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"La solución para El Cabanyal es cortar por lo sano"

Un grupo de vecinos del barrio recoge firmas a favor de la prolongación

Cristina Vázquez

"Ya no podemos más. La única forma de erradicar todo esto es cortar por lo sano". Son un grupo de unos 20 o 30 vecinos de El Cabanyal que recogen desde hace días firmas a favor de la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, a costa del derribo de una parte del barrio. Y cuando dicen "todo esto" se refieren a la marginalidad y el estado de abandono en que se encuentra el barrio desde hace años. Esta falta endémica de equipamientos públicos de seguridad ciudadana no se ha vuelto contras las administraciones públicas más próximas. Creen firmemente que si se derriba esta especie de zona cero -un área de 800 metros de largo por casi 100 de ancho- todos sus problemas se diluirán y el barrio resurgirá de sus cenizas y será más próspero.

"Hasta nuestros abuelos sabían que se iba a hacer la prolongación"

Hablan todos al mismo tiempo. Expresan su indignación con la reciente manifestación convocada por la plataforma Salvem El Cabanyal, que batalla desde hace años contra la prolongación. "No son de aquí. Si no sabían tan siquiera dónde estaba la playa", dice una de las asistentes. Uno tras otro, los partidarios de partir en dos el barrio marinero relatan cómo sus hijos no pueden jugar en un parque porque o no hay o en el único que existe conviven gallos de pelea, suciedad y jeringuillas. Otra vecina llama a su hija y dirigiéndose a los periodistas que han acudido a su convocatoria explica que tiene que acompañarla todas las mañanas al instituto porque teme por su seguridad.

Están por la prolongación desde hace tiempo, aseguran, porque "hasta nuestros abuelos sabían que se iba a hacer. No le puede venir a nadie de nuevas". Pero no se han organizado hasta ahora porque creían que salía adelante. La orden del Ministerio de Cultura que considera el plan de la prolongación un expolio al patrimonio cultural los ha movilizado, dicen. De momento recogen firmas a favor de la prolongación, aunque todavía no tienen claro dónde las llevarán. Aseguran que detrás de ellos no hay ningún partido político, pese a que comparten argumentos a favor de la ampliación con el Ayuntamiento y la Generalitat.

De momento, han convertido en su cuartel general un bajo privado situado en la calle de Los Ángeles, a salvo de las demoliciones. Mayte Gallart, una de las promotoras, insiste en recorrer la zona en conflicto. "¿Esto es lo que hay que salvar?", repite una y otra vez apuntando a solares oscuros y casas ocupadas.

Ninguno hace frente a la pregunta de si esto es el infierno ¿por qué no se han quejado antes a quien es responsable de que estéis rodeados de drogas, delincuencia? María José es la única que responde: "Pero si en El Cabanyal somos cuatro gatos". Pedro corrobora que durante los últimos años el barrio ha perdido 11.000 residentes. Se niegan a mirar al pasado y a pedir responsabilidades -sólo una vecina reconoce que la dejación hacia el barrio ha venido de unos y otros-, sólo insisten en que la prolongación será buena.

"Van edificios de nueve, seis y cinco alturas y serán de protección oficial. No es verdad que se vaya a hacer negocio. No es tanta la cantidad de afectados", añade Amparo. Pedro plantea incluso un referéndum en el barrio y que el resultado sea vinculante para las administraciones responsables.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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