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Columna
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La burocracia tenebrosa

“Pleitos tengas y los ganes”, dice una maldición. Habría que añadir “Cita pidas en el SEPE y se te conceda”

Varias personas entraban a una oficina del SEPE, el 2 de julio de 2025, en Madrid.
Jimina Sabadú

Hace cuarenta años Francisco Ibáñez representaba “la cola del paro” como una larga fila de fulanos frente a un cartel en el que ponía “paro”.

Chicha, Tato y Clodoveo “de profesión, sin empleo”, pasaban por allí a cada historieta, dispuestos a desempeñar variopintos trabajos con pasmosa ineptitud. Así eran estos pasotas de mediados de los ochenta. La cola del paro era, en aquel entonces, literal. Se dice que incluso te buscaban un trabajo. No conozco a nadie que haya sido llamado del SEPE en los últimos veinte años. En mis últimas visitas he mirado los cursos de formación y me he encontrado con chocantes anacronismos formativos de “lo mío” en los que he echado en falta algún cursillo de Windows 95.

Para obtener cita con el SEPE hay que levantarse a las 8:00, tener el ordenador listo a las 8:50, y pulsar el F5 con frenesí en busca de las doce o trece citas que se ofertan diariamente. Si no las consigues puedes bien probar mañana, bien comprar alguna de las que venden ilegalmente por entre 5 y 50 euros. Si eres extranjero y necesitas renovar el NIE, la cosa sube un poco: de 300 a 600 euros. Cuando consigues cita llegas a una oficina siniestra en la que unos carteles advierten de que los ataques físicos o verbales serán motivo de sanción.

En marzo de 2020, cuando se suspendió la atención presencial y no se reforzó la telefónica, lloré de desesperación tras quince días intentando gestionar la prestación de desempleo. Un amigo informático me reveló los pasos a seguir (instalar el navegador más obsoleto que encontrara, bajar el PDF desde el mismo navegador por el que lo fuera a subir, y hacerlo todo en horario de oficina, ya que el robot del SEPE (Sepín) se va a dormir a las cuatro de la tarde), y gracias a eso pude comer durante la cuarentena. Hoy, a raíz de ver una de esas ofertas de trabajo en las que se pide todo y no se ofrece nada, he buscado viñetas de La oficina siniestra, y me he topado con el Un, dos, tres dedicado a “La burocracia tenebrosa”. Las cosas no han cambiado ni desde La Codorniz ni desde el programa de Chicho. Es más, sigue igual desde Larra. “Pleitos tengas y los ganes”, dice una maldición. Habría que añadir “Cita pidas en el SEPE y se te conceda”.

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Sobre la firma

Jimina Sabadú
Columnista en la sección de Televisión. Ha colaborado en 'El Mundo', 'Letras Libres', 'El Confidencial', en programas radiofónicos y ha sido guionista de ficción y entretenimiento. Licenciada en Comunicación Audiovisual, ha ganado los premios Lengua de Trapo y Ateneo de Novela Joven de Sevilla. Su último libro es 'La conquista de Tinder'.
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