El Banco de España deja de ganar mil millones por el oro
La institución vendió antes de la revalorización del metal
El Banco de España tiene un aire de infalibilidad. Y el oro, una aureola casi legendaria. La combinación debería ser demoledora, pero no siempre es así. El Banco de España vendió entre 2005 y el año pasado casi la mitad de sus reservas de oro por un importe de 3.500 millones de euros.
Con un beneficio de 2.500 millones, la operación parecía redonda. Nadie esperaba que el oro cosechara una revalorización tan acusada. Pero eso es precisamente lo que ha ocurrido. Si el Banco de España hubiera vendido hoy su oro, habría ganado más de 1.000 millones de euros adicionales. Un buen pico.
Las operaciones han supuesto unos ingresos de 3.500 millones de euros
Las fechas de venta estaban marcadas por un acuerdo con el BCE
Cuando las Bolsas se tambalean, el oro brilla con luz propia. Esa secuencia, prácticamente una tradición en los mercados financieros, se ha reproducido en los últimos seis meses: con la crisis de liquidez derivada de las hipotecas basura en Estados Unidos, el pasado agosto, el oro ha recuperado su tradicional papel de valor refugio, con unos números impresionantes. El metal dorado inició el pasado año con una cotización de en torno a los 600 dólares por onza (algo más de 31 gramos), y la cotización ha superado en los primeros días de 2008 los 900 dólares por onza.
Algunos inversores se frotan las manos con esa fenomenal revalorización. Pero los bancos centrales de la Unión Europea deben de estar tirándose de los pelos.
Cuando se constituyó el Banco Central Europeo (BCE), las autoridades monetarias de los países del euro decidieron desprenderse escalonadamente de sus grandes reservas de oro, buscando una mayor rentabilidad y diversificación en sus inversiones. Por aquel entonces el oro estaba por debajo de los 400 dólares por onza, y así se mantuvo prácticamente hasta 2003. Obviamente, el eurobanco no imaginaba una evolución como la que ha tenido en los últimos meses.
Tampoco el Banco de España, que ha vendido casi la mitad de sus reservas en este periodo: un total de 7,7 millones de onzas, según los datos públicos de la institución. El precio medio de venta asciende a algo más de 450 euros (unos 670 dólares) por onza, por debajo de los 900 dólares actuales.
El oro no es ajeno a los vaivenes de los mercados y, por ejemplo, el banco de inversión estadounidense Merrill Lynch apuesta por la posibilidad de que la cotización rompa incluso la barrera de los 1.000 dólares por onza antes del verano, para después retroceder y colocarse en torno a los 740 dólares a finales de año.
"Las fechas de venta estaban marcadas por el acuerdo alcanzado con el BCE", asegura un portavoz de la institución que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez. "Probablemente se hubiera podido sacar algo más, pero nadie podía prever una crisis como la del pasado verano, que ha disparado la cotización", según las mismas fuentes.
Pese a que en círculos políticos la derecha especuló con la posibilidad de que los ingresos procedentes de la venta del oro se destinaran a financiar algunas de las medidas sociales promovidas por el Gobierno socialista o a equilibrar la maltrecha balanza comercial, las motivaciones eran muy diferentes.
"No se trata de un movimiento especulativo: el objetivo era capitalizar la entidad, que ahora tiene unas reservas en torno a los 2.000 millones de euros, una cifra que era muy inferior antes de estas operaciones. Se ha perdido la última subida, pero las plusvalías son de unos 2.500 millones. Además, ese dinero ha permitido invertir en otros activos, que también generan rentabilidad", explican desde el Banco de España.
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