Contra el cáncer de la corrupción
Alrededor de 14.000 personas recorren las calles de Valencia para protestar contra la impunidad y para exigir la dimisión del imputado presidente Camps
Contra el cáncer de la corrupción y contra la política del Consell, singularizada en su presidente, Francisco Camps, cerca de 14.000 personas salieron ayer a las calles de Valencia para trasladar su hartazgo. Convocados a través de las redes sociales y, discretamente, por los partidos políticos de la izquierda, los manifestantes reclamaron transparencia y que el PP diera la cara ante los ciudadanos.
Raquel Coronado, César Martí y Reyes Matamales, tres jóvenes integrantes del Col·lectiu contra la Corrupció, mostraban su indignación por la degradación de la vida política y, ya en lo personal, por la denuncia del PP: "Nos denunciaron ante la fiscalía y ante la Delegación del Gobierno, pero la manifestación es legal", explicó Coronado.
Coronado, Martí y Matamales manifestaron ayer la explosión de sentimientos dispares que han sufrido estos días. Por un lado, la amarga, la de recibir una denuncia interpuesta contra ellos por el PP por "injurias" contra Francisco Camps y por convocar una "manifestación ilegal". Por otro, la satisfacción de ver que su indignación es un sentimiento compartido por miles de valencianos que gritaban "¡No a la corrupción, Camps dimisión!".
Al contrario que la mayoría de manifestaciones organizadas por otros colectivos, en la de ayer no abundaron las pancartas. Eran personas de todo tipo, jóvenes y mayores, de un amplio espectro político o simplemente amantes de la democracia sin banderas, y todas con el mismo sentimiento agridulce de ver que su enojo, su enfado contra los corruptos, es compartido por muchos otros miles. Una fiesta, acompañada por música de dol-çainas y tabalets y hasta por los tambores de una ruidosa batucada, en la que abundaron consignas ya repetidas en los últimos años, como "El president, a Picassent", "Bote, bote, bote, corrupto el que no bote", o "Te quiero un huevo, quiero un traje nuevo", en referencia a la confianza con que Camps trataba a Álvaro Pérez, El Bigotes, responsable de la empresa Orange Market, que según el juez instructor de la causa pagó las prendas al presidente de la Generalitat.
La protesta arrancó a las 18.00 en la plaza de San Agustín y concluyó dos horas más tarde frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que precisamente ya ha visto desfilar por sus salas a Camps, que ha tenido que declarar imputado por un delito de cohecho impropio por recibir trajes de la trama Gürtel, la red mafiosa vinculada a contratos de Administraciones gobernadas por el PP.Reyes Matamales, portavoz de los convocantes, que cifraron la participación en la manifestación en 60.000 personas, explicó su objetivo principal: "Queremos unas instituciones transparentes y que el PP dé explicaciones a los ciudadanos y a la oposición de la presunta financiación ilegal y de dónde están nuestros impuestos". Coronado fue más contundente: "No queremos un ladrón de presidente". Y mientras ellos denunciaban la corrupción, "sea del partido que sea", la realidad es que la protesta se convirtió en el altavoz crítico de toda la política del Consell.
Así, hubo menciones a la Plataforma de Defensa de la Ley de la Dependencia, que cuestiona la escasa aplicación en la Comunidad Valenciana de las ayudas a los que las necesitan. También se mencionó a las víctimas del accidente del metro de Valencia que el 3 de julio de 2006 acabó con la vida de 43 personas e hirió a otras 47, sin que hasta la fecha Camps haya recibido a las víctimas y sus familiares.
También se mencionaron los casos que afectan al presidente de la Diputación de Castellón y líder provincial del PP, Carlos Fabra. Y a los que afectan a su homólogo en Alicante, José Joaquín Ripoll, por la vinculación de los populares a la trama de las basuras. Y Mercavalencia. O el coste a las arcas de los valencianos de la Fórmula 1. O los dudosos pagos por los proyectos no realizados por el arquitecto Santiago Calatrava en unos expedientes que cada vez se parecen más al caso Palma Arena de Baleares. O la falta de libertad de información en los medios autonómicos de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV). O la "persecución" del Consell a Acció Cultural, que ha acabado con el cierre de las emisiones de TV3... En definitiva, todo tipo de quejas seguían el cartel de la cabecera de la manifestación, donde un lazo negro llevaba el luto por "las víctimas de la corrupción".
Entre la multitud abundaron los carteles que tanto indignaron al secretario general del PP valenciano, Antonio Clemente, aquellos que provocaron su denuncia y en los que se ve a Camps con un traje de presidiario. Y hubo otras burlas jocosas como las camisetas de Camps sobre un "se busca" o los carteles que a semejanza de un centauro, convertían mediante un chorizo por resto de cuerpo a Camps, la alcaldesa Rita Barberá, al ex secretario general del PP Ricardo Costa, a Fabra y a El Bigotes, en unos seres menos fabulosos pero casi igual de míticos.
Y diluidos entre la muchedumbre allí se plantó una nutrida representación de políticos de la oposición. El líder del PSPV y candidato a la presidencia de la Generalitat, Jorge Alarte, se vio acompañado de la mayoría de la ejecutiva socialista y por Ángel Luna, que como portavoz en las Cortes se ha convertido en el látigo del PP. Alarte vio la protesta como un fracaso del "intento del PP de subvertir la normalidad democrática al intentar que los ciudadanos no tuvieran el derecho a expresarse en la calle". Y añadió: "No hay democracia si hay corrupción". Luna vio el intento del PP de "cercenar libertades y acallar voluntades" como "una manifestación de nerviosismo". "Tienen miedo a la sociedad valenciana y de lo que piensa sobre su ética en la actuación pública", añadió.
De otras formaciones acudieron destacados líderes, como los de Compromís Enric Morera -"los partidos no deberían llevar en sus listas imputados y tránsfugas", dijo-, Mònica Oltra, Mireia Mollà y Joan Ribó, y los de Esquerra Unida Marga Sanz y Marina Albiol. También estuvo Pere Mayor.
Por su parte, el vicesecretario de Organización del PP, David Serra, aseguró que "la manifestación es catalanista, independentista y contra la Comunidad". Y criticó la participación de políticos en "un acto interesado de insultos a los gobernantes valencianos".
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