reducir el sector público en un 30%. Entre los pocos detalles avanzados, el Gobierno griego asegura que "no se aplicarán recortes horizontales de sueldos y jubilaciones" pero sí se reducirá el sector público y se luchará contra la evasión fiscal. También quiere disminuir el número de funcionarios en un 10% mediante la limitación de nuevas contrataciones, el aumento de la jornada laboral desde las 37 a las 40 horas semanales y un estatus más flexible, que incluye el formato de contratos temporales en el sector público.

No obstante, la falta de concreción de las medidas con las que Atenas quiere obtener este ahorro ha defraudado a los mercados. Además, los analistas también opinan que algunas de las previsiones del Ejecutivo griego, como las referentes a los fondos que va a conseguir con las privatizaciones, son demasiado optimistas.

"El discurso del primer ministro no ha aclarado las dudas y se mantiene la incertidumbre. Lo que al mercado le gustaría es un calendario específico por lo que respecta a las privatizaciones que es lo que debería haber anunciado", ha lamentado Theodore Krintas, estratega del banco griego Attica. "El plan se concretará en las próximas semanas, hoy estamos presentando las líneas básicas de una hora de ruta que nos llevarán de la Grecia de la crisis a la Grecia de la creatividad", se ha defendido Papandreu.

El temor a una reestructuración es que, más allá del impacto que pueda tener en la confianza de Grecia, confirmará una de los peores augurios de la crisis. Si el país vuelve a morder el polvo y, pese a activar la ayuda de sus socios del euro, la UE y el FMI, se ve forzada a pactar nuevos plazos de pago con sus acreedores, quedará demostrado que el mecanismo de rescate es inútil para garantizar la estabilidad de la eurozona.

El plan anunciado hoy se une al programa de austeridad que pretende reducir el déficit fiscal en 30.000 millones de euros en cinco años, de los 36.000 millones de 2009 a 6.000 millones de euros en 2014. Ese primer paquete pretendía que el déficit fiscal griego pasase de alrededor del 15% del PIB registrado en el 2009, al 2,6 % al que se quiere llegar en 2014. Ahora, el Ejecutivo confía en alcanzar el 1% en 2015.

El año pasado la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prestaron a Grecia 110.000 millones de euros para salvar al país de la bancarrota, pero condicionaron la ayuda a un duro programa de ajustes estructurales. Por otra parte, ayer se publicó que la tasa de paro aumentó a una cifra récord del 15,1%, su nivel más alto en cincuenta años, tras las duras medidas de ajuste aplicadas por el Gobierno en el último año.

El primer ministro griego, Yorgos Papandreu.
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu.AP

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