_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cuando el tiempo mata de aburrimiento

Pocas series más inconscientemente disparatadas que esta producción francesa

Una imagen de la serie 'El tiempo mata'. En vídeo, el tráiler de la serie.
Ángel S. Harguindey

Que el tiempo mata es una obviedad pero que lo que mate de aburrimiento sea la serie francesa El tiempo mata es una redundancia. Pocas series más inconscientemente disparatadas que la dirigida por Rome Claude-Michel (AMC, Movistar +) y situada en Córcega, por cierto, lo mejor de la serie.

La sinopsis es, incluso, sugestiva: “Un fatídico accidente en el pasado, vidas rotas y secretos familiares convergen en El tiempo mata, una serie que sigue la búsqueda de la verdad de Clotilde Idrissi (Mathilde Seigner) cuando regresa a Córcega veinticinco años después del accidente de coche que se cobró la vida de sus padres y de su hermano, y se convence de que su madre sigue viva”. Después viene lo visto.

El tiempo de pubertad de la protagonista, los noventa, recuerdan las más infames películas de juventud del tiempo de los yeyés cuando siempre era domingo en coches descapotables. La joven quinceañera se enamora de quien descubrirá es el amante de su madre. Su padre tiene un desliz con una enloquecida lugareña a la que embarazará. La madre de la enloquecida es una bruja piruja corsa y, naturalmente, los corsos son el no va más del orgullo y la defensa del honor. Pues bien, 25 años después del desgraciado accidente de tráfico vuelve Clotilde al lugar de los hechos, con un marido que pese a llevar más de una década casado besa y abraza a su desabrida mujer 10 o 12 veces por capítulo.

Si la madre sigue viva, o no, 25 años después de oficialmente muerta es la guinda del pastel. Ya lo dijo Cabrera Infante antes y mejor: “Hay que hacer una campaña en la ONU, dónde sea, para declarar genocida al tiempo”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_