"Empecé en un campo de tierra y con un balón de fútbol"
Serge Ibaka es, a los 21 años, un jugador de primera fila en un equipo de primera fila, Oklahoma Thunder. El mérito de este congoleño de 2,08 metros y 106 kilos de puro músculo es doble si se tiene en cuenta que en su infancia vivió la guerra civil en su país, la República del Congo; que tuvo problemas burocráticos para jugar en España y que ha vivido en tres continentes en cuatro temporadas. Ahora destaca en Oklahoma, en el que lleva una y media; es el tercer jugador por tapones en relación con los minutos que juega y empieza a ser muy valorado en la NBA. Por eso fue designado para el partido de los novatos del All Star contra los jugadores de segundo año y también para el concurso de mates. Estando en el Manresa, ya lo ganó en la ACB en 2008. Esta noche (2.00, Canal+) contará con la colaboración de Kevin Durant y tendrá como rivales a Blake Griffin (Clippers), Demar DeRozan (Toronto) y JaVale McGee (Washington).
"He tenido que trabajar mucho. Con la mente y con el corazón"
"Me ilusiona devolver a España, a través de la selección, lo que hizo por mí"
Pregunta. ¿Le da vértigo lo que está consiguiendo en tan poco tiempo?
Respuesta. No, porque para mí no es una sorpresa. Si trabajas cada día, sabes de dónde salen las cosas, por qué estoy aquí. Se sabe dónde comienza la historia.
P. En estos últimos años, ¿cuál ha sido el mayor obstáculo?
R. Cuando estaba en España, por una cuestión de papeles, no pude jugar con mi equipo, el junior de L'Hospitalet, en un campeonato nacional. Eso lo acusé mucho. Pensé: "Mi carrera se acaba aquí".
P. ¿Quién le animó más durante aquellos días?
R. Mi entrenador y mis amigos, que me decían: "Tranquilo, que va a salir bien". Pero yo no pude jugar entonces. Eso me puso muy nervioso. Me cambié, me preparé, pero tuve que resignarme a mirar desde el banquillo: a Àlex Llorca y mis compañeros. Fue un momento triste, difícil.
P. ¿Cómo se explica una progresión tan rápida. Ha pasado de no ser casi titular en el Manresa al All Star?
R. He tenido que trabajar mucho. También durante los veranos. Ha sido muy duro. Debes tener la mentalidad y el corazón de que puedes conseguirlo. Es un trabajo conjunto, físico y mental. Tienes que creer que, si trabajas duro, vas a obtener el resultado y, claro, eso hay que acompañarlo con el trabajo físico.
P. ¿Qué ha mejorado más desde que está en Oklahoma?
R. Me siento importante en el equipo. Me encuentro a gusto en él y jugamos bien. No fue fácil.
P. ¿Tuvo miedo de no estar a la altura de las circunstancias?
R. Miedo no, pero nervios sí. Necesitaba mostrar confianza. Esto es un negocio y nadie me conocía. Vienes aquí y no es fácil que un equipo te dé confianza. Tienes que luchar. Es muy difícil. Este año he conseguido ser un poco mejor que el pasado, pero aún puedo conseguir más.
P. ¿Quién le ha ayudado más?
R. Mark Bryant, el segundo entrenador. Juegue mucho o poco en un partido, viene después y trabaja conmigo. Me da consejos.
P. Técnicamente, ¿en qué le ha ha insistido más?
R. He mejorado algunos tiros desde media distancia y soy más agresivo en el rebote ofensivo. Él siempre me da tranquilidad y me anima a ser agresivo en la pista. Yo me centro mucho en mejorar defensivamente. Sé que, si lo consigo, el ataque funciona. El año pasado trataba de taponar cada tiro de los adversarios y a veces no era necesario porque mis compañeros me ayudaban. Se trata de leer bien esa defensa y no dar segundas ocasiones a los rivales por intentar taponarles siempre.
P. ¿Le ha costado aclimatarse a la vida en Oklahoma?
R. Mucho. Pero, si te gusta tu trabajo... Donde quiera que me lleve el baloncesto voy a estar y a intentar adaptarme a cualquier situación.
P. ¿Vive con algún familiar?
R. Vivo solo y aprendo a vivir solo.
P. Cuando vuelve a España, ¿dónde vive?
R. En Barcelona. Me gustaría comprar allí una casa dentro de uno o dos años.
P. ¿Y en su país?
R. Eso, seguro. Es donde he nacido, en donde tengo a mi familia.
P. ¿Cómo viven allí el All Star?
R. Hay un programa de baloncesto y va a venir un periodista para transmitir todo lo que estoy viviendo.
P. ¿El seguimiento español le hace sentirse más español?
R. Me encanta. A veces, me siento como un español más. Me tratan así, como a uno más, y me siento muy bien. Cuando estoy con ustedes, la verdad es que me siento muy cómodo.
P. ¿Cómo van los trámites para obtener la nacionalidad española?
R. No estoy controlando eso. Ya hay gente que lo hace. Yo me centro en mi trabajo. Es algo que me ilusiona. Si tengo esa posibilidad y devuelvo de alguna forma, a través de la selección, lo que han hecho por mí hasta ahora, no estará mal.
P. ¿Sigue la ACB? ¿Ha visto a Mirotic, su presumible contrincante por ocupar la única plaza de nacionalizado que se permitirá en el próximo Campeonato de Europa?
R. Sí, la sigo. Y veo a Mirotic.
P. Solo podría ir uno.
R. Es algo que no puedo controlar. Y no es mi trabajo hacerlo. He visto algún partido suyo. Es joven y tiene mucho talento.
P. ¿Cómo eran su primera pelota y su primera cancha?
R. Otro mundo. No era una cancha, sino un campo de tierra. La canasta la hice yo con mis amigos. La pelota era un balón de fútbol. No podía esperar que mi padre me comprara la pelota de baloncesto. Tuve que fabricar una canasta en mi casa y jugar al baloncesto con un balón de fútbol.
P. ¿Recuerda su primer mate?
R. Tenía 10 u 11 años. Fue un mate normal. Conseguí machacar la pelota en un partido. Fue un día muy feliz para mí.
P. ¿Le pone más nervioso un concurso de mates o jugar un encuentro?
R. Tengo experiencia en los partidos. Lo de los mates es una vez o muy de vez en cuando. Ya lo hice en España. No hay mucha diferencia. Haberlo hecho en España, donde me fue muy bien, me puede ayudar.
P. ¿A quién dedicaría su éxito?
R. Debería dar gracias a Dios porque, si tengo esta vida y esta energía, es gracias a él. Y el partido de los rookies se lo dedicaría a Mark Bryant y a mi preparador, Dwight Daub.
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