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Columna
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La mola de Paula

O el desconocimiento y la desinformación que posee sobre los valencianos la portavoz del gobierno del trajeado Camps es algo más que superlativa, o tiene el embuste por divisa. Si Paula Sánchez de León divisara los páramos, muelas y regadíos desde la nítida altura de La Mola d'Ares, y procediera de forma carente de sectarismo partidista, no se le hubiese ocurrido decir que las emisiones de TV3 "sólo interesan a dos mil o tres mil ciudadanos de esta comunidad". Esta muchacha, desde luego, no cruza los caminos de El Maestrat, L'Alcalaten, La Plana Alta y Baixa, u otros rincones entrañables de nuestra geografía autonómica. Y si lo hace, calza las gafas de sol de un desaliñado partidismo que dificulta la visibilidad y la comprensión.

Porque Tafolet, tan real como Paula Sánchez, que gana sus garbanzos y repara motores en la capital de La Plana, que bajó un día de L'Alcalaten y a donde va cada primavera para acompañar, con ancestral sombrero, a los pelegrinos de Les Useres hasta Sant Joan de Penyagolosa, que vive en un piso junto a la plaza castellonense de María Agustina, y cuyos vástagos balbucearon sus primeras palabras en la lengua de Ausias March, lo mismo que sus nietos a quienes llevaba de la mano en la manifestación..., Tafolet, digo, se entretuvo en calcular desde su balcón el número de asistentes a la pacífica y cívica protesta de muchos miles de castellonenses de todas las comarcas norteñas, que expresaban en la calle su malestar por la insolencia incívica que supone silenciar las emisiones de TV3. A Tafolet, se me olvidaba el detalle, no le interesa el nacionalismo ni el internacionalismo; acude religiosamente a las urnas pero le atraen escasamente los partidos o grupos políticos, y razona con la sensatez del viejo y noble conservadurismo agrario. Tafolet indicaba que, desde su balcón, jamás vio tanta gente en una manifestación, excepción hecha de la que tuvo lugar contra la intervención en Irak. Fueron muchos miles de ciudadanos en la calle este sábado pasado con TV3 como preocupación, en una ciudad de su natural reacia a salir a la calle, aunque tiene opinión propia. Una opinión, a poco que se sondee esa misma calle, muy cercana a la de Tafolet.

Pero Paula Sánchez de León ni subió a La Mola d'Ares ni contó el número de manifestantes. De haber subido, hubiera disfrutado de robles, cerezos silvestres, carrascas, arces y del incipiente verde del forraje y los cereales. Desde el agreste pueblo que fue un día cuartel general de aguerrido Cabrera, hubiera visto en la manifestación, a título personal como Tafolet, a la plana mayor de sus adversarios socialdemócratas, desde el activo Colomer al discreto Tena, el alcalde de Vilafranca, desde Daniel Gozalbo al último jovenzuelo que pusieron en la lista electoral. Y hubiera oído que muchos de sus correligionarios de PP de por aquí, munícipes principales o no, opinan como Tafolet y piensan que fue insolencia silenciar lengua e imágenes de TV3, pero el sábado no estaban en la calle.

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