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Al Valencia le puede la retórica

Al conjunto de Emery le falta profundidad y remate para superar al débil Genk

A cámara lenta, al ritmo empalagoso de Banega, el Valencia se conformó con un empate tristón ante el rival más débil del grupo. Le faltó remate, profundidad y ambición. Le sobraron los cientos de toques que acumuló Banega, chupón de principio a fin. Claro que se lo permitieron sus compañeros y su entrenador, incapaces de cambiar el ritmo anodino del encuentro. La mejor noticia para el cuadro de Emery fue su pareja de centrales, Rami y Víctor Ruiz, poco exigidos, pero sobrados y bien avenidos. El Genk fue lo que se suponía: conjunto solidario y encerrado en torno a su portero. El Fenix Stadion celebró el empate como una gran victoria. Lo era para el séptimo clasificado de la Liga belga.

GENK, 0 - VALENCIA, 0

Genk: Köteles; Ngcongca, Simaeys, Nadson, Pudil; Hubert, Tözser; Ndabashinze, Buffel (Camus, m, 85), Nwanganga (Ogunjimi, m. 64); y Vossen (Barda, m. 80). No utilizados: Sandomierski; Vanden Borre, Durwael y Hyland.

Valencia: Diego Alves; Miguel, Rami, Víctor Ruiz, Mathieu; Topal, Banega; Feghouli (Pablo Hernández, m. 69), Parejo (Aduriz, m. 74), Piatti (Canales, m. 74; y Soldado. No utilizados: Guaita; Jordi Alba, Ricardo Costa y Maduro.

Árbitro:Thomas Einwaller (Austria). Amonestó a Banega, Buffel y Pudil.

Unos 20.000 espectadores en el Genk Arena.

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El Valencia cayó preso de la retórica en la primera parte, víctima de un duermevela que no le llevaba a ninguna parte. Banega acaparó todo el protagonismo con el balón, demasiado, tejiendo y destejiendo un hilo sin fin. El cuadro de Emery dispuso de hasta un 65% de posesión del cuero. En ocasiones, dio la impresión de que era un partido de Ever contra todos.

No fue culpa suya que dimitiera Parejo, insustancial en todo lo que hizo en este primer periodo, ni que Soldado, rodeado siempre de cuatro defensas, estuviera en punta demasiado solo. Para cuando los laterales, Miguel y Mathieu, alcanzaron la línea de fondo, sus centros al área no encontraron rematador.

Ante un Genk cómodamente instalado en su área, el Valencia disparó muy mal desde fuera del área, flojo o muy desviado. Sólo algún escarceo de Piatti amenazó seriamente la portería local, pero al extremo argentino se le resistió el disparo y se le escaparon casi todos los controles.

Emery quiso dar entrada a jugadores inéditos hasta ahora en la competición de Liga. Desde la portería, donde Diego Alves defendió sin agobios el tímido ataque belga, parapetado por sus dos sólidos centrales, Rami y Víctor Ruiz, y la presencia permanente de Topal, casi más central que mediocentro. Otra novedad fue Feghouli, el extremo francés procedente del Grenoble, de 21 años. Muy activo en los primeros minutos, le faltó desborde para ocupar un espacio donde sí lo tuvieron sus dueños anteriores, Joaquín, ahora en el Málaga, y Pablo Hernández, en el banquillo. Para todos ellos, era una prueba de fuego, lo mismo que para Parejo, muy errático en el arranque.

Emery confió en el mismo equipo tras el descanso. Y el pecado siguió siendo el mismo: no le daba velocidad a la circulación de la pelota. A Parejo se le supone un toque exquisito, sobre todo el primero, que fue lo que exhibió en una excelente pared larga con Soldado neutralizada por Köteles. El interior derecho se animó y poco después envió una falta enroscada junto al poste derecho del arquero belga. El Genk estaba encantado con el 0-0. Su hinchada cantaba el Poro-po-pó y su portero perdía todo el tiempo posible. Al lateral izquierdo Pudil lo amonestó el árbitro por tardar una eternidad en sacar una falta.

El técnico vasco esperó al minuto 67 para su primer cambio, Pablo por un desfondado Feghouli. En efecto, Pablo reactivó al Valencia con el desborde por el extremo. Y en su primer centro se produjo la jugada del encuentro, a pocos centímetros de convertirse en el gol de la Champions: el central Rami empalmó una chilena que se estrelló violentamente en el larguero. El zaguero francés mostró todas las ganas de ganar que le faltaron a la mayoría de sus compañeros.

Ya con Aduriz en el campo, el Valencia pasó a jugar con dos delanteros, pero el equipo necesitaba entonces un buen pasador, de ahí que Emery recurriera a Canales, aunque solo faltaran 10 minutos. Insuficientes para cambiar el curso de un partido que arrancó y acabó en la cháchara indigesta de Banega.

El portero del Genk Köteles despeja la pelota ante la presión de Soldado.
El portero del Genk Köteles despeja la pelota ante la presión de Soldado.LAURENT DUBRULE (Reuters)

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