Tragedia en la vuelta a casa de un equipo juvenil de voleibol
"Esto es una auténtica tragedia". Así describía el alcalde de Lugo, José López Orozco, el ambiente que se vivió ayer por la tarde en el Hospital Clínico Universitario de Santiago, donde la consternación por la muerte de dos jóvenes deportistas lucenses, ambas menores de edad, se mezclaba con la incertidumbre por la suerte de otras tres integrantes del equipo juvenil de voleibol femenino Emevé, cuya expedición sufrió un accidente poco después de que hubiera iniciado en un microbús el viaje de regreso a Lugo. Las chicas acababan de aterrizar en el aeropuerto compostelano de Lavacolla, procedentes de Gran Canaria, con la alegría en el cuerpo tras haberse proclamado subcampeonas de España de voleibol juvenil femenino.
El conductor pudo despistarse y se empotró contra una rotonda "Estamos hundidos", declaró el alcalde de Lugo en el hospital de Santiago
"Estamos hundidos", declaró el alcalde de Lugo en el hospital de Santiago
Velocidad excesiva o despiste del conductor son las hipótesis que considera la Guardia Civil de Tráfico para encontrar una explicación al accidente que sufrió el vehículo de la empresa Autos Bernardo, poco después de las 12.00 horas de ayer. El vehículo acabó semivolcado en la valla de protección de una rotonda sobre la autovía A-54, en las inmediaciones del aeropuerto de Lavacolla, donde dejó señales de una larga frenada y quedó al límite de precipitarse desde una altura de unos siete metros.
Los pasajeros que viajaban al lado de la ventanilla salieron despedidos, quedaron tendidos sobre la calzada y la tragedia enseguida se hizo visible. En el mismo lugar del accidente perdió la vida una de las integrantes del equipo, Aida Cela, de 17 años, que viajaba acompañada por su padre, y otras 12 personas resultaron heridas. Cuatro de ellas, también jóvenes deportistas, fueron trasladadas en estado muy grave al Hospital Clínico de Santiago. Horas más tarde, se conocía el fallecimiento de una segunda jugadora, Iris Arias, también de 17 años, en tanto que otras tres permanecían en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, explicó en el mismo hospital, donde visitó a los heridos, que en el microbús viajaban un total de 17 personas, 12 de ellas jóvenes de 15 a 22 años. Únicamente el conductor y cuatro adultos resultaron ilesos. Algunos de los pasajeros no llevaban puesto el cinturón de seguridad. Las causas del suceso todovía se están investigando y se especula con la posibilidad de que el conductor se pudo despistar en la salida del aeropuerto hacia Lugo y, al intentar retomar la dirección correcta, acabó colisionando contra la protección de la rotonda. Fuentes de Tráfico apuntaron que podía circular a velocidad excesiva.
A la misma hora en que se produjo el accidente, otro equipo del Emevé disputaba en Lugo la final del campeonato de España juvenil de voleibol masculino, pero el partido no llegó a concluir. Por megafonía se anunció repentinamente la tragedia que acababa de suceder en Lavacolla y la fiesta que se vivía en el pabellón se convirtió en un llanto colectivo por las compañeras accidentadas. Todos las estaban esperando para celebrar su gran papel en el torneo disputado en Canarias y apoyar a sus compañeros masculinos, que también jugaban la final en Lugo.
Una comitiva del Ayuntamiento de Lugo se desplazó a Santiago, donde los familiares recibieron el apoyo del alcalde, José López Orozco, del vicepresidente de la Diputación, Antón Bao, y, entre otros, del portavoz del BNG en el ayuntamiento lucense, Xosé Anxo Laxe, y del edil popular Enrique Rozas.
"Estamos hundidos, porque todos los accidentes con este tipo de consecuencias son trágicos, pero en este caso la tragedia se engrandece, porque el Emevé es un equipo de cantera entrañablemente familiar", enfatizó López Orozco. Y es que el Emevé (El Mejor Equipo de Voleibol de España), nació, creció y se mantiene en el ámbito de la familia Bouza, que vive totalmente entregada a este deporte.
De hecho, el equipo accidentado lo entrena Ana Bouza, y en la misma expedición viajaba su hija, Majo Corral, que sufrió heridas de menor consideración. La entrenadora se encontraba visiblemente consternada, lo mismo que su hermana, Bibí Bouza, que se enteró del suceso en la final que se disputaba en Lugo.
Este ambiente familiar del equipo quedó retratado en la etapa en la que el Emeve jugó en la máxima categoría del voleibol femenino. Tres de las hermanas Bouza eran jugadoras, lo entrenaba un hermano de éstas, la madre hacía las funciones de presidenta y lo patrocinaba la empresa de la que era titular un pariente de la familia.
Una de las portavoces del club, Coté Bouza, también se trasladó al centro hospitalario donde reconoció que se vivieron escenas de "máxima tensión". "Es muy duro", se lamentaba. "Todos estamos muy mal porque esto afecta a mucha gente".
Dos de las heridas fueron operadas ayer por la tarde, mientras que las cinco restantes están ingresadas en urgencias con traumatismos y contusiones diversas. A la espera de su evolución, su estado no reviste gravedad. Tres personas más permanecían anoche en observación y se esperaba que pronto pudieran ser dadas de alta.
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