Con el tiempo a favor

Antes de que la Unión Ciclista Internacional (UCI) o la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) hayan abierto la boca incluso para castigarlo o para bendecirlo, Alberto Contador ya ha recibido la primera penalización por el positivo de clembuterol que desveló el 30 de septiembre y que le mantiene, provisional y voluntariamente, suspendido. Ganador en 2007, 2008 y 2009 del Vélo d'Or, el trofeo, similar al Balón de oro, con que la revista francesa Vélo premia al mejor ciclista del año, el chico de Pinto se vio relegado ayer a la segunda posición en la votación de los especialistas, que han coronado en 2010 al suizo Fabian Cancellara (Tour de Flandes, París-Roubaix, Mundial contrarreloj). "El caso Contador ha influido fatalmente en los escrutinios", reconocía ayer L'Équipe.

La negación de un trofeo que consideraba habitual no ha significado, sin embargo, un golpe moral para Contador, que ya se esperaba el desenlace y que, según quien le conoce bien, ha recuperado el optimismo los últimos días. Quiere considerar el ciclista que la tardanza de las autoridades internacionales en decidir es una señal positiva, un síntoma de que el debate científico sobre la posibilidad de que una contaminación alimentaria esté en el origen de los 50 picogramos de clembuterol detectados en su orina marcha por el buen camino. De hecho, tanto la AMA como la UCI han encontrado escasas posibilidades de perseguir a Contador por el clembuterol y, según avanzaba ayer La Gazzetta dello Sport, sus especialistas están revisando los análisis del Tour en busca de más plastificantes para tratar de probar una autotransfusión.

El triple ganador del Tour, que recibió ayer el apoyo público de Alejandro Blanco, el presidente del Comité Olímpico Español (COE), ha roto su silencio en la revista Ciclismo a fondo: "Lucharé hasta el último momento. Cuando tienes la verdad de tu lado, debes pelear hasta el final". Contador reconoce que su "punto de vista sobre el ciclismo ha cambiado": "Estoy desilusionado, decepcionado. Estoy convencido de que el daño a mi imagen lo voy a tener siempre. La gente puede llegar a olvidar, pero yo no. Se me va a quedar una cicatriz interna igual a la que tengo externa de la operación que sufrí en la cabeza".