Honores en la Casa Rosada
La recepción con la presidenta Kirchner resume el respeto en Argentina a La Roja
"Felicidades, ¡qué gran equipo tienen!", suelta el botones nada más llegar al hotel Melía Buenos Aires y tan pronto reconoce a un español saliendo de un taxi. "¡Ah, si nosotros supiéramos usar a Messi como lo hace el Barcelona!...", se escucha en El Obrero, un boliche, un bar, del barrio de la Boca, célebre por sus milanesas, cerca de La Bombonera, donde ayer se entrenó la selección española. Camino de Palermo, el barrio de moda, el taxista lo tiene aún más claro: "O aprendemos de los gallegos y volvemos a lo que fuimos o chau!", pontifica. "¡En-gan-ches!", reclama buscando la mirada a través del retrovisor mientras golpea el volante acompañando cada sílaba.
Se busca Argentina en el espejo de La Roja porque en el juego del campeón del mundo, más allá de los triunfos, reconoce esencias del amago y la gambeta que dieron personalidad al invento que los británicos les mostraron hace mucho más de un siglo.
El equipo español, entre los candidatos al Príncipe de Asturias, que se falla mañana
Mientras España encontraba un camino alternativo a la furia de la que presumió siempre y que no le dio más que disgustos, el fútbol argentino renegó de la cordura cuando volvió a casa antes de hora del Mundial de 2002, cuando de la mano de Bielsa lo hizo todo bien menos ganar. No logró reconducir la nave Pékerman en el de 2006 y mucho menos Maradona en el de Sudáfrica 2010. Ahora comparece Batista dispuesto a recuperar el juego en el centro del campo.
Argentina siempre se preguntó por qué Messi no es con la albiceleste lo que suele ser en el Barcelona y Batista parece haber llegado a la conclusión de que el problema tiene nombres: Xavi, Iniesta y Busquets. Batista tiene antecedentes de su apuesta por cuidar la pelota y la elaboración, como demostró en Pekín juntando a Riquelme y Gago con Messi. El pasado viernes, en la primera práctica en Ezeiza, alineó juntos, por delante de una defensa de cuatro, a Banega, Mascherano, D'Alessandro, Diego Milito, Tévez y Messi.
El respeto que actualmente se respira en Argentina por el fútbol español es tal que la presidenta del Gobierno, Cristina Fernández de Kirchner, ha cambiado su agenda para adecuarla a la del campeón mundial y, finalmente, recibirá esta tarde en la Casa Rosada a la delegación española. España no juega un partido en Argentina desde el Mundial de 1978.
Por otra parte, el equipo de Vicente del Bosque es aspirante al Premio Príncipe de Asturias del Deporte. El fondista etíope Haile Gebrselassie, la alpinista Edurne Pasaban y los motociclistas Valentino Rossi, Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo también figuran entre los candidatos. El jurado -compuesto por 30 personas, entre ellas el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco; Arantxa Sánchez Vicario, Manel Estiarte y Quini- se reunirá en Oviedo hoy y mañana, cuando dará a conocer el fallo.
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