La pasión incontenible de Mourinho
El incidente con Portugal obliga al Madrid a posicionarse frente a su técnico más poderoso
El presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF), Gilberto Madaíl, se ha resignado a nombrar a Paulo Bento como seleccionador. Madaíl negoció ayer con Bento, aceptando así la primera opción que le propuso el hombre más poderoso del fútbol portugués, el representante Jorge Mendes. "Paulo o José", le ofreció Mendes. A falta de la firma del contrato, la elección de Madaíl será Bento, para desdicha de José Mourinho. El técnico del Madrid, que durante la última semana se puso en contacto con Mendes, su agente, para transmitir a Madaíl su deseo de sentarse en el banquillo de Portugal, procuraba ayer hacerse a la idea de que no siempre se puede hacer lo que le dictan las pasiones.
Mourinho y Florentino Pérez experimentaron el jueves su primer desencuentro
El preparador dejó entrever en Anoeta que no había quedado satisfecho
"Siento lástima", dijo Mourinho tras el encuentro contra la Real Sociedad, en un intento de describir su estado de ánimo. "Lo digo porque soy muy honesto".
Mourinho es el entrenador con más poder que ha tenido el Madrid en su historia. En los últimos días el hombre llevó sus atribuciones al límite. Fue un intento obstinado para que el club le concediese una licencia de diez días para dirigir a Portugal en sus dos próximos partidos de clasificación para la Eurocopa de 2012, contra Dinamarca e Islandia, el 8 y el 12 de octubre. La precaria situación del equipo nacional luso, sin seleccionador desde hace dos semanas tras la destitución de Queiroz, exigía una solución urgente. Mourinho descubrió su ardor patriótico y el jueves pasado recibió a Madaíl en Madrid para manifestarle su disposición. Lo que nunca hizo es trasladarle la petición al Madrid directamente. Esperaba que Madaíl lo hiciese, pero el dirigente, avergonzado ante el enredo, solo atinó a llamar a Florentino Pérez por teléfono. Según fuentes del Madrid, lo primero que hizo Madaíl fue pedir disculpas. "Estamos evaluando otras opciones", le comunicó al presidente del Madrid.
El sábado, en Anoeta, Mourinho manifestó que le pareció extraño que el Madrid no recibiese a Madaíl para discutir el asunto a fondo. "No comprendo por qué no hay una reunión si la federación portuguesa está en Madrid", se conturbó.
Mourinho estimó que donde va Madaíl va la federación, pero el viernes Madaíl ya estaba de regreso en Lisboa. Era evidente que el máximo mandatario del fútbol de Portugal no tenía capacidad jurídica ni moral para solicitar la cesión de Mourinho, a quien el Madrid convirtió el pasado mayo en el técnico mejor pagado de la historia del fútbol: 10 millones de euros netos por curso por su dedicación exclusiva tras pagar al Inter otros 16 millones, la cláusula de rescisión más elevada. Otro récord.
Florentino Pérez, que no quiso decirle que no a nadie, resolvió el entuerto con astucia sibilina. Evitó que la FPF le hiciera una solicitud oficial y, por tanto, tampoco tuvo que emitir una negativa con carácter oficial. De esta manera, el presidente madridista esperó superar un dilema que desde un principio le pareció absurdo e inadmisible. Mourinho dejó entrever en Anoeta que no había quedado satisfecho: "El Madrid no me deja ir con Portugal y no lo entiendo porque esos días estaré con tres jugadores de vacaciones".
En el Madrid creen que la reacción del técnico es ilógica puesto que, de comprometerse con Portugal, debería preparar el partido contra el Deportivo, el 3 de octubre, al tiempo que configura la lista de los 22 portugueses que se llevará a los encuentros de clasificación. Dos tareas aparentemente incompatibles.
En el club creen que el malestar del técnico se debe, principalmente, a su deseo de que el club le negara su derecho a ir con Portugal de manera más explícita. Piensan que Mourinho pretendía de este modo asegurarse una salida más popular.
El incidente supone el primer desencuentro entre Mourinho y Florentino Pérez. Hasta que conoció al portugués, al presidente nunca le gustaron los entrenadores. Se sintió fascinado por Arsène Wenger mientras no le trató. Cuando comenzó a reunirse con él, hace un año y medio, Wenger se mostró renuente. Luego se negó a participar en su proyecto y el presidente sospechó que, después de todo, el francés era un cobarde. Exactamente lo contrario creyó intuir en Mourinho. Cuando se entrevistó con el portugués, en el curso de la temporada pasada, tuvo la sensación de encontrarse ante un hombre de carácter arrebatador. Un aventurero que no se detenía ante nada. Un técnico inflamado por el sentido de misión, que no temblaba en despreciar al club con el que tenía contrato en vigor, el Inter, con tal de aceptar el desafío de conducir al Madrid en su lucha contra el Barça.
Florentino Pérez declaró hace una semana que la principal garantía de éxitos deportivos del Madrid es Mourinho. "Tiene una pasión incontenible por el triunfo, es el mejor entrenador del mundo", dijo.
En los últimos días, Florentino Pérez ha descubierto con desagrado que las pasiones de su entrenador desatan fuerzas tan inspiradoras como amenazantes. Son incontenibles pero deberá ponerles un límite.
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