El último 'show' de Londres
Adam Neate deja en la calle obras valoradas en un millón de euros
Un cuadro abandonado en un callejón de Londres puede venderse en eBay por 1.200 euros. Suena de locos, pero ha sucedido. La capital inglesa se convirtió en una galería callejera en la madrugada del 15 de noviembre. El pintor británico Adam Neate, de 31 años, y sus 10 ayudantes dejaron mil obras a la intemperie. El valor superaba el millón de euros. Retratos de hombres dibujados sobre cartón, numerados y firmados por Neate. Unos valiosos trabajos que no llegaron a ver la luz del día: los afortunados que los hallaron, los colgaron en eBay con precios iniciales de entre 120 y 1.200 euros.
"Creo que este tipo de acciones ayudan a la gente a ver el arte con otros ojos. Llevo siete años dejando mis cuadros para que otros los cojan, sin previo aviso. En esta ocasión lo he anunciado a través de Internet. La gente ya sabe qué tipo de obras se repartirán por la ciudad. Si les gustan se echarán a la calle. Si no se quedarán en casa viendo la tele", contaba el artista horas antes de la performance The London show.
"No me importa que se vendan luego y que cada uno le ponga el precio que juzgue oportuno. Pero mi intención es desligar el arte del mercado. Yo no pinto por dinero, lo hago porque disfruto". Todo se debe precisamente al ímpetu creativo de Neate. "Solía hacer cuadros para mis amigos en cartones. Ellos los colgaban en sus casas y cuando sus amigos los veían, me pedían más. Pero dibujaba tantos que mi casa acabó transformada en un almacén. No había espacio. Mi compañero de piso me pidió que me librara de los dibujos. Los deje a las puertas de una organización benéfica. Los tiraron a la basura. Cuando los vi, me dije: 'No puedo dejarlos ahí'. Así que los recogí y los lleve a otras calles. En pocas horas se habían esfumado". Dos meses más tarde, en 2001, Neate dejó Ipswich (un distrito de Suffolk, su ciudad natal) y se mudó a Londres, "más calles, más gente, más cartones". Y siguió dando rienda suelta a su arte callejero. La productividad de Neate también se debe a Picasso. "Leí que había pintado más de 20.000 obras. Así que me planteé crear mil cuadros anuales para regalárselos a la calle". Cuando trabaja en el estudio pinta unos 15 trabajos diarios. Ni siquiera el reconocimiento de la crítica ha logrado desengancharle. "Los dueños de Elms Lesters Gallery vieron mi trabajo y me pidieron exponer. Ahí sigo". Su primera obra se vendió por 96.000 euros en Sotheby's.
Tanto le convenció a Elms Lesters Gallery el concepto de arte callejero de Neate que hace cuatro meses le hicieron una oferta irrenunciable: sacar mil obras de golpe en una sola noche. El encargo vino acompañado de un cheque de 12.000 euros. "Me gustan los retratos porque captan la atención del transeúnte. Uno puede mirarse a sí mismo en un retrato y reconocer en él una emoción". Desde la medianoche del pasado 14 de noviembre, Neate y otras 10 personas se desplegaron por las 33 áreas de la capital dejando tras de sí un reguero pictórico. Neate sigue dibujando en su casa donde vive con su mujer y su hijo. Dice que baila mientras pinta. "Me divierte escuchar a The New Pornographers, me parecen una versión actualizada de The Pixies". Mientras él disfruta con sus pinceles, otros pujan por sus obras en eBay. Y su tasación engorda, ajena a la crisis.
Grandes preguntas
- ¿Quién es? Un británico de 31 años que cada año pinta mil cuadros que deja en la calle para que otros
los encuentren. En el portal de subastas eBay algunos alcanzaron los 1.212 euros.
- ¿De dónde viene? De la carrera de diseño gráfico que acabó a desgana y de un trabajo como diseñador que dejó porque no le gustaba.
- ¿Adónde va? Su misión es pintar 20.000 cuadros como hizo Pablo Picasso, su mayor inspiración.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.