Anacoretas de hoy
Hace unos meses un agujero en una pared, una ventana y las ansias por abrazar algún rayo de luz eran los detonantes de El hombre de al lado. En la también argentina Medianeras, debut de Gustavo Taretto, es de nuevo la (mala) arquitectura la que ejerce de metáfora existencial para explicar buena parte de las enfermedades contemporáneas, esas que comienzan por la angustia, la soledad e infinitas formas de fobia y que pueden acabar con alguien volando desde la ventana (si es que la hay) de ese cuarto que no es sino reducto del moderno anacoreta. Una película en la que el romance acaba dominando sobre la comedia, pero en la que, como en la de Cohn, el gusto por el diseño, la brillantez formal y la simetría en la composición del plano son casi tan esenciales como el relato principal, el de un par de jóvenes alérgicos a los demás, aunque necesitados de un alma gemela quizá tan mentalmente inestable como las suyas para así lograr un extraño y apasionante equilibrio.
MEDIANERAS
Dirección: Gustavo Taretto.
Intérpretes: Javier Drolas, Pilar López de Ayala, Inés Efrón, Adrián Navarro.
Género: comedia. Argentina, 2011.
Duración: 95 minutos.
A pesar de que Taretto bordea la cursilería, y que la reiteración amenaza con devaluar el relato, la película se sostiene, paradójicamente, gracias a un libérrimo sentido de la narración. Así, a pesar de referencias más o menos obvias y de aparentes defectos como el exceso de voz en off, todo acaba repercutiendo para bien en un trabajo que, de puro disparatado e incluso ingenuo, se convierte en insólito.
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