La actuación de un juez
Días atrás, la Audiencia Nacional hacía pública la condena al general Navarro y a dos oficiales suyos por su actuación en la identificación de cadáveres en el accidente del Yak-42. La condena judicial es clara y determinante, y deja a la intemperie al ex ministro de Defensa, Federico Trillo.
El señor Trillo, ahora diputado en el Congreso, no ha dimitido aduciendo no se sabe qué. Quizás como buen miembro del Opus Dei aplica la santa desvergüenza, tal como le enseñó san Josemaría todo junto, siguiendo también otra doctrina del santo como es la santa intransigencia. La condena no sólo pone en evidencia al señor Trillo sino a dos jueces, Teresa Palacios y Fernando Grande-Marlaska, que archivaron el caso anteriormente haciendo caso omiso de los indicios que casi todos los mortales veíamos. Sólo el tesón de las familias, recurriendo a órganos jurisdiccionales superiores, consiguió que el caso se reabriese, lo que hizo posible el juicio y posterior condena.
Míguez Poza ha actuado en dos denuncias del PP contra cargos públicos del PSOE
En Galicia, hace unas semanas el juez decano de Santiago, Francisco Javier Míguez Poza, archivaba unas diligencias penales contra dos altos cargos de la Consellería de Política Territorial relacionadas con la adjudicación de las obras de la autovía del Barbanza. La causa fue abierta a instancias del Partido Popular, que durante mucho tiempo usó políticamente la imputación realizada por el juez. En estas mismas páginas, el prestigioso catedrático de Derecho Penal Carlos Martínez se extrañaba de que ahora, después de las elecciones autonómicas, el juez diga en el auto que "no existe atisbo alguno para analizar la posible existencia de conductas dudosas". ¿Por qué entonces el señor juez mantuvo la imputación 14 meses y en base a qué hizo la imputación? ¿Por qué el señor juez hizo declarar a los imputados días antes de las elecciones generales? ¿Por qué mantuvo la imputación si la Fiscalía del Tribunal Superior ya en junio de 2008 había solicitado el archivo de las actuaciones? Estamos seguros de que el juez no buscaba perjudicar al Partido Socialista ni beneficiar al Partido Popular, aunque pudiese parecerlo.
No es la primera vez que abre el juez Míguez Poza diligencias penales a instancias del PP contra cargos políticos del Partido Socialista. Hace años también imputaba a un concejal socialista de Santiago por una denuncia del PP en relación con unas obras realizadas en la Praza Roxa de Compostela. Durante años, mantuvo abierto el caso a pesar de que la Fiscalía instaba el archivo. También en este caso el concejal socialista tuvo que aguantar la sospecha, el descrédito y el ruido que armaban los concejales populares, en especial Dositeo Rodríguez y Gerardo Conde Roa. Sin embargo, estamos seguros de que el juez no buscaba perjudicar a los concejales del Partido Socialista sino hacer justicia, aunque pudiese parecer lo contrario. Se podría argumentar que al final el juez fallaba en contra del PP, pero también se podría pensar que el juez se cubría las espaldas para no tener que sufrir unas sentencias correctoras de instancias jurisdiccionales superiores y además en contra del criterio de la Fiscalía en los dos casos.
Los procedimientos son más sorprendentes teniendo en cuenta que la adscripción del juez en los dos casos fue realizada por el mismo Míguez Poza en virtud de ser decano de Santiago. Como no hay dos sin tres, no son los dos únicos casos en que el señor Míguez Poza tendrá que decidir en causas en que participa el PP. Hay alguna relacionada con algún pueblo cercano a Santiago. Por cierto, no es la primera vez que al citado juez se le ve en bares y cafeterías acompañado de alcaldes del PP. Faltaría más que en ejercicio de su libertad el citado juez no pudiese tomar copas donde quisiese y con quien quisiese. Hay algún malpensado que podría apuntar que la mujer del citado juez, María Dolores Fernández Álvarez, que es concejal del PP en el Ayuntamiento de Ames, cargo para el que fue elegida al ir en las listas de número dos, podría influir en su señoría.
Dicen estos malpensados que uno no es de donde nace sino de donde pace, citando a un escritor de apellidos gallegos. Sin embargo, esta manera de razonar supone dudar de la imparcialidad del juez, lo cual es inadmisible. El Consejo del Poder Judicial no ha dado muchas muestras de ecuanimidad en los casos relacionados con jueces. Algunos piensan que el corporativismo y la interpretación benevolente de las normas siempre se impone. Sin embargo, no estará mal que, aunque fuese sólo por razones estéticas, dijese al juez Míguez que hay cosas que no pueden hacerse
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