Barberá elude el debate con Alborch
La candidata del PP rechaza discutir en la SER con la aspirante socialista y el de Esquerra Unida
No hubo cara a cara entre Rita Barberá y Carmen Alborch. La candidata popular dejó ayer vacía la silla que le había reservado la Cadena SER para el tradicional debate con los demás aspirantes a la alcaldía de Valencia, una cita a la que no ha faltado desde la campaña de 1995. Barberá eludió el encuentro radiofónico con su principal rival y cumplió así con el boicot de su partido a los medios de comunicación del grupo PRISA. La socialista Carmen Alborch, y el número 1 de Esquerra Unida, Amadeu Sanchis, expusieron durante una hora sus propuestas para la ciudad sin posibilidad de confrontarlas con las del PP.
Alborch califica de "gran mentira" la supuesta marginación de Valencia por el PSOE
Hace cuatro años la candidata popular comenzó su intervención en el mismo programa agradeciendo la "invitación al debate" de sus propuestas electorales y las de la oposición. Ayer esquivó probablemente la única posibilidad de un cara a cara con Alborch, que públicamente la había animado a cotejar en un mismo foro sus respectivas ofertas electorales -el programa previsto en Canal 9 aplicará un encorsetado formato de monólogos de los entrevistados-.
"Su predisposición al debate se ha disuelto como un azucarillo", afirmó el periodista Bernardo Guzmán en el arranque del programa al recordar cómo en mayo de 2003, ante los mismos micrófonos y el mismo entrevistador, Barberá destacó la importancia de que los ciudadanos puedan contrastar los proyectos electorales de los partidos. Ahora "ya no parece importante", continuó Guzmán, "y muchos consideramos que esa negativa demuestra una falta de cultura democrática". La ausencia de Barberá evidencia ante todo "miedo al debate" y a rendir cuentas ante los ciudadanos. "El miedo a debatir, y no otro, es el motivo de la ausencia", insistiría Guzmán en la despedida del programa, emitido en directo. El periodista denunció, además, la estrategia "premeditada y cobarde del PP" de privar a los oyentes de la SER de la confrontación de ideas en la campaña -Francisco Camps también rechazó el debate con el líder socialista, Joan Ignasi Pla-. Y criticó "el doble lenguaje" de Barberá, que ha achacado a los socialistas miedo a dejar debatir a su rival, Carmen Alborch, que sí acudió a la cita, al igual que el cabeza de lista de EU, Amadeu Sanchis.
La actitud de la "candidata ausente", como la llamó Alborch, evidencia "desprecio hacia la ciudadanía" y la "pluralidad" informativa. Para Sanchis es fruto "de la prepotencia que la caracteriza". Clarificada la situación, Alborch y Sanchis manifestaron su convencimiento de que Valencia necesita un cambio y su confianza en que el descontento con el PP se refleje en las urnas. Los candidatos transitaron por Valencia y sus problemas, con una primera parada en los grandes eventos. Alborch destacó la inversión del Gobierno en la Copa del América y calificó de "gran mentira" la denuncia popular de la supuesta marginación de Valencia por parte del presidente Rodríguez Zapatero, "que ha invertido más del doble que Aznar". La candidata retó a Barberá a exigir a la Generalitat la deuda de 150 millones de euros con el Consistorio, y defendió que "los grandes eventos deben servir para mejorar las condiciones de vida" de los ciudadanos, no sólo a una minoría. Sanchis consideró prioritario el gasto social y la mejora de las condiciones de vida, un objetivo "incompatible" con la factura de los fastos mientras no se reduzca la deuda de Generalitat y Ayuntamiento. Ambos candidatos coincidieron en que hay dos Valencias, la de "escaparate", según definición de Sanchis, y la de los barracones y viviendas caras sin equipamientos próximos, como recalcó Alborch.
Los candidatos también expusieron sus planes sobre el transporte público, medidas contra la contaminación acústica y la vivienda. Alborch propuso un plan de choque de 6.000 pisos de promoción pública y un millar de alquiler para jóvenes, y Sanchis abogó por destinar el suelo municipal íntegramente a vivienda social y exigir un 50% en suelos recalificados. Tanto el PSPV-PSOE como EU prometen cauces de participación ciudadana con capacidad de incidir en la gestión municipal si cambia la correlación de fuerzas en el Consistorio. Los candidatos abordaron la posibilidad de un pacto de izquierdas, que para Sanchis pasa por una negociación que respete las reivindicaciones vecinales. Alborch reivindicó la aspiración "a una mayoría de gobierno" y se mostró dispuesta a acuerdos "si lo pide la ciudadanía".
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