'What the Constitution Means to Me’: juicio teatral a la Constitución
El texto de esta obra nominada al Pulitzer y disponible en Amazon Prime Video es hilarantes y a la vez estremece, lo que tiene mérito tratándose de un tema que puede resultar oscuro
Hace tiempo que Broadway superó los prejuicios sobre el teatro filmado y gracias a eso muchos de los grandes éxitos del teatro estadounidense de los últimos años pueden verse desde cualquier parte del mundo en distintas plataformas de streaming. Cierto que no es lo mismo asistir a un espectáculo que verlo enlatado, pero las grabaciones no se abordan ya como meros registros y son cada vez más apetecibles, sobre todo cuando se trata de géneros muy experimentados en el formato audiovisual como los musicales o la stand up (el clásico monólogo cómico norteamericano). Este último ha desarrollado incluso su propio código televisivo: es tan importante mostrar las reacciones del público como lo que ocurre en el escenario.
Quizá por eso la plataforma Amazon Prime Video ha elegido un espectáculo que se rige por las normas de la stand up (aunque luego veremos que no es lo que parece) para presentar su primera gran apuesta de teatro televisado. Se trata de What the Constitution Means to Me (Lo que la Constitución significa para mí), una obra escrita e interpretada por Heidi Schreck, finalista del Pulitzer en la categoría de drama y ganadora del premio de la crítica de Nueva York, que utiliza las armas del monólogo cómico para ganarse al público mientras pone en cuestión lo que los estadounidenses aún consideran el elemento más sagrado de su democracia, su Constitución, la más antigua del mundo en vigor. Un sacrilegio, en fin.
Schreck sale sola al escenario y empieza recordando el luminoso discurso que escribió cuando era adolescente para participar en un concurso de oratoria sobre lo que la Constitución significaba en la vida de una chica de 15 años en 1989. Cuenta chistes, interpela al público, hace como que improvisa y se ríe con ternura de su ingenuidad juvenil. Pero poco a poco, casi sin que se dé cuenta el público, va trasladando ese ejercicio a su vida adulta y repasa episodios muy duros de su historia familiar (violencia machista, aborto) para ilustrar su tesis principal: que la carta magna no protege a todos los ciudadanos por igual porque fue redactada por hombres blancos ricos para proteger sus intereses. En ningún momento, subraya, aparece la palabra “mujer” ni mucho menos la de “inmigrante”.
La capacidad de Schreck para congelar la sonrisa del público es fabulosa. Tanto el texto como su interpretación son hilarantes y a la vez estremecen, lo que tiene mérito tratándose de un tema que de entrada puede resultar oscuro o soporífero para profanos en materia de Derecho. Todo lo contrario, la obra es realmente entretenida y engancha en todo momento porque se centra en lo personal: en cómo las leyes afectan de verdad a los individuos. Al final Schreck hace salir a una joven oradora para debatir con ella sobre si es mejor abolir la Constitución o reformarla y el público tiene que votar con qué postura se queda. Hasta ahora, de las 183 veces que la obra se ha representado en directo, la abolición ha ganado 57 veces, 123 por la reforma y tres empates.
La adaptación de Amazon aprovecha el formato stand up para potenciar las mejores virtudes de la puesta en escena original: está siempre pendiente de las reacciones de los espectadores y por momentos el público desde casa puede sentir que está ahí con ellos. Y demuestra que el teatro filmado puede ser tan vibrante como cualquier producción televisiva de otros géneros si está bien hecho.
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