El mandato de Trump comienza sin apoyo mayoritario a los aranceles y algunas medidas migratorias

Los resultados demoscópicos de la Administración de Donald Trump son mixtos después de las primeras semanas de su segundo mandato. El presidente de Estados Unidos comenzó con políticas clave de su campaña en inmigración y aranceles, utilizando órdenes ejecutivas para implementar cambios. Las dos áreas más destacadas fueron inmigración y economía. Estos temas fueron prioritarios en la carrera electoral debido al descontento por la inflación, el deseo de una política económica de “Estados Unidos primero”, y la insatisfacción con la política migratoria de Joe Biden, sumada a los flujos históricos de entradas irregulares en la frontera con México que culminaron en 2023. Como todos los presidentes, Trump llegó a la Casa Blanca con un plan claro y con el propósito de crear una imagen de fortaleza. Las órdenes ejecutivas son una herramienta fácil para crear esa imagen de enfoque estratégico y fuerza, dado que el presidente puede actuar sin la intervención del Congreso.

Primero, Trump dispuso prohibir la solicitud de asilo, eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento para hijos de inmigrantes indocumentados y suspender el Programa de Admisión de Refugiados, además de declarar una emergencia nacional en la frontera. Con el comienzo del mes de febrero, Trump nuevamente firmó una orden ejecutiva que impondría aranceles del 25% a todos los productos de origen mexicano y canadiense que entran a Estados Unidos debido a la inmigración irregular y el tráfico de drogas. Poco después, se suspendió la orden dirigida al vecino del sur y Trump y Claudia Sheinbaum llegaron a un acuerdo en el cual la presidenta Sheinbaum decidió desplegar 10.000 uniformados de la Guardia Nacional para frenar el tráfico de fentanilo, mientras que Washington se ha comprometido a frenar el tráfico ilegal de armas hacia México.

A casi un mes del comienzo de su mandato, cabe preguntarse: ¿qué piensan los estadounidenses en las primeras semanas de la Administración Trump? Al contestar acerca de la dirección general de las cosas en el país, la mayoría de los estadounidenses ha afirmado, de manera constante desde 2009, que el país va por el camino equivocado. El porcentaje de ciudadanos que dicen que el país va en la dirección correcta ha aumentado al inicio de las administraciones previas, y ahora, en el segundo mandato de Trump. Este patrón es el esperado: al comienzo de cada nueva presidencia suele haber más optimismo, pero conforme avanza el período de Gobierno, la opinión pública cambia y responde a las políticas de la Administración. Al preguntar específicamente por los niveles de aprobación de Trump desde su inauguración, el pasado 20 de enero, se observa que han caído levemente en las últimas dos semanas. Alrededor del 48% de la población estadounidense aprueba del presidente y el nivel de desaprobación ha subido al 49% en los últimos días.

La última encuesta del Economist/Yougov nos brinda una idea más clara sobre la opinión pública en las primeras semanas de Trump. Se incluyeron dos ítems sobre inmigración y aranceles. Solo un 38% apoya el uso de Guantánamo para detener migrantes deportados por Estados Unidos (cabe recordar que el apoyo aumenta en preguntas generales sobre la deportación masiva de migrantes regulares e irregulares, y que el uso de Guantánamo constituye solamente un aspecto del tema). En cuanto a los aranceles, solo tres de cada diez estadounidenses los apoyan. Esto reflejan algunas otras encuestas que afirman que la mayoría de estadounidenses cree que los aranceles perjudican a la economía estadounidense. Al menos el 53% de los republicanos respaldan cada una de las políticas de Trump, pero no más del 25% de los demócratas las apoyan. La única propuesta apoyada por la mayoría de los estadounidenses es exigir que las personas transgénero usen baños según el sexo asignado al nacer, un tema clave del eje cultural durante la campaña.

No solo falta el apoyo mayoritario de la población hacia las propuestas de Trump, como las relacionadas con la migración y los aranceles, sino que apenas uno de cada tres estadounidenses cree en la constitucionalidad de las órdenes ejecutivas emitidas en las últimas semanas. Solo una mayoría de los republicanos respalda la constitucionalidad de estas iniciativas.

En definitiva, hay un optimismo típico para una nueva Administración, pero los niveles de aprobación de Trump ya han caído tras varias órdenes ejecutivas en sus primeras semanas. Mientras Trump prioriza temas centrales de su campaña, muchas de sus órdenes ejecutivas no cuentan con apoyo mayoritario, y muy pocos creen que las medidas que ha tomado son constitucionales. En general, los presidentes pueden tener incentivos para parecer que priorizan ciertos objetivos. Sin embargo, el hecho de que un presidente emita una orden ejecutiva no implica que produzca consecuencias sustantivas a largo plazo. Habrá que identificar las implicaciones de ellas y compararlas con las medidas legislativas en los próximos meses para entender el impacto directo del presidente y el desarrollo de opinión pública.