Caperucita y el (hombre) lobo
Hollywood se lanza a adaptar los cuentos de hadas a la angustia adolescente del siglo XXI - Una versión terrorífica del mito de Perrault se estrena hoy en EE UU
La última Caperucita Roja en escapar del lobo no es la clase de chica que disfrutaría de los cuentos de hadas. Bajo la dirección de Catherine Hardwicke, y encarnada en Amanda Seyfried, la última adaptación de la fábula cuenta con todo lo que la audiencia desea: sexo, sangre, romance, terror y muchos efectos especiales. Eso, además de la abuelita, el lobo feroz y el manto rojo con capucha que da título al cuento original. Más que una versión del cuento del Perrault, la película -que se estrena hoy en Estados Unidos- resulta una adaptación punk del mito. Y la avanzadilla de un cierto cine que se nos viene encima.
Si hasta ahora la cartelera estaba compuesta de secuelas, remakes y películas de superhéroes, un nuevo género se une este año a la refriega con adaptaciones mucho más tenebrosas de los cuentos de toda la vida que amenazan con hacer su entrada a la búsqueda de ese público adolescente que llena las salas. Si no, que se lo pregunten al espejito mágico de Blancanieves. ¿Quién es la más bella de Hollywood? Julia Roberts, sin duda, que interpretará a la malvada madrastra en una de las tres versiones de este cuento que se están preparando. Charlize Theron también se ha apuntado al carro en otra versión, centrada en la figura del cazador que perdona la vida a Blancanieves. Y Disney, estudio que hizo posible el clásico de dibujos animados, también prepara su propia adaptación en imagen real, esta vez en clave de kung-fu. En ella, los siete enanitos serán siete monjes ninja (!).
Julia Roberts interpretará a la madrastra de 'Blancanieves'
"Es una ventaja que las historias estén libres de derechos", dice Hardwicke
Otro que se apunta a la alteración química de los cuentos es Jeremy Renner. Candidato al Oscar por En tierra hostil, el actor interpretará Hansel y Gretel: witch hunters junto a Gemma Arterton. Se trata de una versión en la que las víctimas del cuento infantil devienen cazarrecompensas a la búsqueda de brujas para quemar en la hoguera. Bryan Singer dirigirá Jack the giant killer, su versión del cuento de Jack y las habichuelas mágicas con un sesgo cercano a la ambición u el poder, y La bella y la bestia de Walt Disney tendrá su revisión, llena de angustia adolescente, en Beastly, la adaptación que protagonizan Alex Pettyfer y Vanessa Hudgens.
Después de todo, la fiebre de Hollywood por los cuentos populares tiene cierta base. Alicia en el País de las Maravillas, de Tim Burton, recaudó mil millones de dólares en la taquilla internacional y un par de oscars en la última entrega de los premios de la Academia. A Hollywood le gusta jugar a seguro. Y si el público ya se sabe la historia, ese camino ya está ganado. "Además de estar libre de derechos", apostilla Hardwicke perfectamente conocedora de cómo funciona esta industria.
Como estudiante de arquitectura que fue, a la realizadora le encanta construir mundos fantásticos de la nada. Hasta la fecha ha sabido reflejar como nadie la angustia de los adolescentes, versión siglo XXI (así lo demostró en Crepúsculo). Aceptó de inmediato la oferta de Leonardo DiCaprio como productor para dirigir este cuento en una versión mucho más de acorde con los gustos del muevo milenio.
Porque, junto al éxito de Alicia en el País de las Maravillas, el toque crepuscular tiene mucho que ver en este nuevo gusto de Hollywood por los cuentos. "Lo nuestro es la adaptación de un cuento popular, no es una novela de fantasía romántica con millones de seguidores como le pasó a Crepúsculo", se quiere distanciar Amanda Seyfried, protagonista del cuento de Caperucita, para mantener a raya las expectativas. Sin embargo, el éxito de la obra puede convertir a la joven protagonista de Mamma Mia! en la próxima Kristen Stewart por su papel de eje del triángulo amoroso en el que ha quedado convertida esta historia de licantropía. Por cierto, Stewart también está confirmada como la futura Blancanieves en la versión del cazador.
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