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La pirueta judicial del Betis

El futuro del histórico club es incierto ante la causa abierta contra Lopera

Javier Martín-Arroyo

"Ser y estar en el Betis es un sueño, un enorme sueño. Entonces, ¿qué más se puede soñar?" Luis Oliver, consejero delegado del Betis, describe su emoción por dirigir el club sevillano en su página web. Pero es posible que Oliver despierte de forma brusca. Porque dirigir el histórico equipo de fútbol estos días se asemeja más a una pesadilla que a un dulce sueño. Una pesadilla de goles y autos judiciales, juegos de balón y fianzas millonarias, saques de esquina y delitos societarios. La mayoría de ellos en fuera de juego y enturbiados por una maraña de sociedades instrumentales.

El club atraviesa una racha convulsa desde que la juez Mercedes Alaya anuló la venta del 51% de las acciones del club por parte de Manuel Ruiz de Lopera -al frente del Betis durante 18 años- a Oliver, por 16 millones de euros. El auto judicial de la semana pasada provocó un terremoto que ha dejado a los jugadores desorientados, a la directiva inquieta y a gran parte de la afición, que se manifestó el pasado verano en contra de Lopera, esperanzada con que la situación dé un vuelco. Las imputaciones de directivos y familiares del controvertido empresario sevillano, que ha pagado 25 millones de fianza, copan los titulares en sustitución de los fichajes y bajas de la pretemporada.

"En virtud de un plan preconcebido (...) Lopera decidió gestionar privadamente los recursos de la actividad deportiva del club, privando al resto de los accionistas del conocimiento de dicha gestión". La juez acusa al máximo accionista de lucrarse con el club gracias al desvío de gran parte de los beneficios a sus empresas particulares. Lopera creó un entramado de empresas que recibieron de las arcas del Betis 12,4 millones entre 1993 y 1999, según los peritos judiciales.

¿Cómo ha llegado el Betis a esta situación? Tras la conversión del club en sociedad anónima en 1992, Lopera se hizo con el control y comenzó una oscura y personalísima gestión. "Al principio se dejó asesorar por gente del fútbol como Serra Ferrer y Eusebio Ríos, pero pronto comenzó a hacer lo que quería", expone el abogado Miguel Cuéllar, de la asociación Liga de Juristas Béticos. En 2007 tres asociaciones opositoras canalizaron la rabia de la afición por los malos resultados deportivos. La denuncia de la fiscalía por un presunto delito societario y de apropiación indebida desencadenó un proceso que tras dos años ha devenido en la imputación de Lopera y otras siete personas.

Tras los primeros días de sorpresa y desconcierto ante la contundencia de la magistrada, los protagonistas digieren las medidas. "Es una victoria jurídica importante porque ha razonado milimétricamente el entramado societario de Lopera", opina el letrado Víctor Castro, de la plataforma Por Nuestro Betis. Mientras, la fiscalía se agarra a la cautela y se ha opuesto al dictamen de la juez "por no ajustarse a Derecho". Al igual que el ministerio público, la defensa de Lopera ha recurrido el auto y acusa a la juez de someterle a "un verdadero expolio", tener prejuicios contra él e incurrir en "contradicciones evidentes".

Mientras, Oliver intenta transmitir normalidad a la plantilla y la afición. Pero no es tarea fácil. El Consejo Superior de Deportes no aprobó la venta del Betis tras el auto judicial y el Registro Mercantil no ha ratificado el nombramiento como consejero delegado de Oliver. Pero éste lleva dos semanas con el timón del club y sin intención de soltarlo hasta que la Audiencia Provincial dé firmeza a la anulación o por el contrario tumbe la decisión de la juez y le confirme en el cargo.

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La próxima semana el Consejo de Administración decidirá si el 20 de agosto se celebra la junta de accionistas, clave para el futuro del club porque puede producirse un relevo en la dirección o ratificarse la actual. "Si se enrocan y se niegan a celebrar la junta, acudiremos al juzgado", avisa Cayetano García de la Borbolla, de Por Nuestro Betis. Lopera fue condenado por delito fiscal en 2005 y los tribunales acapararon los comentarios de la plantilla. El protagonismo ha vuelto.

Un controvertido empresario, al mando

Al timón del Betis se ha agarrado con fuerza el empresario Luis Oliver (Buñuel, Navarra, 1962), a pesar de que la juez anuló su compra del 51% de las acciones del club. Y a pesar de que su cargo como consejero delegado no ha sido ratificado ni su compra aprobada por el Consejo Superior de Deportes, en sólo diez días Oliver ha fichado jugadores, traspasado otros, despedido al director deportivo y al jefe de prensa de Lopera y rebajado el precio de los abonos de la próxima temporada. La tensa espera ante la decisión de la Audiencia Provincial que decidirá su futuro no parece afectar a sus decisiones. O al menos de momento.

Amigo íntimo de Mario Conde y empresario del sector de la construcción, Oliver ha llegado al Betis después de presidir durante cuatro años el Xerez Deportivo y un mes el Cartagonova de Cartagena (Murcia). Muchas voces le consideran un hombre de paja de Lopera y le acusan de figurar la venta a principios de julio ante la inminente imputación del máximo accionista. Durante años, el empresario ha acumulado denuncias por estafa, desvío de fondos y blanqueo de dinero. Él se defiende: "Ni tengo antecedentes ni me persigue la Interpol, como se ha publicado. El problema es que solo vende la mierda", protesta.

Su llegada, anunciada a bombo y platillo por Lopera, despertó recelos entre gran parte de la afición. Oliver aseguró haber pagado dos millones de los 16 en los que se cerró la venta del Betis, posteriormente anulada. "Que llegue uno de fuera hace que te miren con escepticismo, pero yo no soy el testaferro de Lopera", responde.

A pesar de que el fútbol es un negocio que cada vez mueve más ceros por taquillas y derechos de imagen, ¿por qué un empresario invierte en una sociedad anónima deportiva, que por sistema no reparten dividendos? "Yo compraría la Coca-Cola, aunque diera pérdidas durante años", responde. Oliver perdió las elecciones para presidir el Zaragoza, pero la derrota no le dejó un regusto amargo y persistió en triunfar en el mundo del fútbol. "Encontrar personas serias que quieran entrar en los clubes es muy difícil porque están endeudados", reflexiona José Ángel Zalba, presidente de la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español y rival de Oliver en aquellas elecciones.

Manuel Ruiz de Lopera ha declinado dar su opinión para este reportaje. La Audiencia decidirá sobre el Betis previsiblemente tras el verano. Pero antes, Oliver y el Consejo de Administración decidirán si se celebra la junta de accionistas, ya convocada. Y de esta reunión depende el futuro próximo del Betis.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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