El cura de la Modelo se declara inocente y niega traficar con drogas
La fiscal insiste en reclamar 10 años de cárcel para el padre Andreu Oliveras
El que fue sacerdote católico de la cárcel Modelo, Andreu Oliveras, negó ayer ante la Audiencia de Barcelona haber introducido 60 gramos de droga en la prisión dentro de un estuche de CD a sabiendas de su contenido. La fiscalía solicitó para él 10 años de cárcel por tráfico de drogas, pero el cura explicó al tribunal de la Sección Segunda que jamás sospechó el contenido.
Carmen Andrade fue la persona que, según el capellán, le entregó el paquete con la droga la mañana del 2 de marzo de 2006 en un bar situado frente a la Modelo, pero la mujer negó ayer en el juicio que conociera a Oliveras. El sacerdote realizó una llamada desde su domicilio al teléfono móvil de Andrade para concertar la cita en la que debía entregarle unos CD para un preso, pero la mujer explicó ayer que si habló con el capellán fue porque tenía a su esposo en prisión en aquella época. Andrade fue exculpada por el juez de instrucción durante la investigación del caso y ayer acudió de testigo.
Oliveras reconoció en su declaració que infringió la normativa penitenciaria y que entregó el estuche con los CD al preso Benjamín Capitán, a pesar de que sabía que tenía restringida la recepción de paquetes por una sanción de seis meses. "Lo hice por un auxilio material o espiritual paliativo del dolor", explicó Oliveras, de la misma manera que relató que también entregaba tabaco, tarjetas de teléfono y pilas a los presos, o tarjetas navideñas cuando llegaba la época. Oliveras fue ordenado sacerdote en 1972 y ocupó diversos destinos muy plácidos, incluida la dirección de Magisterio de la Universidad Blanquerna, hasta que en 1991 le pidió al arzobispo que le permitiera dedicarse a la pastoral penitenciaria.
Más de 150 feligreses, sacerdotes y monjas acudieron ayer al Palacio de Justicia para mostrar su solidaridad con el acusado. La tesis que defendió con vehemencia la fiscal Rosana Lledó Martínez en el juicio es que el sacerdote conocía que el estuche de CD contenía la droga, porque era visible el abultamiento exterior. Sin embargo, Oliveras lo negó, recordó su larga trayectoria de ayuda a los presos para dejar la droga y añadió: "Si hubiera tenido cualquier sospecha, no lo habría hecho".
Uno de los funcionarios de prisiones declaró al tribunal que sospechaban que el preso Benjamín Capitán iba a introducir la droga en la cárcel, pero que después de entrevistarse con Oliveras en la capilla le cachearon y no la encontraron. Fue entonces cuando decidieron destripar el estuche de CD, hasta que encontraron 50,829 gramos de hachís y 8,08 de cocaína. El presidente del tribunal, Pedro Martín, preguntó al testigo si realmente les costó localizar la droga y el funcionario le respondió que tuvieron que abrir el estuche en varias ocasiones. Es decir, que no era visible ni olía tanto, como también declaró otro funcionario.
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