Reino Unido no olvida al "hombre que robó la inocencia olímpica"
La prensa británica se desmarca del resto de medios internacionales y critica a Samaranch en sus obituarios
"Juan Antonio Samaranch presidió la transformación del destino de los Juegos y la muerte de sus ideales". Con esta contundencia se expresa Matthew Syed, columnista del Times , para referirse al ex presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), fallecido ayer tras ser ingresado de urgencia hace dos días en la clínica Quirón de Barcelona por una parada cardiorrespiratoria. Hoy, en contraste con la mayoría de los medios internacionales, los diarios británicos hacen hincapié en el pasado franquista de Samaranch, el escándalo de corrupción que salpicó los Juegos de Invierno de Salt Lake City y su escasa eficiencia en la lucha contra el dopaje.
En su obituario, el Times incide en que Samaranch fue un "controvertido presidente del movimiento olímpico que incrementó infinitamente la influencia política y la influencia financiera de los Juegos". En su articulo, Syed establece que "si se quiere comprender la evolución de la corrupción institucionalizada, un buen lugar para empezar no es el palacio de Westminster o la ciudad de Londres, sino un edificio palaciego en la ciudad suiza de Lausana", comenta.
"Aquí fue donde Juan A. Samaranch, fallecido ayer", prosigue el texto, "planeó y organizó el movimiento olímpico moderno durante más de dos décadas, convirtiendo una organización deportiva amateur en un coloso corporativo", apunta el periodista. En la edición on-line, Patrick Kidd hace más sangre todavía. Recuerda que "fue partidario de los fascistas españoles que lucharon por el general Franco" y que "hizo la vista gorda ante el consumo de drogas por los atletas". Además, remarca que "su reputación fue dañada por las revelaciones en 1998 sobre los miembros del COI que habían sido sobornados para respaldar la oferta de Salt Lake City como sede de los Juegos", explica el autor.
La alargada sombra del dopaje
The Guardian sigue la misma línea crítica . John Rodda, que rubrica el obituario , apunta que "reformó de manera radical los Juegos Olímpicos de finales del siglo XX y contribuyó a elevar el perfil del movimiento olímpico hasta que alcanzó la categoría de un pseudoestado (...), pero al precio, controvertido, de que perdieran su independencia y fueran vulnerables a la corrupción". Al mismo tiempo, señala que "a lo largo de su mandato, la sombra del abuso de drogas en el deporte creció".
Rodda, además, evoca los orígenes burgueses de Samaranch, que "utilizó la riqueza de su familia y de la industria textil para promover sus intereses deportivos". Intereses apoyados en el Régimen de Franco. "En la España del dictador fascista Francisco Franco, el deporte estaba bajo el control y la influencia del Estado y Samaranch encontró su camino al poder a través de los rodillos deportivos del hockey", establece.
El periodista también acusa a Samaranch de favorecerse de la figura del Rey. "A la muerte de Franco en 1975, la carrera política de Samaranch parecía haber terminado, pero fue un oportunista y su amistad con el rey Juan Carlos lo condujo a un nombramiento crucial en sus aspiraciones olímpicas como embajador en Moscú en 1977".
Como curiosidad, este obituario está firmado por alguien que falleció antes que el propio Samaranch. The Guardian indica al final del texto que John Rodda murió en 2009.
Tras efectuar un extenso repaso a su mandato al frente del COI, The Guardian menciona el episodio de Salt Lake City. "A veces, parecía un hombre roto, pero su determinación de permanecer no era tanto un gesto de inocencia como la de un hombre que sabía que los anillos olímpicos podían haberse manchado de sangre por las luchas internas para sucederle".
Un "gran superviviente"
Otros medios, como The Financial Times o The Daily Telegraph también destacan los claroscuros del personaje. El primero, en un obituario firmado por Andrew Jennings, define a Samaranch como un "gran superviviente que dejó contaminado el legado olímpico" . "Fue el gran superviviente; probablemente el último de su generación de políticos fascistas europeos que permaneció activo en la vida pública. Se reinventó a sí mismo hasta el punto de que sus seguidores lo propusieron como candidato al Premio Nobel de la Paz".
El segundo periódico, a través de un artículo firmado por Jacqueline Magnay, establece que el español fue "un dirigente visionario que dividió y conquistó. Su capacidad de diplomacia para manipular personas y circunstancias hizo posible que prosperaran los Juegos Olímpicos. Dentro del COI, Samaranch fue muy admirado e incluso a veces querido", concluye.
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