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donald trump
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las mujeres y la extrema derecha

En el mundo digital ya hay indicios de que las mujeres podrían estar siendo el próximo gran objetivo del movimiento ultra

Una joven reza el rosario frente a una clínica de aborto en Columbia, Carolina del Sur, en mayo de 2022.
Una joven reza el rosario frente a una clínica de aborto en Columbia, Carolina del Sur, en mayo de 2022.David Goldman (AP)
Antoni Gutiérrez-Rubí

Trump ganó pese a las mujeres. En las últimas elecciones perdió el voto femenino por 8 puntos porcentuales. Entre las menores de 30 años, la diferencia fue aún más marcada: cayó derrotado por 23 puntos. Esta tendencia se ha repetido en otros lugares, como Alemania, donde, en las últimas elecciones, todos los partidos de izquierda superaron sus votaciones promedio entre las mujeres, mientras que los partidos de derecha quedaron por debajo.

Sin embargo, esto no quiere decir que la extrema derecha no tenga apoyos entre el electorado femenino. De hecho, 4 de cada 10 mujeres estadounidenses apoyaron a Trump el año pasado y casi 2 de cada 10 alemanas votaron por AfD. Y en redes sociales el movimiento ultra femenino está empezando a ganar fuerza.

En Estados Unidos, tienen varias exponentes que defienden esta ideología ante sus millones de seguidores en redes. Megyn Kelly se dio a conocer en Fox News y ahora cuenta con más de 3,5 millones de seguidores en X; Riley Gaines es una exatleta con una audiencia de más de 2 millones entre Instagram y X; Brett Cooper se hizo famosa como actriz adolescente y suma casi 3 millones de seguidores en YouTube, X e Instagram. Todas tienen pódcast propios en los que hablan de actualidad y tienden a tratar temas femeninos desde una óptica conservadora. Por ejemplo, rechazan airadamente la participación de personas transgénero en competiciones deportivas, hablan de los peligros de los inmigrantes irregulares para las mujeres y critican la supuesta radicalización del feminismo de la izquierda.

Pero también hay otras cuentas más generalistas que posicionan estilos de vida e ideas conservadoras. Por ejemplo, desde el año pasado ha ganado popularidad la tendencia de las llamadas tradwives, mujeres que reivindican su papel como amas de casa dedicadas exclusivamente al cuidado de sus hijos y maridos. Se han hecho famosas en todo el mundo por sus vídeos de cocina o manualidades. Aunque para algunas es simplemente una actuación, otras lo consideran como una forma de lucha para recuperar valores perdidos.

En el verano pasado, en España se generó una polémica importante cuando la cuenta de @Whoisroro empezó a ganar popularidad en Instagram y TikTok. Un sector la acusó de hacerle un flaco favor a las reivindicaciones feministas, pero otro defendió su libertad para publicar lo que quiera y vivir como le apetezca. La intensidad de la disputa fue congruente con el hecho que algunas mujeres españolas, en especial las jóvenes, se han empezado a alejar de la izquierda en los últimos dos años. Ellas no han girado a la extrema derecha, pero, según diferentes estudios, se posicionan ahora más en el centro.

Hace unas semanas, la periodista inglesa Lois Shearing publicó el libro Pink-Pilled: Women and the Far Right. Tras 18 meses de investigación en redes, comparte sus descubrimientos sobre cómo ha crecido la influencia ultra en los espacios digitales dirigidos a las mujeres. Explica que utilizan tres anzuelos para enganchar a sus audiencias: la fe y las creencias religiosas; la idea de preservar la cultura y la importancia de las mujeres en ello, en materia reproductiva; y la necesidad que tienen algunas de ellas de conseguir la validación de los hombres.

Al igual que ocurre con la radicalización de ellos en la llamada manosfera, Shearing advierte de que algunos contenidos inofensivos de esposas ejemplares, hábitos saludables o vídeos de cocina pueden llevar a publicaciones radicales de transfobia, antivacunas y supremacismo debido a la acción de los algoritmos de las redes.

En este contexto, sería erróneo pensar que la mayoría de las mujeres son inmunes ante los mensajes de la extrema derecha. A propósito de las elecciones en Alemania, Louise Perry, periodista especializada en temas de género, destacaba que el apoyo femenino a partidos de izquierda responde más a una coincidencia momentánea de preferencias e intereses que a una convicción ideológica, por lo que no se debe descartar la posibilidad de un realineamiento en el futuro.

Con una campaña de microtargeting muy bien diseñada, apareciendo en pódcast con grandes audiencias masculinas y apoyado por influencers que diariamente normalizaban los mensajes de la extrema derecha, Trump consiguió el año pasado dar la vuelta y captar el voto de los chicos menores de 30 años ante la sorpresa del Partido Demócrata. Esa jugada fue clave para que pudiera volver a la Casa Blanca ganando el voto popular. En el mundo digital ya hay indicios de que las mujeres podrían estar siendo el próximo gran objetivo de la extrema derecha. Habrá que estar atentos a cómo avanza su estrategia.

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