Conflicto en Vigo por la nueva sede de los arquitectos

"Un sinfín de rampas y escalones para acceder a las viviendas, la utilización de materiales de ínfima calidad y que nada tienen que ver con los empleados en el entorno más próximo", comienza la denuncia de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Vigo, y singularmente de la Asociación do Casco Vello, en relación con la construcción de la nueva sede del Colegio de Arquitectos en la ciudad, que los colegiados estiman excelente, hasta el punto de estar llamada a convertirse en una referencia de la arquitectura moderna.

Los vecinos no entran a valorar la calidad del edificio que se construye en el solar del periódico El Pueblo Gallego, en una plaza colindante a la Porta do Sol que conserva el nombre del diario. La urbanización del entorno es lo que ha suscitado sus alarmas. Esta obra utiliza hormigón armado (con mallazo), superficie decorada a cepillo y piedras empotradas en el hormigón en masa con frecuencias diferentes según las zonas, "una solución de ínfima calidad", insisten los vecinos, "que se corresponde con los más bajos estándares de las urbanizaciones".

Los residentes afirman que este diseño choca frontalmente con la calidad que aporta la piedra en el entorno más próximo de la rúa do Príncipe, "lo que produce una desagradable sensación de discontinuidad en una misma zona".

Las "múltiples plataformas y escalones para acceder a las viviendas", así como "un sinfín de obstáculos artificiales que representan un peligro para el tránsito de peatones, especialmente para las personas con dificultades de movilidad o invidencia", acentúan las críticas y la perplejidad vecinales, que sin embargo son rechazadas de plano por el propio Colegio de Arquitectos, promotor de la obra.

Un "diseño diferente"

El proyecto para la nueva sede colegial fue realizado por el estudio de Jesús Irisarri y Guadalupe Piñeira, que ganó el concurso convocado al efecto con su propuesta del edificio vanguardista. "Y la urbanización es acorde", defiende el colegio. "El entorno que se reurbaniza suma 1.562 metros cuadrados y dedicaremos a ello 312.000 euros: unos 200 euros el metro, lo que desmiente que los materiales sean de ínfima calidad", señala Carlos de la Torre, comisionado por la entidad para hacer el seguimiento de la obra.

"Es un acabado mejor de lo habitual, aunque con un diseño diferente. Y efectivamente, utilizamos hormigón en lugar de piedra, que hemos repartido, la que había, por toda la plaza, pero cuando lo vean terminado, se acabarán los temores", añade el representante de los arquitectos vigueses.

La arquitectura del edificio ubicado en el centro de Vigo creará debate por su singularidad, según cree De la Torre, y tanto en él como en el entorno, "si se cambian los usos, también han de cambiar los materiales", señala para justificar la presencia del hormigón. Respecto a la accesibilidad, sostiene "absolutamente lo contrario" de lo que denuncian los vecinos: "Hay espacios más amplios y pendientes más ajustadas", asegura. "También hemos eliminado el cableado aéreo y, en conjunto", concluye, "será una muestra importante de la ciudad regenerada, una plaza pública en el centro de la ciudad que a la gente, estamos seguros, le va a gustar".