"Touriño no me ha consultado fechas"
Anxo Quintana (Vigo, 1959) responde a las preguntas de EL PAÍS en la localidad que le forjó políticamente, haciendo un breve paréntesis en las vacaciones que comparte con su familia antes de afrontar el último período de sesiones de la legislatura. En la villa orensana todo el mundo disfruta del verano y nadie diría que la economía se desmorona. La incertidumbre electoral se adueña de la conversación.
Pregunta. Cada vez son más los que dan por terminada la legislatura. ¿Usted también?
Respuesta: La legislatura dura cuatro años y aún nos falta casi uno. Nosotros tenemos un programa de gobierno pensado para cuatro años. En esa dinámica estamos trabajando.
P. Pero el presidente de la Xunta ya habla abiertamente de la posibilidad de adelantar las elecciones a otoño.
"El PSdeG inició un debate sobre la fecha electoral que se hace frívolo"
"No discrepamos con el PSdeG en la financiación que debe tener Galicia"
"Los ciudadanos quieren vernos trabajando para paliar la crisis"
"Estamos mucho más preparados para gobernar que hace tres años"
R. Yo creo que el partido socialista inició un debate sobre la fecha electoral que, en clave interna, puede tener su grado de satisfacción pero que, trasladado públicamente, implica cierto grado de frivolidad. La fecha electoral es una cuestión importante y es responsabilidad directa del presidente de la Xunta. Por tanto, es él quien tiene que decidir y cualquier especulación al respecto me parece poco responsable y fuera de lugar. Los ciudadanos lo que quieren es vernos trabajando para aportar soluciones que permitan que Galicia pueda paliar las consecuencias de la crisis. Yo estoy trabajando, desde luego, en ese sentido y me parece que discutir sobre la fecha electoral en este momento está fuera de lugar.
P. ¿Ha tenido ocasión de hablar de esto con el presidente?
R. El presidente dijo, hace ya algún tiempo, que convocar las elecciones era una facultad personal que no delegaría ni consultaría con nadie y, desde luego, conmigo ha cumplido esa máxima.
P. Se lo digo porque, tratándose de un socio de gobierno, parece de cortesía, casi de buena educación, consultarlo con ustedes, aunque la decisión sea suya.
R. La buena educación hay que reclamársela a quien se espera que la ejerza. Yo tengo un pacto de gobierno para cuatro años, en esa dinámica estoy trabajando y, en todo caso, los calificativos de educados o no habrá que trasladárselos a quien tiene la responsabilidad de adelantar las elecciones.
P. ¿Le parece inconveniente que las elecciones gallegas coincidan con las vascas?
R. Galicia tiene que tener un espacio propio, que en política se construyen sin complejos y sin mirar lo que hacen los demás. Así debemos actuar en Galicia. En todo, no sólo para las fechas electorales.
P. Así que no le parece bueno recurrir a circunstancias ajenas para justificar el adelanto.
R. Se está intentando levantar una especulación excesiva, incluso grotesca, en relación con la fecha electoral, colocando encima de la mesa argumentos y fechas que aún nadie sabe cuándo van a ser. Es el colmo de la especulación. En este momento lo que hace falta es tranquilidad, estabilidad y trabajo. Es someter a la ciudadanía a un debate absurdo, cuando, repito, es una potestad unipersonal del presidente de la Xunta.
P. ¿El adelanto puede perjudicar proyectos del Gobierno, incluidos algunos muy significados del área nacionalista como la aplicación de la ley de dependencia o el concurso eólico?
R. Nosotros tenemos un programa pensado para cuatro años. Y pensábamos que culminando la legislatura podríamos presentar un altísimo grado de cumplimiento de lo que nos comprometimos con los ciudadanos. Sea tanto en materia social, como de vivienda, como energética o en el ámbito rural o cultural. Vamos a trabajar para que así sea.
P. Con elecciones o sin ellas viene un otoño caliente. Se multiplican los motivos de discrepancia con el partido socialista: en materia de financiación, en relación con la comisión de seguimiento del AVE, sobre el voto en urna de emigrantes...
R. Todas las cuestiones que acaba de mencionar y que, efectivamente, son muy importantes, no tienen elementos de controversia entre el BNG y el PSdeG. En todo caso es una controversia entre Galicia y el Gobierno del Estado. Y nosotros tenemos un pacto con el partido socialista en Galicia, no con el señor Zapatero en Madrid. Pero es que, además, en las tres cuestiones que ahora comentaba, en Galicia existe unanimidad de las fuerzas políticas gallegas en relación a lo que se debe hacer. Por tanto, es al señor Zapatero al que le toca mover ficha. Galicia precisa una financiación justa y las fuerzas políticas gallegas estamos de acuerdo en cuáles deben ser los principios básicos que deben mover esa financiación. Galicia precisa que se cumplan los compromisos en materia de alta velocidad y hemos diseñado una fórmula para hacer un seguimiento del cumplimiento de esos compromisos. Y es un clamor popular en Galicia que es necesario cambiar la ley electoral para acabar con el escándalo antidemocrático que supone la situación actual del voto emigrante. Zapatero tiene aquí una buena oportunidad para demostrar ese talante que espero no se perdiera en el camino de estos cinco años escasos de estancia en la Moncloa. Por tanto, nosotros vamos a trabajar de aquí a fin de año para que lo que son posiciones unánimes de las fuerzas políticas gallegas sean asumidas por el Gobierno de Madrid. Y, desde luego, lo que sí es seguro es que el BNG va a jugar un papel muy importante, decisivo, como dijimos en las elecciones generales, en la política del Estado en los próximos meses.
P. ¿Le molestó cuando Touriño les acusó de seguir las prácticas clientelares del PP?
R. A mí no me lo dijo. Según parece, lo dijo en un debate interno del congreso del partido. No sé hasta qué punto fue una mala interpretación o un exceso verbal. Estoy completamente seguro de que en un acto reflexivo hoy no se pronunciaría en esos términos, entre otras cosas porque no obedece a la realidad.
P. La situación de inestabilidad en el Congreso está lejos de tener solución. Y aunque el BNG sigue siendo una pieza a tener en cuenta en algunas combinatorias para que el PSOE pueda salvar la situación, no parece que el Gobierno lo haya considerado en serio.
R. Sí, es curioso. En Galicia el Gobierno gallego no ha perdido una sola votación en el Parlamento (excepto una, por error de una diputada socialista) en tres años de legislatura. Somos un Gobierno fuerte y estable. En cambio, el señor Zapatero no hace más que acumular derrotas en el Parlamento. Ante una crisis económica parecería lógico que buscara un pacto de estabilidad que permitiera al Gobierno actuar con tranquilidad. El BNG está siempre dispuesto a ese acuerdo, pero me da la impresión de que el señor Zapatero piensa que en tiempos de crisis quizá no haya para todos y pactar con el BNG es igual a meter a Galicia en la cesta. Yo creo que a eso se deben las reticencias, hasta ahora, a pactar con el BNG. Yo espero que en los próximos meses cambie esa actitud.
P. De momento no le ha llamado.
R. Hemos recibido ya algunas comunicaciones en el sentido de que hay por delante un reto muy importante que son los Presupuestos del Estado. En un momento de crisis como éste es impensable que el Gobierno prorrogue los Presupuestos. El señor Zapatero sabe del compromiso del BNG con el diálogo y para llegar a a un acuerdo.
P. En diciembre de 2007 usted llegó a acuerdos con Zapatero para nuevas transferencias, como la de tráfico. No han avanzado mucho en eso. ¿Se siente decepcionado?
R. El compromiso que adquirimos en aquel momento, hasta ahora se ha cumplido. Se ha aprobado en el Parlamento una proposición de ley por unanimidad, por tanto con el apoyo del partido socialista. Efectivamente, ahora falta que el Congreso de los Diputados lo apruebe también. Más que decepcionado, estoy expectante, porque hace poco tiempo, con motivo de la entrevista entre Ibarretxe y Zapatero, el presidente dijo bien claro que cualquier mejora en el autogobierno en cualquier comunidad del Estado sólo sería posible si tenía el consenso de las fuerzas políticas y además seguía las pautas estrictamente establecidas por la ley. Son dos condiciones que sirvieron para descalificar la propuesta del lehendakari . Yo lo que quiero es que Zapatero nos aplique a nosotros esa receta, porque cuando Galicia demanda la transferencia de tráfico lo hace con el consenso de todas las fuerzas políticas y lo hace siguiendo estrictamente lo que marca la Constitución. Por tanto, si ahora hay una negativa a que Galicia tenga la competencia sobre tráfico, acabaremos concluyendo que lo que le dio a Ibarretxe o lo que me da a mí no son argumentos, son coartadas para impedir la mejora del autogobierno. Creo que con el tema de tráfico existe un problema: transferirlo significa que Galicia tenga una policía propia al mismo nivel que Euskadi y Cataluña. Y desde Madrid, si a algo se le tiene pánico, es a que Galicia se equipare en términos políticos con Euskadi y con Cataluña.
P. Decía que hay unidad en el Gobierno en relación con la financiación. Sin embargo, en las últimas semanas se han sucedido las declaraciones que ponen de manifiesto las discrepancias.
R. Discrepancias en la estrategia, no tanto en la financiación que debe tener Galicia. Tanto el compañero Carlos Aymerich como yo, porque es una postura del BNG, pensamos que sería bueno que desde Galicia tuviéramos una postura unánime, una postura de país, y que el conselleiro de Economía, que es nuestro embajador en Madrid para esta materia, pueda negociar de tú a tú con el Gobierno del Estado igual que lo está haciendo Cataluña. Galicia lo que no va a salir ganando nunca actuando de tonto útil al servicio de la estrategia que marquen en Madrid. La mejora de la financiación para Galicia no va a venir porque rechacemos el modelo de financiación de Cataluña, sino porque seamos capaces de defender nuestro modelo propio.
P. ¿Quiere eso decir que el conselleiro de Economía no está hablando de tú a tú con Madrid?
R. El conselleiro de Economía ha recibido el apoyo de las fuerzas políticas gallegas para defender ese modelo de financiación. De hecho, en la primera reunión que hubo del Consejo de Política Fiscal el conselleiro se manifestó en contra de la propuesta de Solbes. Tenemos que dejar que el conselleiro de Economía haga su labor.
P. Los socialistas dan por hecho que el bipartito tendrá continuidad en la próxima legislatura. Descartan el acuerdo BNG-PP. ¿Están en lo cierto?
R. Nosotros hemos constatado en estos años de gobierno que el BNG fue capaz de trasladar a los ciudadanos dos cosas muy importantes. Demostramos que hay por parte del BNG una forma diferente de gobernar: las cosas se pueden hacer con transparencia, se pueden hacer pensando en el país. Y por otro lado, hay una cuestión muy importante: la gente comprobó que el nacionalismo es un instrumento útil en el Gobierno gallego. Cuanto más nacionalismo haya, más posibilidades tiene Galicia de defender sus intereses. Cuando se celebren las elecciones, el BNG va a ir con la aspiración de ser una fuerza política mayoritaria y de tener apoyo suficiente para poder ejecutar nuestro proyecto en su totalidad. Creo que lo normal, lo que todos estamos intuyendo, es que no va a haber mayorías absolutas. Y que por tanto las fuerzas políticas que tengan capacidad de diálogo y de acuerdo tienen mucho terreno avanzado. El PSdeG y el BNG han demostrado esa capacidad de diálogo y de acuerdo. El PP aún tiene por demostrar todo. Tiene por demostrar esa capacidad de diálogo y parte, por tanto, en una situación de clara desventaja. Pero primero hay que dejar que los ciudadanos se pronuncien y después actuaremos en consecuencia.
P. ¿La experiencia del gobierno le hace pensar en la necesidad de perfeccionar el pacto con el PSdeG?
R. La primera cosa que hay que mejorar la tienen que mejorar los ciudadanos, y es una nueva correlación de fuerzas más favorable al BNG. A partir de ahí, las fuerzas políticas estatales tendrán que reconocer que el BNG no es ningún proyecto coyuntural, que el nacionalismo tiene un espacio propio en Galicia y que, por lo tanto, cualquier dinámica hegemonista o de marginalización del BNG está llamada siempre al fracaso.
P. En esta legislatura no ha salido adelante la reforma del Estatuto. Además de ésa, ¿qué otras materias pendientes le gustaría concretar en los próximos cuatro años?
R. Hay que conseguir articular un nuevo marco jurídico-político en el que desarrollar el autogobierno de Galicia y para relacionarse con el resto del Estado. Por eso es tan necesario un nuevo Estatuto, para institucionalizar las relaciones de Galicia con el Estado en pie de igualdad. Creo que también es necesario, en la próxima legislatura, que seamos capaces de fortalecer las estructuras económicas y sociales de Galicia. Nos queda mucho por hacer, pero hemos iniciado el camino. Y hay una cosa evidente: hoy sabemos muchísimo más que hace tres años. Y hoy el BNG está muchísimo más preparado para gobernar que hace tres años.
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