El juez deniega el desalojo cautelar de las naves de Can Ricart, en Poblenou
El relator de la ONU en materia de vivienda legitima la ocupación de los artistas de La Makabra
Provistos de agua y mantas proporcionados por la Cruz Roja y con la escasa comida que consiguieron de algunos vecinos, el centenar de personas que el pasado sábado ocuparon el recinto de Can Ricart, en Poblenou, se disponían a última hora de ayer a afrontar su segunda noche en vela. Los okupas encerrados en la antigua fábrica para protestar por el desalojo de La Makabra, decidieron quedarse después de que el juez denegara el desalojo cautelar solicitado por el propietario de Can Ricart. Entre otras muchas muestras de solidaridad, los okupas estuvieron arropados por el relator de la ONU para la vivienda, Miloon Kothari, que calificó de "legítima" su actuación.
Si bien no cantan victoria, los okupas de Can Ricart, en su mayoría ex ocupantes de la desalojada Makabra, recibieron ayer dos importantes espaldarazos. Por una parte el de la justicia, porque el juez de guardia al que acudió el propietario de las naves de Can Ricart para acabar por vía de urgencia con la ocupación desestimó la demanda. Fuentes del colectivo okupa explican que el juez argumentó que no había motivos de actuación cautelar y urgente porque los supuestos infractores no están vulnerando ningún derecho fundamental. Así, la denuncia del propietario tendrá que seguir la vía ordinaria, con plazos mucho más dilatados.
La segunda buena noticia llegó a los okupas en la noche del sábado cuando, por sorpresa, acudió a las naves de Can Ricart el relator de Naciones Unidas para la Vivienda, Miloon Kothari, para conocer de primera mano la situación. Fuentes presenciales aseguran que la visita de Kothari pilló por sorpresa también a los agentes de los Mossos d'Esquadra que custodiaban las puertas del recinto. En un primer momento los agentes también impidieron la entrada del enviado de la ONU, que en las últimas semanas ha visitado varias ciudades de España para conocer los graves problemas de acceso a la vivienda que sufre la población.
Tras un leve rifirrafe con la policía, y cuando Kothari ya se resignaba a quedarse fuera, los Mossos d'Esquadra recibieron una contraorden y el relator de la ONU pudo entrevistarse con los okupas. A la salida y en declaraciones a TV-3, Kothari aseguró que la ocupación de Can Ricart es "legítima". Dijo, además, que en Barcelona hay una "desconexión entre la necesidad social y la planificación urbanística" y que las actuaciones en materia de vivienda se hacen de espaldas a los vecinos.
Actuación policial "insólita"
Haciendo oídos sordos, el alcalde, Jordi Hereu, rechazó ayer la ocupación y dijo que no negociará mientras los impulsores de la protesta no cesen en sus acciones. "Con ocupación no hay negociación", dijo Hereu, quien dejó en manos del juez cualquier actuación en torno a los sucesos de Can Ricart. Eso sí, el alcalde defendió a la Guardia Urbana y a los Mossos d'Esquadra, que el pasado sábado no hicieron nada para evitar la ocupación de Can Ricart pese a que varios de sus agentes estaban escoltando la manifestación de los okupas que culminó con la entrada en la antigua fábrica.
La actuación policial sí recibió críticas muy severas de la oposición. Xavier Trias (CiU) consideró "insólita" la permisividad de los Mossos, mientras que Alberto Fernández Díaz (PP) pidió mano dura contra una ocupación que, a su parecer, ha contado con protección policial.
Una portavoz del colectivo de la Makabra ahora atrincherado en Can Ricart aseguró ayer que los ocupantes no abandonarán la nave "mientras el Ayuntamiento no cese en su política de recalificaciones urbanísticas que favorecen la especulación". Numerosas organizaciones sociales mostraron su apoyo al colectivo. Els Verds-Esquerra Ecologista, coligada con Iniciativa per Catalunya, se solidarizó con ellos, así como numerosas asociaciones vecinales. La Cruz Roja acudió a la llamada de los okupas para repartir agua, mantas y galletas mientras los impulsores de la protesta protestaban por el "cerco policial". Pese a la negativa de la policía a que entraran alimentos, algún vecino proporcionó comida a los encerrados lanzándola por las ventanas.
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