La vida menos dulce de Dolce & Gabbana

Hace apenas una semana, Domenico Dolce y Stefano Gabbana oficiaban como alegres anfitriones en su tradicional fiesta en Cannes, una de las más glamurosas del festival y muy al estilo la dolce vita que tanto gusta a ambos diseñadores. Pero su dicha podría verse truncada por la tormenta fiscal que les amenaza en Italia.

Según ha desvelado Il Giornale, periódico de la familia de Silvio Berlusconi, la Guardia de Finanza ha enviado a Hacienda un informe sobre el enrevesado entramado financiero de la sociedad Dolce & Gabbana, capaz de ocultar al fisco sus ingresos reales. De la opacidad de ese sistema se derivaría una multa histórica de 800 millones de euros, repartida a partes iguales entre los dos. Hasta ahora han sido pocos los medios italianos que han recogido la noticia, quizá porque saben que Dolce y Gabbana no suelen reaccionar bien ante este tipo de exposición mediática.

El año pasado, según recuerda Il Giornale, amenazaron con retirar la publicidad a las cabeceras que se hicieran eco de la inspección fiscal a la que estaban sometidos, lo que no impidió que la noticia fuera conocida y que Hacienda terminara sancionando a la sociedad con 90 millones de euros.

En 2004, el sistema de derechos de la firma fue transferido a una sofisticada cadena de sociedades, y la empresa madre del grupo trasladada a Luxemburgo, donde controla el 100% de otra sociedad, la Ga.Do., en cuyo consejo se sientan el hermano y la hermana de Domenico Dolce, Alfonso y Dorotea, y la directora financiera, Cristiana Ruella. La consecuencia es que a partir de ese momento el dinero de los royalties -una suma muy alta teniendo en cuenta que la firma facturó en 2008 más de 1.260 millones de euros- deja de estar sujeto al control fiscal italiano y pasa a manos luxemburguesas. Sin embargo, como sostiene la investigación, el corazón y la cabeza del holding D & G permanecen en Italia.