La horca, el magnate, la cantante y el sicario
Un millonario egipcio, condenado a muerte por encargar el asesinato de su famosa amante
Penúltimo capítulo de la truculenta historia que ha fascinado al público en Oriente Próximo. Incluía todos los ingredientes necesarios para enganchar: famosos, poder, sexo, dinero, política y un asesinato. El multimillonario y ex parlamentario egipcio Hisham Talaat Mustafá, de 50 años, fue condenado el jueves a la horca en El Cairo por encargar a un sicario el asesinato de su ex amante, la cantante libanesa Suzzanne Tamim, de 30. La trama y los detalles parecen imaginados por un excelente guionista de culebrones de éxito. Como es costumbre en Egipto, la máxima autoridad religiosa, el gran muftí, tiene que confirmar las condenas de Mustafá y del ex policía al que le pagó 1,4 millones de euros por el encargo.
La bella Tamim murió acuchillada en la puerta de su lujoso apartamento
Los egipcios siguieron atónitos la lectura del veredicto -tras un juicio censurado a la prensa- porque muchos están convencidos de que en su país los poderosos están por encima de la ley y creían que el rico empresario inmobiliario, hombre fuerte del partido gobernante y muy bien conectado con la familia del presidente Hosni Mubarak, se iría de rositas. No fue así. La sentencia causó sorpresa en los abogados defensores, que confían en que el tribunal de apelaciones suavice el castigo, conmoción en la familia de Mustafá y desató el caos en la sala.
La bella Tamim, que murió acuchillada en la puerta de su lujoso apartamento en Dubai el verano pasado, saltó a la fama al ganar la versión libanesa de Operación Triunfo con canciones de amor acompañadas de bailes sensuales. Ella y el magnate tuvieron un romance secreto que acabó a malas. Las versiones sobre los motivos de la ruptura difieren: unos dicen que ella le dejó por un campeón iraquí de kick boxing al que conoció en Londres, otros que se iban a casar y que él se echó atrás por las pegas maternas.
El asesino acuchilló a la chica en julio de 2008, le cortó el cuello y huyó tras dejar sus ropas ensangrentadas (y su ADN) en una papelera del edificio. Quizá inspirado por alguna película, el sicario supuestamente había grabado, y guardado, conversaciones telefónicas previas con el empresario egipcio en las que éste le dice: "El dinero acordado ya está listo" o "acabemos con esto". Unas cintas que acabaron en manos de la policía. El asunto incluso causó roces diplomáticos porque Egipto se negó a extraditar al empresario a Dubai, donde ocurrió el crimen.
Un vídeo musical inédito hasta después de su muerte muestra a la atractiva cantante esgrimiendo un enorme cuchillo mientras cocina bajo la mirada de un hombre que la espía desde el edificio de enfrente. Capítulo escalofriante de un culebrón terrorífico.
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