Seis aeropuertos europeos tienen ya alta velocidad

Seis ciudades europeas disponen en estos momentos de un aeropuerto con estación de tren de alta velocidad. Tres más, sin contar entre ellas Barcelona, lo tienen ya previsto, y en otros tres casos se halla en estudio. Este hecho, del que se hace eco un estudio de la Airport Regional Conference (ARC), desmiente las afirmaciones del ministro de Exteriores, Josep Piqué, quien adujo la semana pasada que ningún aeropuerto importante dispone de estación de alta velocidad. Los tres principales aeropuertos continentales tienen una estación para trenes AVE: es el caso de los de París- Charles de Gaulle, Francfort y Schippol, en Amsterdam.

No son las únicas ciudades cuyos aeropuertos se han dotado de estación para trenes rápidos. En la misma situación se encuentran Lyón (Francia) y Zúrich y Ginebra (Suiza). Cada uno de estos aeropuertos presenta unas características propias. Así, el Charles de Gaulle, el de Francfort y el de Lyón han optado por la construcción de una estación de nueva planta, mientras que Amsterdam, Zúrich y Ginebra han aprovechado instalaciones previas.

Las tres ciudades que tienen prevista la construcción de una estación de alta velocidad en el aeropuerto son alemanas: Colonia -cuyo aeropuerto sirve también a Bonn-, Dusseldorf y Leipzig. En cuanto a Bruselas (Bélgica), Milán (Italia) y Gotemburgo (Suecia), lo tienen en estudio y no han tomado aún una decisión definitiva.

La tendencia a construir grandes centros intermodales de transporte, en especial conectando vuelos y alta velocidad ferroviaria, es analizada en el estudio de la ARC titulado Del aeropuerto a la ciudad aeroportuaria. Este informe, que será presentado el próximo mes de marzo, recoge la posibilidad de que la alta velocidad sustituya de modo ventajoso al tráfico aéreo de corta distancia y compita también con el coche. Esto abre la vía a centros de conexión bipolares, servidos por el avión para largas distancias, y por el AVE para trayectos cortos y medios.

Aviones más grandes

Los pasajeros que opten por el tren pueden representar hasta un 15% del tráfico normal de estos aeropuertos, contribuyendo así a descongestionar las instalaciones aeroportuarias y, en aparente paradoja, aumentar el número global de usuarios, porque los vuelos que dejarán de operar serán los regionales, servidos por aviones de escasa capacidad. Los permisos de aterrizaje y despegue que éstos dejen libres serán ocupados por grandes naves para largos recorridos. No es casual que tanto los ferrocarriles alemanes y Lufthansa como la red ferroviaria francesa y Air France estén trabajando en planes para coordinar sus servicios.

Con este esquema, la combinación entre aeropuerto y estación se convierte en uno de los principales núcleos de intercambio de transporte. En la mayoría de los casos, el aeropuerto realiza estos proyectos en cooperación con las autoridades locales y juntos buscan vincular los viajes de larga distancia a la red de transporte público local. El estudio recoge la tendencia de los inversores internacionales a elegir zonas dotadas de transporte combinado (local e internacional) e insiste en que la conjunción de la alta velocidad y el aeropuerto representa un importante factor para decidir nuevas inversiones.