La compañía salva al fotógrafo
Barcelona vive un 'boom' de colectivos de profesionales que impulsan su carrera gracias al trabajo en común - "Antes nos uníamos con un objetivo artístico, ahora para sobrevivir", afirma uno de ellos
"Antes los fotógrafos nos uníamos con un objetivo artístico. Ahora nosotros lo hacemos para sobrevivir", explica Edu Ponces, de Ruido Photo, un colectivo de jóvenes fotoperiodistas del barrio del Raval de Barcelona que desde 2004 lucha para dedicarse a la fotografía documental. "Creo que investigar temas con detalle es incompatible con trabajar en un periódico". "Nuestro valor añadido es conseguir llegar donde los periodistas no pueden por falta de tiempo", explica desde el estudio, también guarida, durante los pocos meses al año que vive en Barcelona. "Tenemos una persona contratada que se dedica exclusivamente a buscar subvenciones, con las que financiamos nuestros proyectos, en los que tratamos conflictos sociales a menudo invisibles", añade.
"El trabajo es muy solitario, por eso tendemos a unirnos más", dice Gay
Según Plana, "con la revolución digital es necesario ejercer un rol pedagógico"
Para realizar En el camino, un documental que se sumerge en la odisea de las más de 500.000 personas que cada año cruzan México con la mirada puesta en Estados Unidos, tres reporteros -Ponces, entre ellos- pasaron un año y tres meses sobre el terreno. "Estuvimos conviviendo con ellos, durmiendo en sus albergues, subiendo a los trenes y escuchando sus relatos", cuenta Ponces, que lleva años documentando la violencia social y las migraciones en Centroamérica. Otra de sus líneas de trabajo son los proyectos educativos, como el taller de fotografía que imparten en el Centro Penitenciario de Jóvenes de Quatre Camins, donde los internos producen sus propias historias. "Buscamos que aprendan a comunicar sus sentimientos y su historia al resto de la sociedad", explica Pau Coll, otro de los integrantes.
A pocos minutos andando del estudio de Ruido, en la calle de Tapioles, en el barrio del Poble Sec, se encuentra Phacto, que abrió sus puertas en noviembre de 2010. Son siete profesionales con diferentes líneas de trabajo pero con un mismo objetivo: abrir nuevas vías a la fotografía. "Es un lugar donde hay actividades, donde los fotógrafos pueden exponer su obra, dar una charla o presentar un libro", explica Eugeni Gay. "El trabajo del fotógrafo es muy solitario, por eso tendemos más a unirnos que en otras profesiones", cuenta este biólogo que toma instantáneas desde una vertiente antropológica. "Todos nos dedicamos a la foto documental pero desde diferentes especialidades. Nos ayudamos en la edición, a ver la luz cuando estamos encallados y a mover nuestros proyectos", explica.
Malocchio es otro de los nombres que se suma a la larga lista de colectivos de fotógrafos de Barcelona, entre los que están Atelier Retaguardia, Pandora y Bipolar Photo. Nació entre patatas bravas, cañas y rock and roll en el mítico bar Ramon, en el barrio de Sant Antoni. "Nos reuníamos una vez por semana con la cámara en la mano y desplegábamos las fotos encima de la mesa", explica Ana Belén Jarrín.
Hasta que pasaron a la acción. "Entre otras cosas, el colectivo es una ayuda para conseguir becas. De hecho, una compañera fue la que consiguió una subvención del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (Conca) para financiar Trans-Sex, una serie de retratos que hice sobre transexuales en Barcelona y Quito", cuenta esta ecuatoriana afincada en la capital catalana.
"El hecho de que cada vez haya más colectivos pone de manifiesto que el autor ha cambiado de forma. Los egos disminuyen y emergen células más potentes", explica la fotógrafa catalana Tanit Plana, fundadora de Ping Pong Theraphy. Un mundo dominado por las fotografías captadas por móvil explica que acabe de nacer un colectivo como este, que se dedica "a vacunar a la población frente al uso de la imagen", a través de talleres para niños y adultos. "Les recordamos que la fotografía es siempre una mentira", apunta Plana, que combina los proyectos publicitarios -ha realizado campañas para marcas como Ikea, Vodafone y Ayuntamientos como el de Barcelona- con los trabajos artísticos.
"Desde el año 2000 hasta hoy se han producido más imágenes que en toda la historia de la fotografía. Cada día se suben a Facebook 100 millones de fotos. Creemos que con la revolución que supone la fotografía digital, es necesario que ejerzamos un rol pedagógico", concluye Plana.
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