Secretos y mentiras
Extraño título español de un aún más extraño original (Divinos secretos de la hermandad femenina de Ya-Ya, nada menos), he aquí uno de esos filmes-río que, a través de constantes saltos temporales, recorre la vida de dos generaciones de mujeres, cuatro amigas y la hija, ya adulta (Bullock), de una de ellas (alternativamente, según el momento histórico, Burstyn o Ashley Judd). Ambientado en el rancio sur americano (con una banda sonora, por cierto, espléndida, llena de resonancias de la zona), el filme amenaza, desde sus comienzos, con ser uno de esos productos políticamente no ya correctos, sino impecables que tanto gustan a los productores americanos de hoy día.
Y si no, véase: una historia de mujeres (menos un par de hombres, todo el resto de su amplio elenco lo son, y también buena parte del equipo técnico), razonablemente progre y antisegregacionista (al transcurrir en pasado, se juega con el ancestral racismo sureño), que presenta un cuadro de féminas, de alguna manera, triunfadoras en lo que se propongan, más las dosis convenientes de buenos sentimientos, camaradería femenina; en resumen, 'buen rollito'.
CLAN YA-YA
Directora: Callie Khouri. Intérpretes: Sandra Bullock, Ellen Burstyn, Ashley Judd, Fionnula Flanagan, Maggie Smith, James Garner, Shirley Knight. Género: comedia dramática, EE UU, 2002. Duración: 116 minutos.
Sin embargo, y aunque todo lo anterior no deje de ser cierto, lo que mantiene en pie el edificio que sustenta el filme no es tanto el sentimentalismo edulcorado que por momentos lo amenaza como una plaga de carcoma, cuanto una vigorosa vena de sana mala uva que se concreta en un enfrentamiento desgarrador, y sin embargo gozosamente divertido, entre la veterana e iracunda progenitora (Burstyn) y la joven, y no menos tozuda y visceral hija, que es el que da sentido a la peripecia.
El resultado es una comedia que no escatima vitriolo, con diálogos desopilantes y personajes extraordinarios, excéntricos e imprevisibles. Al frente de ellos destacan, sobre todo, las veteranas: lo que hace Maggie Smith es sencillamente sobresaliente, al tiempo que Flanagan, la inquietante sirvienta de Los otros, de Alejandro Amenábar, no le va a la zaga. Entretenida, tolerablemente pastelera en ocasiones, pero casi siempre inspirada, Clan Ya-Ya gustará a amantes del género y sobre todo a madres autoritarias a las que no les moleste mirarse un poco en un espejo de la autocrítica.
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